En el día de ayer se desarrolló la tercera audiencia del juicio donde se presentaron solamente tres testigos y se comunicó que por licencia del juez Juan Carlos Bruni, la próxima audiencia se convoca para el próximo viernes 31 a las 9hs.
Jueves 23 de marzo de 2017 13:42
La tercera audiencia comenzó con una nueva demora. Por trámites de uno de los jueces, el inicio se retrasó más de una hora y media. La audiencia se realizó en la Sala B, que tiene menos capacidad y ello ocasionó que no pudieran entrar quienes se habían convocado en la puerta de 8 entre 56 y 57. Esto sucedió porque en la Sala A se estaba llevando a cabo la lectura de los alegatos en el juicio contra Luis Raúl Ponce por la desaparición y muerte de Andrés Núñez.
La primera testigo fue la doctora Carola Bianco, directora del Programa de Niñez, Derechos Humanos y Políticas Públicas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP. La testigo se refirió a su contacto con un grupo de niños y niñas al que mediáticamente se denominó como “la banda de la frazada”. Éstos permanecían en la Facultad de Humanidades en la que no ocasionaban ningún tipo de problemáticas, hasta que un día, por la rotura de un vidrio, fueron echados por la policía y se trasladaron a dormir en la glorieta de la Plaza San Martín. Allí, el 25 de julio de 2008 sufrieron represión por parte de policías vestidos de civil y encapuchados. Hecho que se podría haber evitado si las instituciones hubiesen intervenido correctamente, y aludió a la responsabilidad del Estado.
Luego, llegó el turno de Diego Besombes quien se identificó como personal policial de Criminalística que es quien convoca a la comisión de peritos. Quien declaró que fue avisado de un robo y que un efectivo de la policía había realizado un disparo. Seguidamente le preguntan si conoce la resolución 1390 (que impide que personal policial actúe en hechos que involucran a personal de la misma fuerza) y el testigo contesta que sí la conoce y que, por ese motivo, consulta a la fiscal quien le ordena que investigue de todas formas. Interrogado sobre si era habitual este ilegal proceder, aseguró que sí. El testigo declaró que buscaron un arma intensivamente pero no tocaron el cuerpo ni la encontraron. El juez preguntó si sabía que luego habían encontrado el arma, a lo que contestó que sí, que fue contactado por la morgue.
Vale decir que nunca dio precisiones, ignorando los tiempos de cada hecho, yendo y viniendo de eventos, desconociendo la postura del cuerpo, por sólo nombrar algunos pasajes de su declaración.
En el segundo dia de audiencias declaró la Defensora Oficial del Fuero Penal Juvenil María Elía Klappenbach quien relató aspectos de la vida de Omar, que desde los 8 años estaba con intervención estatal por estar en situación de calle, lo describió como un pibe respetuoso y bondadoso; y respecto a su papá, Gustavo, y su mamá, Sandra, destacó que eran personas responsables de su hijo, que lo acompañaban y que estaban presentes.
Seguidamente detalló el hostigamiento sufrido por parte de la Comisaría Segunda a lo largo del tiempo. Relató que se había enterado de la persecución y de cómo Omar era nombrado en las reuniones barriales por la “inseguridad”, donde se lo hacía responsable de todos los hechos delictivos. Allí contó que “el comisario” de dicha Comisaría (por ese entonces era Gandolfi) nombró específicamente a Omar. “Siempre que lo llevaban volvía golpeado, muchas de las veces no quería denunciar” por temor a las represalias, comentó la testigo.
Sin embargo, poco después el hostigamiento se volvió diario e insostenible y por ello Omar y Gustavo presentaron un Habeas Corpus contra todo el personal de la Comisaria Segunda patrocinado por ella.
Llegado el turno de la defensa. Nuevamente el interrogatorio fue capcioso y el presidente del Tribunal tuvo que intervenir numerosas veces, frenando los intentos de la defensa, incluso indicando a la testigo que no debía responder a muchas preguntas consideradas fuera de lugar. La defensa interrogó a la testigo sobre si sabía que Omar andaba armado y la respuesta fue contundentemente negativa: “Mi asistido negó usar armas”.
Durante las tres audiencias hubieron testigos presentados por la defensa que incurrieron en evidentes contradicciones respecto de sus declaraciones en la etapa de instrucción, sobre todo en lo referente a la supuesta existencia del arma, cuestión que confirma que dicha arma fue “plantada” entre las piernas de Omar en la morgue policial.