Presionado por sectores del mercado financiero y por parte de su electorado, el PSDB (principal partido opositor) va a “abrir una vía de negociación” con el gobierno federal en torno a proyectos considerados vitales para el Planalto (sede de la presidencia) y evitar que se profundice la crisis económica. El PSDB, ahora sin vínculos con Cunha, se abre al diálogo con el gobierno.
Sábado 14 de noviembre de 2015
Este guiño a un diálogo con el gobierno se da junto a la ruptura de la banca tucana (PSDB) con el presidente de la Cámara de diputados, Eduardo Cunha. Iniciada a partir de la discusión sobre cuál sería el aumento de la parte de recursos del presupuesto oficial que podría ser manejado libremente por el gobierno, la cúpula tucana espera que su partido vote decididamente por mantener los vetos de la presidenta a la llamada pauta-bomba en el Congreso. Las denominadas “pautas bomba” son medidas que, de ser aprobadas, elevarán los gastos del gobierno, dificultando el ahorro para el ajuste fiscal y el pago de intereses de la deuda pública hasta fin de año.
Este giro del PSDB al diálogo con el Planalto se combina con la actual ubicación en que se encuentra su principal ex aliado, Eduardo Cunha. Cunha, hundido hasta el pescuezo por el escándalo de las cuentas en Suiza, entre otros, y sufriendo un rechazo masivo por sus posiciones reaccionarias, es visto cada vez más con el mismo desprestigio del PT y, por lo tanto, es más difícil para el PSDB aparecer vinculado a su figura.
Al mismo tiempo, con el fin de año aproximándose se hace más urgente para la burguesía la aprobación del paquete de ajustes económicos y recortes sociales para mantener su tasa de ganancia a costa de una mayor explotación del trabajo. Hace un mes y medio, en entrevista para el diario Folha, Fernando Henrique Cardoso (FHC) declaró que el PSDB estaba divido “entre su responsabilidad histórica frente al país (léase: burguesía del país) y el sentimiento momentáneo de quien sabe que podría ser el momento de aumentar las dificultades del gobierno”.
Parece que los sectores del mercado financiero e industrial le impusieron al PSDB su “responsabilidad histórica” con la burguesía nacional y la necesidad de estabilidad política en el país para la aplicación de los ajustes. Al mismo tiempo, el alto nivel de desgaste de Cunha comienza a perjudicar la imagen de los tucanos que, distanciándose de éste, dejan únicamente en manos del gobierno Dilma y del PT la contradicción de mantener un inescrupuloso pacto con una figura tan rechazada y reaccionaria de la política nacional.
