El organismo de crédito advierte que la recuperación de la economía mundial podría desvancerse ante el rebrote de COVID-19, sugiere evitar la retirada prematura de las políticas de apoyo fiscal y el alivio de la deuda para los países más pobres. En Argentina promueve lo contrario.
Viernes 20 de noviembre de 2020 19:54
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, publicó esta semana un artículo en el que advierte que "los datos más recientes sobre sectores de servicios que requieren un contacto intensivo apuntan una desaceleración del ímpetu en las economías donde está resurgiendo la pandemia. En otras palabras, aun cuando se avista una solución médica a la crisis, la senda económica que tenemos por delante sigue siendo difícil y propensa a reveses".
Y es que desde octubre se viene registrando un rebrote del virus, en algunos casos con mayor virulencia que la primera ola, en países como España, Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Suecia y la India, entre otros. Esta segunda ola de contagios y la vuelta al confinamiento en algunos países están minando las expectativas de la recuperación económica mundial.
En ese marco, la directora del organismo multilateral advierte que "muchos de los balones de oxígeno, como las transferencias monetarias a los hogares, el apoyo al mantenimiento de empleo y el aumento de las prestaciones por desempleo, han dejado de existir o lo harán a finales de este año. Esto sucede en un momento en que aún se proyecta que la pérdida de empleos derivada de la crisis será considerable". En consecuencia, sugiere "evitar la retirada prematura de las políticas de apoyo (...) Para los países con un espacio fiscal limitado, será crucial establecer prioridades y reasignar el gasto para proteger a los más vulnerables".
Esta semana concluye la misión del FMI en la Argentina y como, muestra de su voluntad pagadora, el Gobierno argentino anunció que no habrá un cuarto IFE para las familias sin ingresos, cambió la fórmula de movilidad jubilatoria con el objetivo de generar un ahorro fiscal e hizo votar en el Congreso la media sanción a una Ley de Presupuesto 2021 que ajusta las partidas destinadas a la salud y vivienda, entre otras.
El Gobierno de Alberto Fernández aspira a alcanzar un nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas, que implicarían ciertas condicionalidades como las que el gobierno viene implementando de manera "voluntaria" y otras que podría sugerir el organismo.
En otro tramo de su artículo, Kristalina Georgieva sugiere que "muchos países de bajo ingreso que soportan una pesada carga de deuda necesitan que se tomen medidas inmediatas para acceder a más donaciones, créditos concesionarios y alivio de la deuda".
Todo lo contrario a lo que impulsa en Argentina, país al que otorgó el crédito más grande la historia, violando todos sus estatutos internos y que ni siquiera fue votado por el Congreso de la Nación. Una deuda que el Gobierno se negó a investigar pero que podría ser catalogada como "deuda odiosa" para exigir su anulación.
Aunque aun no se conoce el veredicto de la primer visita del FMI al gobierno de Alberto Fernández, lo que está claro es que el FMI no vino a condonar la deuda argentina, ni siquiera a ofrecer una quita sustancial de la misma, sino apeas a negociar los plazos de pago y cierto margen de tiempo para ir ajustando gradualmente el gasto público.
La estrategia de renegociación de la deuda encarada por el ministro Martín Guzmán no se corre un milímetro del modelo de gestión de deuda que impulsa el G20, en el marco de la pandemia, con la suspensión temporal de los servicios de la deuda para los países de bajos ingresos (DSSI), al mismo tiempo que se discute un nuevo "Marco Común" para el tratamiento de las renegociaciones de deuda soberana cuyo objetivo es que los países adopten las políticas necesarias para llevar la deuda a niveles sostenibles. Es decir, para garantizar el saqueo de los recursos en dosis que eviten el colapso y el default.