La paridad y el rol de las mujeres en puestos ejecutivos viene siendo un tema bastante destacado en el discurso de quienes rodean al nuevo gobierno nacional. El feminismo parlamentario: ¿camino a la emancipación?
Sol Bajar @Sol_Bajar
Viernes 20 de diciembre de 2019 17:31
Este jueves, cruzada por el debate sobre la ley de movilidad jubilatoria, juraron los 22 diputados y diputadas que estaban en condiciones de reemplazar a quienes renunciaron a sus bancas para ocupar cargos en el Ejecutivo nacional, o asumirlos en intendencias y gobiernos provinciales.
Un nuevo capítulo para las perlitas parlamentarias que ya viene generando la nueva Cámara de Diputados, donde la aplicación de la ley de paridad y el discurso de incorporación de una "perspectiva de género y diversa", parecen ser sello discursivo de varios de sus integrantes, como si se tratara casi de una "baño de igualdad".
- Después de la elocuente fotografía de los jefes de bloque mayoritarios, entre los que no hay una sola mujer, vino el discurso de Sergio Massa anunciando que, aunque "en la cima" de las negociaciones no entrarán mujeres, en las comisiones de la Cámara baja, ahí sí, ellas tendrían derecho a una participación "verdaderamente" paritaria. Ver para creer, porque además hasta ahora no se han conformado la mayoría de las comisiones ni han sido "consensuados" entre los bloques, como suele suceder (con excepción de la izquierda) los acuerdos que determinan la "elección" de autoridades y vocalías de las mismas.
- Otro gesto de "igualdad" fue la reunión de esta semana, luego de un largo cuarto intermedio, de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, que a pedido de la ex diputada Mayra Mendoza y de Máximo Kirchner, jefe de la bancada del Frente de Todos, dictaminó a favor de desdoblar la histórica Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, en funcionamiento hace más de 30 años. La propuesta se incorporó al temario de este jueves y fue aprobada por unanimidad dentro del recinto.
- Según el dictamen emitido, se crearán en su lugar dos Comisiones: la de “Familias, Niñez y Juventudes” (como si fuera, de nuevo, todo lo mismo...) y la de “Mujeres y Diversidad” (como si ídem). Se sigue, así, la línea oficial que también se tradujo en la creación, por primera vez, de un Ministerio nacional y de otro en la Provincia de Buenos Aires con un nombre parecido: flamantes Ministerios de Mujer, Género y Diversidad. A cargo de esas carteras, respectivamente, fueron nombradas la Dra. Elizabeth Gómez Alcorta, quien fuera una de las abogadas de Milagro Sala, y la referente sindical Estela Díaz, alineada al dirigente de la CTA Hugo Yasky.
- ¿Cuáles fueron las objeciones para el desdoblamiento de la Comisión? Las que plantea un informe del Observatorio de Género y Equidad de la Cámara baja, que aconseja que la nueva Comisión de Mujeres y Diversidad se llame “Comisión de Igualdad de Género ” y tenga competencias más amplias. El Observatorio, por su parte, pidió incorporar el concepto porque "se trata de un derecho humano reclamable", en el sentido de que "implica obligaciones para el Estado". "Se trata de igualdad formal y real”, dice el informe que defendió en particular la diputada de la UCR Dolores Martínez.
- En cuanto a la categoría de "género", el Observatorio sostuvo que “implica comprender las relaciones entre los géneros como relaciones de poder que generan desigualdades, discriminaciones y violaciones a los Derechos Humanos a partir de prácticas estereotipadas que es necesario modificar”. Tarde, pero tan cierto como abstracto.
- Mención aparte, posta, merece el trayecto que llevó a la conformación definitiva del Congreso Nacional, y a la utilización que realizaron los partidos mayoritarios de la llamada Ley de Paridad de Género. Como contamos, la zona gris que dejó la puesta en marcha de esa ley, bastante después de sancionada, significó que cuando se conformaron las listas de 2017, esa ley no estuviera en funcionamiento Y eso, en este marco de recambios, generó una nueva zona gris para la aplicación de la norma, en favor de la anterior y más restrictiva ley de cupo.
- Liliana Schwindt (FDT), fue una de las que no pudo jurar, por la judicialización de su caso, en lugar del ahora canciller Felipe Solá. Aunque ambos compartieron lista en 2017 por el Frente 1País, Schwindt anunció que se enrolará en el Frente de Todos y cumplirá en ese bloque los dos años restantes de mandato,. El caso sin embargo sigue judicializado.
- Detrás de los aparentes enredos, hay por supuesto varias cosas que reflexionar. En principio, convengamos que promover que las opresiones e identidades sean nominadas por instituciones del Estado como las que tejen las leyes, es un dato, aunque haya que ver qué contenidos adquieren esas nominaciones en los hechos concretos.
La correcta nominación en las leyes, por ejemplo, determina en este régimen social, guiado por la opresión patriarcal y la explotación capitalista, la diferencia al menos formal entre vivir o morir desangrada por un aborto mal hecho; la diferencia entre ser considerado "sano" o "enfermo" por tu elección sexual; poder ser asistide en un centro de salud o morir producto de las golpizas de la xenofobia o del machismo; acceder al cupo laboral trans y dejar de estar obligade a vivir de la caridad, o la prostitución, o lo que sea que te permita sobrevivir un día más. ¿Quién podría decir que no es importante?
Si el cambio en la nominación de una Comisión, por la que han pasado con más pena que gloria cientos de casos que permanecen impunes y demandas elementales que siguen sin resolución sirviera para dirigir la atención hacia ellos, sería por supuesto un paso progresivo, y ya hay de hecho una enorme agenda que construyó el movimiento de mujeres y el activismo LGTTBI, con su lucha callejera, para poner en debate, instalar de nuevo con la movilización desde abajo y arrancar al Congreso y al Estado nacional y los Estados provinciales.
La lucha histórica de las mujeres y el activismo LGTTBI impuso enormes conquistas a los gobiernos de gran parte del mundo en las últimas décadas, como el derecho al voto, al divorcio, a la educación, a la anticoncepción gratuita, al aborto, al ejercicio de la maternidad, al matrimonio igualitario, a la identidad de género, entre otros. Sin embargo, esta ampliación de derechos, este reconocimiento de igualdad ante la ley, siempre chocó con la desigualdad ante la vida. También lo muestran las estadísticas: las mujeres y las disidencias son las más perjudicadas cuando acceden al trabajo, o cuando llega la hora de la jubilación, o cuando se implementan ajustes y recortes.
Lo mostraron también estos cuatro últimos años de desarrollo del movimiento de mujeres, con estallidos de bronca que se tradujeron en movilizaciones masivas, que hicieron temblar la tierra gritando Ni Una Menos, exigiendo el paro nacional e internacional por sus derechos, despertando a miles de otras mujeres que sufren no sólo la opresión sino también la explotación que impone este sistema.
No alcanza con que nos nombren, porque la igualdad que queremos no es simplemente la igualdad formal, es la igualdad de todas, de todos y de todes ante la vida. La igual real. La que nunca, nadie, nos concedió sino a través de nuestra organización y nuestra lucha. Hoy que se habla tanto de nosotres, está bueno recordarlo.