×
×
Red Internacional
lid bot

¿Patotas “libertarias”? El Estado debe esclarecer el caso ya: habló la militante de H.I.J.O.S. atacada y abusada

Desde que ocurrió el hecho, hace 16 días, no volvió a su casa, donde dos hombres se metieron, la esperaron a su llegada del trabajo, la maniataron, golpearon, abusaron sexualmente y amenazaron de muerte. Sólo robaron una carpeta de militancia y escribieron las siglas de “Viva La Libertad Carajo”. La mujer habló por primera vez ante un medio y contó lo vivido.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Viernes 22 de marzo de 2024 11:23

Este jueves, apenas H.I.J.O.S. hizo pública la denuncia del ataque criminal por parte de dos matones a sueldo a una militante de esa agrupación, la abogada de larga trayectoria en la defensa de los derechos humanos y diputada del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, sentenció: “Es el Estado el que tiene que dar una respuesta y esa respuesta tiene que ser muy rápida. Cuando quienes realizan el ataque se identifican, además, con la fuerza del Gobierno, la respuesta tiene que ser doblemente rápida y tienen la obligación de salir a aclarar qué es lo que pasó”.

Para Bregman, el hecho es “gravísimo” y urge ser esclarecido. “Por eso mismo, hay que reforzar la movilización este 24 de Marzo, nuestra respuesta siempre ha sido en las calles, movilizándonos y denunciando. La impunidad sólo genera más impunidad”, afirmó.

Contrariamente a esas definiciones de quien fuera abogada de Jorge Julio López (sobreviviente de la dictadura desaparecido por segunda vez en 2006 y cuya causa es un monumento a la impunidad), desde el Gobierno de Javier Milei prefirieron mostrar su indiferencia y desprecio hacia la víctima de este ataque.

Por un lado, el vocero Manuel Adorni se limitó a decir “que la justicia avance”. Por otro, el mismo Presidente le dio “like” a un tuit que sugería que el hecho no ocurrió y sólo fue un invento “para operar contra el Gobierno”. Si es así, entonces, que el Estado aclare todo, sin medias tintas, y se verá quién miente y quién no. Mientras tanto…

Te puede interesar: El 24 todas y todos a Plaza de Mayo: la convocatoria del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia

“¿Quién está detrás, quién lo ideó, quien lo está habilitando?”

Este viernes la periodista especializada en derechos humanos Ailín Bullentini publicó el testimonio de la mujer atacada y abusada sexualmente en su propia casa. Relató los hechos y habló de los por qué de tamaña brutalidad, de la identificación de los criminales y de la exigencia de esclarecimiento urgente. El artículo fue publicado en Página|12.

El ataque se produjo el 5 de marzo, 16 días antes de que saliera a la luz. Ella salió de trabajar y volvió a su casa en colectivo. Cuando abrió la puerta de su departamento, “todo parecía normal, puerta cerrada, cerradura sin forzar”. Pero apenas ingresó sintió cómo era sujetada desde atrás por una persona mientras otra le tapaba la boca. Eran dos varones, “cuarentones, grandotes, con fuerza, no eran pibitos”, recuerda.

Pensó que querían robarle, por eso les dijo que no tenía plata, que es una trabajadora cuyo salario apenas le permite pagar las cuentas, comer y bancar el transporte para ir a trabajar. Pero enseguida entendió que no querían llevarse nada de valor material. La “empezaron a golpear y a amenazar”, le decían que “no hable nunca más, mirá lo que te pasa por hablar, sabemos que trabajas en los derechos humanos. Sabemos quién sos, no te vinimos a robar nada, a mí me pagan por esto. Nosotros te vinimos a matar”.

No pudo evitar caer en shock. “Cuando me dijeron ‘no vinimos a robarte, vinimos a matarte’ lo primero que sentí es que efectivamente me iban a matar. Así que así termina todo para mí, pensé. En tres segundos voy a estar muerta y no me quería morir llorando, así que me guardé las lágrimas”, cuenta a la periodista Bullentini.

Cuando pudo ver a los atacantes, vio que tenían los rostros ocultos detrás de capuchas. Al comprobar que ella quería identificarlos, le pegaron en la boca y la llevaron a la rastra hasta su habitación. “No mirés, hija de puta, te voy a matar”, le decía uno mientras la ataban a la cama boca abajo. Usaron alambres y una sábana que rompieron para atarla, amordazarla y vendarle los ojos. Estando inmovilizada uno se le tiró encima y abusó de ella con manoseos mientras el otro le apuntaba en la cabeza.

Te puede interesar: Alejandrina Barry: "Atrévanse a indultar a los genocidas: seremos miles en la calle para devolverlos a la cárcel"

El suplicio duró aproximadamente una hora. Luego de que uno de ellos hablara por teléfono con alguien más, decidieron irse. “Nunca digas que estuvimos acá, más te vale que ni grites porque vamos a volver y te vamos a matar”, lanzaron antes de dar el portazo. Al lograr desatarse y corroborar que se habían ido, comprobó que la puerta estaba cerrada. Se habían llevado las llaves. Gritó tan fuerte que no tardaron en responder algunos vecinos del edificio. Debieron intervenir los bomberos para romper la puerta. Y cuando la Policía Científica realizaba pericias en el departamento, ella descubrió un tétrico “grafitti” que le habían dejado los criminales en la pared de la pieza: “VLLC”. También escribieron la palabra “ñoqui”. Dos clichés propios de Javier Milei y sus secuaces.

La causa judicial en la que se deberían investigar los hechos y hallar a los culpables pasó del fuero ordinario al fuero federal. A 16 días de lo sufrido, aún ni la fiscalía ni el juzgado intervinientes la llamaron a declarar para que ratifique, corrija y/o amplíe lo declarado en sede policial el mismo día del ataque. Mientras tanto, con la denuncia ya hecha pública y manteniendo todas las reservas de identidad y datos sensibles a nivel judicial, ella deja sus propias impresiones de lo ocurrido.

“Hoy, en plena democracia, un gobierno elegido por la gente habilita el ejercicio del terror y la crueldad desde todos los canales que tiene a disposición. Yo quiero que la Justicia identifique a los que me hicieron esto, pero también que dé con el aparato que hay detrás”, le cuenta a Bulletini. Agrega que su vida “cambió muchísimo, está totalmente suspendida en el aire. Lograron eso, que también es terror e impunidad”. Y se pregunta “¿qué pasa si ahora me escriben amenazándome? Yo no tengo red más que la de mi familia y mis compañeres, soy tan solo una trabajadora como el resto de les trabajadores de este país. No tengo nada que esconder, no manejo información de poder, no me hicieron esto más que por ser militante”.

De hecho denuncia que lo único que se llevaron los atacantes fue una carpeta con información de los encuentros nacionales de su agrupación, que ocasionalmente estaba junto a su cama. También revolvieron toda la casa sin robar más nada y rompieron muebles, puertas y cajones. Casi un homenaje a los grupos de tareas de la dictadura genocida.

Te puede interesar: Bullrich propone leyes más duras contra la protesta social y que las FF.AA. actúen en seguridad interior

Sin respuestas certeras del Estado (algo que se repite desde hace décadas ante hechos similares o aún peores, como la desaparición de Jorge Julio López en La Plata o el asesinato de Silvia Suppo en Sana Fe), la militante de H.I.J.O.S. reconoce que sólo encuentra contención en su familia y sus compañeras y compañeros, lo que a su vez deriva en haberse tenido que mudar de su casa, no volver a trabajar y hasta cerrar sus redes sociales. Cuando le suena el teléfono, no atiende si no es alguien de confianza.

“Acá hay alguien que está pensando cómo generar dispositivos de terror para poder instalar un proyecto económico y político que sólo cierra con sangre. Y la sangre siempre la ponemos los mismos: nuestros viejos y viejas, nuestros hermanos que están aún apropiades”, reflexiona la mujer, hija de un sobreviviente y nieta de un preso político.

Sobre esos dispositivos, finaliza afirmando que lo que le pasó hace ya más de dos semanas está habilitado por “el discurso de este gobierno que es reivindicatorio de la dictadura, de los grupos de tareas, de los secuestros y las torturas y los mecanismos para infundir terror. Y también la instalación del goce de la crueldad. Esta gente goza de su propia crueldad”.

Eso, dice, se ve “cuando celebran despidos y recortes, cuando cambian el nombre del Salón de las Mujeres en la Casa Rosada el propio 8 de marzo, cuando amenazan en las vísperas del 24 con indultos y spots negacionistas, cuando nos atacan abiertamente a la militancia de derechos humanos, feminista, por la diversidad. No es casual lo que me sucedió a mí, se tiene que entender en el contexto horrible que atravesamos todes”.

Te puede interesar: Los 70: entre el negacionismo y los dos demonios

La solidaridad incondicional con la militante de H.I.J.O.S. debe ir de la mano de la exigencia al Estado, en todas sus formas y poderes, para que esclarezca cuanto antes el caso, juzgue y castigue a los culpables y sus mandantes. Y eso incluye también una lucha decidida contra los sectores que reivindican el genocidio, niegan sus efectos devastadores (que siguen hasta hoy) y no dejan de lanzar expresiones fascistoides sobre una sociedad cada vez más golpeada por la crisis económica y social.

En consecuencia, se hace también urgente poner en pie y desarrollar toda la fuerza de lucha de la clase trabajadora y los sectores populares hasta derrotar los planes económicos, sociales y “culturales” de las huestes reaccionarias que gobiernan. En esto también tienen mucho que ver las conducciones sindicales de la CGT y las CTA, como las de los movimientos sociales exoficialistas y las del peronismo que se dice comprometido con los derechos humanos. Hay que dejar de lado las especulaciones políticas y llamar a un paro nacional y un plan de lucha hasta tirar abajo los planes de Milei y las corporaciones.

Y este domingo, más que nunca, reventemos la Plaza de Mayo y todas las plazas del país al grito de “¡Son 30 mil!” y “Fue genocidio” junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc

X