El viernes en El Palomar se descubrió una placa recordatoria de militares que en 1975 acompañaron al genocida Antonio Bussi y cayeron “combatiendo a la guerrilla marxista”.
Daniel Satur @saturnetroc
Miércoles 19 de octubre de 2016
El hecho no fue reconocido oficialmente ni mucho menos difundido por los canales institucionales del Ejército argentino ni del Ministerio de Defensa. Pero ocurrió el viernes 14 en el Colegio Militar de la Nación, ubicado en la localidad bonaerense de El Palomar.
Allí, al cumplirse 50 años del egreso como cadetes de la “Promoción 97” se realizó un evento conmemorativo del que participaron militares de esa promoción, acompañados por otros “camaradas de armas” y por sus familias.
En sí mismo el evento no difiere de otros realizados en los últimos años, en los que generales, coroneles, capitanes y tenientes de diferentes edades se cruzan para conversar, comer, brindar y festejar sus “hitos” y anécdotas. Entre ellos, claro, gran parte de los hechos relacionados con la actuación del Ejército en la historia reciente, como por ejemplo en la dictadura cívico-militar y en la guerra de Malvinas.
Pero lo destacable de lo ocurrido el último viernes fue que se homenajeó, con una placa y palabras alusivas, a miembros del Ejército que encabezaron una de las acciones represivas emblemáticas del genocidio perpetrado por el Estado argentino durante la década del 70: el Operativo Independencia.
Combate a la “guerrilla marxista”
Según informaron fuentes militares, en el acto de la Promoción 97 del Colegio Militar se descubrió una plaqueta en la que se rinde especial homenaje a los capitanes Héctor Cáceres y Carlos Casagrande, ambos fallecidos en Tucumán durante el Operativo Independencia.
Con letra de molde, en la placa se especifica que Cáceres “murió combatiendo a la guerrilla marxista en la selva tucumana el 14 de febrero de 1975” y que Casagrande tuvo el mismo final y por las mismas razones diez días después, el 24 de febrero de 1975. Ambos militares murieron en lo que se dio en llamar el “bautismo de fuego” del Operativo Independencia, poco después de que el gobierno de María Estela Martínez de Perón ordenara la instalación del Ejército en Tucumán para darle curso a la represión que sería, ni más ni menos, el ensayo general del genocidio que se extendería un año después en todo el país.
La placa metálica se completa con el homenaje a otro miembro de la Promoción 97. Se trata del teniente coronel Emilio Guillermo Nani, de quien se dice que fue “gravemente herido en la guerra por las Islas Malvinas el 14 de junio de 1982” y también “en el combate de La Tablada el 23 de enero de 1989”.
Nani está vivo. Y de hecho estuvo presente en el banquete de conmemoración. “Fue un acto muy emotivo”, le dijo ayer al portal Infobae. Sin dudas fue un año de emociones fuertes para el militar que no sólo participó del genocidio sino que se dedicó a justificarlo con énfasis en las tres décadas posteriores. Aún se lo recuerda desfilando excitado por la Avenida del Libertador en los actos oficiales por el bicentenario del 9 de Julio, junto a Aldo Rico y otros "veteranos" de Malvinas.
1977. Bussi y Harguindeguy inauguran un busto de Cáceres. Participan la esposa y uno de los hijos del militar muerto
“Héroes” de los genocidas
Obviamente no es la primera vez que a Cáceres y a Casagrande se los homenajea. De hecho el primero, desde el mismo momento de su muerte, se convirtió en una especie de emblema para los militares que entre 1976 y 1983 perpetraron uno de los genocidios más brutales del siglo XX en América Latina.
Tan es así que en plena dictadura se fundó un pueblo con su nombre en la provincia de Tucumán. Fue en 1977, cuando el gobernador designado por Jorge Rafael Videla, Antonio Domingo Bussi, obligó bajo torturas a una familia a “ceder” varias hectáreas de su propiedad para levantar allí, cerca de los cerros, la localidad de “Capitán Cáceres”, que compartiría geografía con otros pueblos estrenados por Bussi tales como Teniente Rodolfo Hernán Berdina, Sargento Miguel Arturo Moya y Soldado Ismael Maldonado. Según el Censo 2010, Capitán Cáceres tiene 513 habitantes.
Por la fundación de ese pueblo, o mejor dicho por el robo violento e ilegal de las tierras pertinentes, quien fuera conductor del Operativo Independencia durante el gobierno peronista de Isabel Martínez y luego detentara la gobernación tucumana fue procesado en 2009. Pero como murió antes del juicio, a fines de 2011, en esa causa Bussi terminó impune (aunque condenado en otros procesos por delitos de lesa humanidad).
Quien sí fue condenado en 2013 por los secuestros y torturas de Jorge Ricardo Ygel y Julia Rita Ariza (dueños de las tierras) es Luciano Benjamín Menéndez, a quien la Cámara Federal de Casación Penal le confirmó la condena a 12 años de prisión en mayo de este año. Contradictoriamente, sobre el robo de las tierras nunca hubo condenas e incluso esa misma Cámara Federal negó que el Estado deba indemnizar (casi 40 años después) a los herederos de Ygel y Ariza. Esa acción civil aún espera una resolución de la Corte Suprema.
Resabios recargados
Desde mayo de este año se viene desarrollando en Tucumán el juicio por la denominada “megacausa Operativo Independencia”, donde hay veinte imputados, quince querellas que representan a 270 víctimas y alrededor de 1.400 testigos. En ese debate judicial el accionar represivo, asesino y desaparecedor de personas llevado adelante por el Ejército está en un primer plano. Allí, con cada nuevo testimonio, queda más que demostrado que el decreto 261 del gobierno peronista que ordenaba “neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos” en Tucumán no fue otra cosa que dar vía libre a la represión sobre la guerrilla y sobre el movimiento obrero de los pueblos y las colonias azucareras.
Pero a 40 años de producido aquel verdadero preámbulo de la dictadura cívico-militar no son pocos los resabios genocidas que quieren levantar cabeza y hasta se animan a querer contar la historia al revés. Al provocador desfile por las calles tucumanas de genocidas del Operativo Independencia durante los actos del 9 de Julio pasado, ahora se suman el homenaje y la placa que se descubrió el viernes pasado en el Colegio Militar de El Palomar.
Según fuentes militares, aún no se definió en qué lugar del instituto “educativo” del Ejército quedará fijada la placa en homenaje a los represores muertos en 1975. Pero los compañeros de la Promoción 97 ya hicieron su parte.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc