Este martes mientras el Congreso se abocaba (y volvía a foja cero!) el tratamiento en particular de la Ley Ómnibus de Milei, la Asamblea de Disidencias Sexuales de Córdoba convocó a un “besazo” frente a la CGT Córdoba exigiendo Paro y Plan de Lucha. Quienes escribimos estas líneas somos parte de esta Asamblea plural y combativa.
Miércoles 7 de febrero de 2024 19:52
Siendo las 18.30 la sede de CGT Regional Córdoba sobre Chacabuco se encontraba vallada y con policías. Infantería, como siempre, escondida a la vuelta de la esquina. Al frente, poco a poco la concentración se fue armando, en la mirada se transmitían las ganas de activar y la pregunta “¿Tanta yuta por unos besos?”. El despliegue buscaba amedrentar, pero las ganas de hacerse escuchar, de besarse como resistencia, eran más fuertes.
En ese momento en el Congreso comenzaba a tropezar la sanción de una ley ómnibus que parecía allanada y que básicamente, pretendía una monarquía con quita de derechos y entrega incluído.
Cuando se percibe que hay un buen número de asistentes, la Asamblea cruza hacia la puerta de la Confederación, cantando “Paro, paro, paro, Paro General”... “Le que no chapa, es liberal”.
La gente miraba curiosa, los inspectores de la empresa de colectivo Ersa bien juntos no se perdieron detalle. La policía relojeaba y no se acercaba. Con un cartel pidiendo Paro General, las banderas de la comunidad, la bandera de la Asamblea (pintada y bordada a mano) se ubica al lado de la sede de la CGT Córdoba.
Para hacerla despertar y exigirle un Plan de Lucha a la altura, se encendieron los megáfonos y el poema de Susy Shock empezó a sonar:
Besarse en los rincones oscuros
Besarse frente al rostro del guarda
Besarse en la puerta de la Santa Catedral de todas las Canalladas
Besarse en la plaza de todas las Repúblicas
O elegir especialmente aquellas, donde todavía te matan
Por un sodomo y gomorro beso…
Luego del paro del 24E, la CGT brilla por su ausencia. Años y años de dejar pasar los ataques, la convirtió en una burocracia adormecida concentrada en las internas, en acallar opositores y entregar las históricas conquistas laborales.
Desde la Asamblea ya se venía exigiendo Paro y Plan de Lucha a la CGT en el documento consensuado y que se lee en cada movilización contra los planes de Milei.
A eso de las 19.15 alguien saca su celular y dice “la Ley Omnibus vuelve a comisión! Dicen que todo vuelve a cero”. La alegría invade a quienes estamos presentes. Es saberse parte del reclamo que desde afuera sopla la nuca de un Congreso de espaldas al pueblo y a un Gobierno que se enreda y tropieza en su propia rosca.
Luego de fotos, más poemas y más besos llenos de ternura y lucha, la Asamblea se traslada a la esquina de Illia e inicia una semaforeada. Un grupo de policías “acompaña” de lejos, pero no cuidan, cada unx cuida al otre. El sentimiento es de alegría, de desafío y seguridad por estar organizades en Asamblea, la cual es necesario hacer crecer y coordinar con el resto de sectores en lucha, para enfrentar los desafíos que vengan.
Con este besazo la Asamblea hace de esta exigencia una acción concreta y directa. Y alienta que más sectores se sumen a la próxima. Es una actitud de defensa lógica porque la ultra derecha tiene en la mira al colectivo LGTBIQNB+, pero también es un pasar a la ofensiva y conjurar los miedos.
La intuición y la historia señalan que la fuerza social en las calles de las y los trabajadores, las asambleas, el movimiento de mujeres, las disidencias desatadas y auto-organizadas puede no sólo frenar los ataques, sino también proponer una salida completamente diferente y propia.