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Red Internacional
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DOSSIER RECESION EN BRASIL. Efecto Brasil: consecuencias sobre la economía argentina

El gigante del Mercosur atraviesa zona de tormentas, su economía entró en recesión, crece la devaluación del real y recientemente Standar & Poor`s le rebajó la calificación de deuda del país, desanimando las inversiones.

Sábado 12 de septiembre de 2015

A fines de agosto la economía brasileña entró en recesión técnicamente, luego de dos trimestres de contracción. El PBI de Brasil cayó 1.9% en el segundo trimestre del año, y es el peor descenso desde el 2009. El real viene devaluándose. Así el dólar durante los meses de 2015 acumula una revaluación de más del 40%.

Esta semana la calificadora de riesgo Standard & Poor´s le bajó la nota de deuda del país y le quitó el grado de inversión, al cortar el rating del país de BBB- a BB+. Esto provocó una nueva suba del dólar que alcanzó los 3,90 reales y solo la intervención del Banco Central de Brasil, que tuvo que vender 1.500 millones de dólares en el mercado, pudo contener la suba de la moneda estadounidense.
Ante este escenario de turbulencias para la economía brasileña, cruzado por una crisis política tras los escándalos de corrupción en Petrobras que envolvió a altos funcionarios del Gobierno, los analistas debaten cómo repercutirá esto en la economía argentina. Los dos temas que preocupan a los empresarios y el gobierno son el tipo de cambio y dónde irán las exportaciones.

Primeras repercusiones locales

Los sectores empresariales rápidamente mostraron su preocupación y realizaron declaraciones alarmantes para presionar al gobierno para que tome las medidas necesarias para proteger sus ganancias ante las perturbaciones de Brasil.
El presidente de la UIA Héctor Méndez, aseguró que "blindarse de Brasil no es imposible pero sí muy difícil" y sostiene que el gobierno debe reunir de manera urgente a "los sectores industriales que ya se ven afectados y después, a todos los demás" para coordinar una salida.

El titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, expresó "que un comprador de nuestros alimentos devalúe y nosotros sigamos con un cambio fijo nos perjudica. La economía no es una cuestión de voluntarismo, hay que ir adaptándose".

Para el gobierno es más preocupante la recesión de Brasil que la devaluación del real. El viceministro argentino de Economía, Emmanuel Agis señaló que el descenso de actividad de Brasil es más perjudicial que la devaluación del real brasileño, que este año se depreció frente al dólar más que otras monedas latinoamericanas, lo que encarece las exportaciones al gigante sudamericano.

Más allá de las afirmaciones de los empresarios que tratan de instalar un escenario de crisis directa en Argentina por la situación brasileña, lo cierto es que se espera que puedan descender las inversiones en el país, o que haya mayor intento de desinvertir por parte de las empresas de Brasil. Otro frente que genera incertidumbre es la crisis política que despertó el caso de sobornos de Petrobras, donde el presidente de la empresa Odebrecht fue arrestado por su presunta vinculación con el caso. Esta empresa realizó obras públicas en varios países de Latinoamérica, en Argentina realizó una central hidroeléctrica en la Patagonia. En varios países se están realizando auditorías de los contratos con esta empresa y varios se preguntan que pasará con el gigante regional de la construcción.

La relación comercial con Brasil en cifras

La preocupación del gobierno y de los empresarios respecto a la contracción de Brasil se debe a que es uno de los principales compradores de los productos argentinos.

De acuerdo al informe de Intercambio Comercial Argentino que publica el Indec, los principales destinos de las exportaciones argentinas, en orden decreciente de acuerdo al valor absoluto, son Brasil y China.

Según el Indec, en los primeros siete meses de 2015, si bien la balanza comercial fue superavitaria en 1.437 millones de dólares, tuvo una reducción del 65% comparado con 2014. En estos siete meses, el total exportado fue de 36.107 millones de dólares y las ventas al MERCOSUR representaron el 22%. Precisamente, el intercambio con el Mercosur, donde el principal destino es Brasil, tuvo en el mes de julio una variación negativa en las ventas del 20%. Esto como consecuencia de la disminución en las exportaciones de todos los rubros, con excepción de los Productos primarios

Es decir que las ventas al socio comercial vienen disminuyendo y esto genera alarma en los empresarios y productores locales que no quieren perder las ganancias que acumularon en estos años.

Automotrices, el sector más golpeado por la crisis de Brasil

La industria automotriz argentina se ha convertido en el eslabón más débil, donde golpea de lleno la crisis económica de Brasil. Atrás quedaron los discursos de “desacople” que por 2008 -en el comienzo de la crisis económica mundial- enarbolaban desde el kirchnerismo que venía de vivir su mejor etapa; en éste fin de ciclo es imposible negar los impactos de la recesión carioca y es preciso clarificar el funcionamiento de la “armaduría automotriz nacional”, que comienza a paralizarse por la recesión de Brasil y la necesidad de dólares.

Luego de la década del 90’ y sus implicancias en la industria nacional (cierre de fábricas, instalaciones ociosas desempleo), en el 2011 se registró un nuevo pico de producción (volumen) que pasó de un promedio de 150 mil en los años ‘80 a alcanzar un récord de 828 mil vehículos. Las exportaciones, que hasta comienzos de los ‘90 apenas alcanzaban valores cercanos a las 1.000 unidades, hoy promedian el 60 % de la producción, destinada en casi el 80% a Brasil

Las terminales automotrices, que en 1974 empleaban a 57 mil trabajadores, en 1981 habían caído a 28 mil, y en 1991 tocaron un piso de 18 mil. Hoy hay 33 mil trabajadores ocupados en las terminales. Como describíamos en el artículo “Ganancias sin freno” de la revista Ideas de Izquierda, si bien es cierto que por primera vez en décadas se registró la instalación de nuevas plantas y modernización; este proceso fue debido a un objetivo sobre todo regional.

El sector automotriz se reconvirtió, sostenido por políticas públicas de impulso al sector. El Mercosur creó ventajas para las empresas radicadas. Al día de hoy existen 11 terminales, 400 autopartistas y alrededor de 170 fábricas proveedoras de equipos. Las autopartistas abastecen globalmente a las grandes terminales, dándose una relación donde prima la concentración y centralización del capital, en muchos casos las terminales son dueñas de las autopartistas. Los componentes autopartistas representan el 75 % del coste de fabricación de los automóviles. Lo que no se produce nacionalmente se importa, mayormente de Brasil. Las terminales juegan así un rol de “ensambladoras” o de “armadurías de piezas”, una industria reflotada con la mira puesta en Brasil, que hoy se encuentra atravesando un enorme problema en su estructura productiva.

Repasando los datos actuales informados por ADEFA (Asociación de Fábricas de Automotores), en el mes de agosto la producción nacional de vehículos se ubicó en 49.048 unidades, un 7,1 % más respecto del mismo mes del año pasado y un 8,4 % por sobre el desempeño de julio. Las exportaciones fueron de 21.355 vehículos, un 22,2 % menos respecto de agosto de 2014, y se registró una baja de 2,1 % respecto del mes pasado.

De esta manera, entre enero y agosto, el sector automotor produjo 364.574 unidades, un 9,7 % menos respecto de las 403.534 que se fabricaron en el mismo período de 2014, donde se alcanzó una producción total anual de 617.319 unidades. Las exportaciones presentaron un acumulado en el mismo periodo de 175.478 vehículos, un 21,3 % menos respecto de los 222.902 de 2014. El principal destino de las ventas al exterior la producción nacional es Brasil, destino que en agosto recibió 135.574 unidades, el 77,3% del total de las exportaciones del mes. En segundo lugar se ubica México al que se enviaron 8.204, el 4,7% de las ventas al exterior.

Por otro lado, las ventas mayoristas de agosto fueron de 59.592 vehículos, un 16,6 % más respecto de las 51.112 vendidas en agosto del año pasado y un 6 % por sobre el desempeño del mes anterior. Con un total de 407.653 unidades comercializadas entre enero y agosto, el sector registró una caída interanual de 1% en lo que respecta a las ventas totales.

Frente al difícil panorama que atraviesa Brasil, con tendencias aún abiertas sobre el rumbo de su economía, lo certero es que la crisis no será resuelta en lo inmediato. En Argentina el efecto de la caída en la demanda de automóviles ya generó suspensiones en algunas terminales como Volkswagen de Córdoba, Ford de Pacheco y autopartistas como Lear, e incluso amenazas de cierre como en Paraná Metal. Es necesario denunciar esta situación, para que la crisis la paguen los capitalistas reduciendo su margen de ganancia y no los trabajadores y sus familias.

Devaluación del real ¿y el peso argentino?

La moneda brasileña viene devaluándose y con el cambio de calificación, que los analistas describen como “mala nota”, se estima que habrá una importante salida de capitales en Brasil. Entre u$s 20.000 y u$s 30.000 millones de dólares podrían sufrir un cambio de cartera en el corto plazo. Esto genera más presión sobre el real. La caída del real altera a los empresarios locales porque vuelve a Brasil más competitivo, es decir sus exportaciones son más baratas y encarecen las de Argentina.

Los sectores empresariales que pretender una devaluación brusca del peso argentino encuentran en la caída del real un motivo más para presionar sobre el tipo de cambio. En este mismo sentido, un diario de finanzas publicó que el dólar debería estar en $ 22,70 para ser competitivos y recuperar la relación de fuerzas con Brasil. Que el peso argentino alcance ese valor, implicaría una devaluación de 142% lo que sería un gran golpe al bolsillo de los trabajadores que ningún economista, ni empresario menciona en sus análisis sobre el impacto de Brasil, sólo piden devaluación para que los sectores patronales sigan llevándosela en pala.

La crisis de Brasil es uno más de los frentes de tormenta que enfrenta la economía argentina junto los desequilibrios estructurales que tiene como la inflación, menores reservas, disminución del superávit comercial y déficit fiscal por nombrar sólo algunos. Sin embargo hay tranquilidad porque saben que los tres candidatos sea Scioli, Massa o Macri el sucesor coinciden en sus programas en otorgar la preciada devaluación que piden los empresarios, tarifazos, volver al mercado internacional a tomar deuda y otorgarles más ventajas a los capitales extranjeros. A pesar de sus frases esperanzadoras, sus especialistas se reciclaron y se preparan para llevar el ajuste adelante.


Mónica Arancibia

Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.

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