A más de cuarenta días de declarada la cuarentena, las necesidades en los barrios populares de El Bolsón son cada día más desesperantes. Excluidos del IFE y con una ayuda social de los municipios que llega a cuentagotas y de manera más que insuficiente, los trabajadores informales enfrentan la extensión de la cuarentena acechados por el hambre y el invierno.

Ulises Crauchuk Corresponsal Comarca Andina | @ulisescrauchuk
Domingo 10 de mayo de 2020 01:18
Foto: Trabajadores-Construccion-Paralelo-42 foto radio nacional el bolson
La pelea por la apertura del paralelo 42, el limite interprovincial que separa a Chubut y Río Negro, tiene como objetivo terminar las obras que quedaron del otro lado del paralelo para poder cobrar. El invierno esta pronto a imposibilitar el trabajo en obras que quedaron paralizadas el pasado 20 de marzo, y los trabajadores de la construcción agotaron sus reservas hace semanas. Pero terminadas estas obras, muchas empezadas el año pasado ¿de que vivirán las familias trabajadoras?
La crisis económica abierta está lejos de resolverse con el levantamiento de la cuarentena, que se extendió una vez más. Al contrario, se profundiza junto con las condiciones de vida de los sectores populares y los despidos, suspensiones y rebajas salariales que aumentan día a día. Mientras, las opciones que nos imponen son salir a trabajar y exponerse al contagio, o morir de hambre.
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT), advirtió en su último informe del 29 de abril, que 140 millones de trabajadores informales en América Latina caerían por debajo del umbral de la pobreza. Se trata del 90% de los cerca de 158 millones que conforman el sector informal, por ello la OIT ha pedido a los Estados que garanticen el acceso a financiamiento y ayuda social.
El panorama, que incluye a nuestro país no es nada alentador. Sobre todo si pensamos que la principal potencia mundial enfrenta un 14% de desocupación, algo no visto desde la gran crisis de 1930. Efectivamente en EEUU, el icono del capitalismo, más de 33 millones de trabajadores se encuentran desocupados producto de la crisis económica precipitada por la pandemia, y esta realidad no para de crecer. ¿Qué cabe esperar en países dependientes y con economías atrasadas como el nuestro?
Son ellos o nosotros
Estatales, independientes, precarizados e informales son parte de una misma clase, la clase que asegura que el mundo funcione cada día. Mientras la casta política local hace demagogia berreta, la bronca se va acumulando desde abajo. Es necesario organizarse para pelear por un proyecto como el que presento el FIT-U, que contemple medidas urgentes como lo son: el ingreso de cuarentena de $30000 para quienes se quedaron sin ingresos, por un plan de viviendas sociales y obra pública para que trabajemos todos, financiado con un impuesto a las grandes fortunas, esas que están detrás de los Pogliano y los Arcioni: los Lewis, Benetton y un puñado de millonarios que controlan la economía del país.
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Pero el oficialismo y la oposición nacional se niegan a debatir este proyecto presentado por el diputado del FIT-U, Nicolas del Caño. Por eso es necesario avanzar en organizar la lucha por conquistarlo. La unidad, coordinación y organización independiente de los sectores de trabajadores que se plantan a pelear es fundamental para ello. Es hora de cambiar de curso la historia, esta situación extraordinaria nos obliga a una respuesta extraordinaria: dar vuelta todo, para que sean los y las trabajadoras quienes decidan su futuro.