Otro editorial reaccionario de La Nación que ahora clama contra el descanso dominical. La voz de ultratumba de la clase dominante en el diario de la oligarquía argentina.
Octavio Crivaro @OctavioCrivaro
Miércoles 27 de julio de 2016 11:20
Los editoriales de La Nación son breves pero no dejan nada por decir. Son la voz de la conciencia de una clase parasitaria que ve en el triunfo de Mauricio Macri, uno de sus hijos pródigos, la oportunidad para “ir por todo”. Así La Nación tira lances, arroja la piedra y no esconde la mano de sus intereses de clase.
No es el primero. A pocas horas de haber asumido Mauricio de Barrio Parque, La Nación, como quien no quiere la cosa, salió al cruce: basta de perseguir a los pobres militares que encabezaron la guerra contra la subversión. La Nación no considera a esos ancianos como genocidas que son, ni menos va a denunciar los límites que pone el Estado para condenar el conjunto de los crímenes de una dictadura atroz. Por el contrario buscaba de mínima frenar los pocos juicios que hay contra los responsables de la dictadura y, de máxima, reivindicar su rol político.
Ayer aprovechó la volada para “proponer”, con ternura, terminar con lo que consideran un andamiaje legal y estatal a favor de los trabajadores y envalentonados por el derechista discurso de Macri liquidar las paritarias, las indemnizaciones, los derechos de los estatales y todo tipo de protección a una clase a la que opinan que hay que tratar como patrones de estancia del siglo XIX.
El domingo y el derecho al trabajo
Ahora el diario de los Mitre y de los dueños de los campos escribió uno de sus anónimos y castrenses editoriales para defender a la patota empresarial de Coto y Carrefour que primero pretenden desconocer las leyes de Santa Fe y segundo quieren manejar a los trabajadores como si fueran cosas, mercancías, meras herramientas. Ganado, a lo sumo.
La Nación, que es la voz más audible de los intereses de los dueños de las cosas, dice que el descanso dominical básicamente jode a los trabajadores, a la economía, a los empresarios, a la moral, el deber y las buenas costumbres.
En un rapto de demagogia de dudosa calidad La Nación trata de decir que el descanso dominical vulnera derechos del trabajador. Es curioso: para los oligarcas disfrazados de medio de información los trabajadores solo tienen ese derecho, tan fácil de confundir con una obligación: trabajar. La Nación usa demagógicamente uno de los puntos flacos de la ley votada que garantiza el derecho al descanso pero no la intangibilidad del sueldo, es decir que se cobra menos plata. Eso se solucionaba diciendo: se descansa y se mantiene el sueldo.
Claro que a La Nación, a Coto y a Carrefour no les importa el sueldo de los trabajadores, solamente les interesa que estén ahí, pasando sus ganancias por el láser de cada caja. El derecho al descanso no existe, solo el derecho a la maximización de la ganancia capitalista.
La Nación levanta las lágrimas de cocodrilo de “pequeños” empresarios como Carrefour y dice que por la nueva ley perdieron 25% de sus ventas, que migraron a voraces comerciantes de barrio o “granjas” familiares. La defensa de la hiperconcentración del capital.
Santas ofertas
Para deleite del lector y para reír un rato, por qué no, La Nación critica a “sectores de la Iglesia” que apoyan la normativa y, para responder a esta institución cita dos veces a la Biblia. Parece que Dios no solo que existe sino que además recomienda aprovechar las ofertas de Coto.
En este editorial de la vergüenza, el “periodismo con olor a bosta” disuelve toda la batería de prácticas patoteras de las grandes cadenas de supermercados, las mismas que blindaron las góndolas en el 2001, cuando la Policía asesinaba a Pocho Lepratti. Para La Nación Coto y Carrefour son dos inocentes Heidi que no apelan a matones, chantajes, despidos, aprietes legales e ilegales. No, estas patronales vendrían a ser víctimas de la voracidad de lobos feroces-empleados que osan querer pasar un rato el domingo en un parque con sus hijos.
Desde esta columna expresamos el más sonoro repudio a esta obra maestra de la prepotencia patronal y manifestamos nuestro incondicional apoyo a los derechos de los trabajadores. Incluido el “sagrado” derecho al ocio y al tiempo libre, mal que le pese a los dueños del país.
Octavio Crivaro
Sociólogo, dirigente del PTS y candidato nacional por el Frente de Izquierda-Unidad en Santa Fe.