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Red Internacional
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Violación a DDHH. Ejército espía a joven testigo de una ejecución extrajudicial

Los escándalos a causa de las actividades de espionaje de parte de las fuerzas armadas durante el gobierno de la 4T no se detienen. Ahora fue el turno de un joven que sufrió una infiltración por medio de un método convencional para obtener información de él y de su familia.

Lunes 27 de marzo de 2023

En 2009, el joven Óscar Kabata fue testigo (además de sufrir tortura) de una ejecución por parte del ejército mexicano. Desde entonces, la familia y él mismo se dedicaron a denunciar esta situación. Con lo que no contaban es con que el ejército puso manos a la obra para espiar a Óscar con métodos convencionales.

Según el relato que se puede seguir en redes sociales, una mujer que se identificó como “Mía Rodríguez”, quien aseguraba ser reportera, estuvo acompañando a la familia por casi dos años para obtener información de su caso y del feminicidio de la hija de Flora Marcelo Rojas. El afectado señaló que:

“Estuvo muy apegada a nosotros ganándose nuestra confianza al grado de llamarle mamá a mi propia madre, por lo que no se nos hizo extraño que siempre estuviera muy interesada en nuestras actividades y movimientos (cómo, dónde, cuándo), tampoco que nos pidiera copias de denuncias, cartas, amparos, etc”

Los denunciantes narraron que, al ir al Senado de la República para exponer su caso, observaron que entre los presentes se encontraba “Mía Rodríguez”, quien escuchó todo lo expuesto. A la misma mujer, al retirarse, se le devolvió su identificación, en la que aparecía con el nombre de “Paola”. Luego del hecho, Óscar contó que:

“Esta se puso nerviosa por lo que la empecé a investigar y para nuestra sorpresa les presento a la cabo Farfán, perteneciente al área de Inteligencia de la Sedena, quien nos estuvo espiando por extraño que se escuche

El ejército espiaba con el PRI, el PAN… y ahora con el MORENA

Este caso se suma al escándalo reciente del gobierno de la 4T en que se destapó el espionaje masivo que las fuerzas armadas realizan contra activistas sociales y periodistas. En este sentido, sí el discurso de AMLO fuera congruente mandaría a investigar las denuncias, sin embargo, el ejecutivo ha hecho todo lo contrario, defender a capa y espada al ejército y trata de enredar a la mayoría de la población para que esta “olvide” o “acepte” la vigilancia masiva.

Que las fuerzas represivas (policía, ejército, etc.) lleven a cabo tareas de espionaje (eufemísticamente llamado “inteligencia”) no es algo nuevo, por el contrario, es parte del ADN del Estado burgués moderno. Su objetivo es mantener vigilada y a raya a la población, especialmente a los sectores que se muestren inconformes con las políticas gubernamentales y se organicen o las denuncien. Así, los aparatos represivos obtienen información para luego actuar contra los que se atrevan a levantar la voz.

Ahora, no debemos olvidar que el presidente mexicano había asegurado que en su gobierno ya no había espionaje, que él personalmente había “instruido” a la Secretaria de la Defensa a ya no realizar estas actividades y abrir los archivos. No obstante, los hechos demuestran lo contrario, el espionaje no se ha detenido.

Asimismo, no se puede argumentar que el presidente “no sabe” o que el ejército “desobedece”, porque cada vez que se denuncia o sale a luz pública este tipo de situaciones, AMLO es el primero en salir a defender a las fuerzas armadas, incluso contradiciendo todas las pruebas existentes. Esto sólo se puede leer como un capítulo más de la militarización del país, en que el ejército, al convertiste en un pilar cada vez más protagónico del régimen, no sólo obtiene más poder político y económico, sino que es fundamental tratar de lavar su imagen ante cualquier crítica que pueda surgir en su contra.

Las violaciones a derechos humanos mediante el espionaje del ejército son una muestra más de la necesidad de poner en pie un gran movimiento nacional por la desmilitarización del país.

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