Esta semana se espera el anuncio del Fondo con los cambios al acuerdo firmado hace sólo un año. La hipoteca de la deuda no se reduce, solo se posterga. El ministro de Economía consigue un alivio para manejar una economía que se desacelera y con inflación elevada, que destroza los bolsillos populares.

Mónica Arancibia @monidi12
Domingo 5 de marzo de 2023 20:15

El ministro de Economía, Sergio Massa, una vez más consigue patear un problema hacia delante. Esta semana el FMI anunciaría cambios al acuerdo firmado con Argentina hace solo un año, la meta en la mira es la acumulación de reservas afectadas por la sequía y la guerra en Ucrania.
Massa se reunió con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, en la cumbre de ministros de finanzas del G20 que se desarrolló en la ciudad india de Bengaluru. En tanto, un equipo técnico integrado por el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein; y el jefe de asesores del Palacio de Hacienda, Leonardo Madcur mantuvieron encuentros con funcionarios del Fondo para conseguir la aprobación técnica de la cuarta revisión del acuerdo.
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De confirmarse los cambios en las metas del acuerdo Massa podría obtener una bocanada de aire fresco en un año electoral y con una economía atada con alambres. Por su parte, el ministro negocia otro alivio con los bancos y empresas de seguros para canjear los bonos de deuda en pesos para postergar los vencimientos que se producirían entre abril y julio próximos.
Massa, aplaudido en la apertura de las sesiones legislativas, aún sueña con ser candidato a presidente y el anuncio del Fondo contribuye a eso porque añade cierta estabilidad a la economía. Sin embargo, la actividad económica cayó por cuarto mes consecutivo y las proyecciones que difunde el Banco Central (REM, febrero) anticipan una variación real del Producto Interno Bruto (PIB) para 2023 de 0,0%, un freno a la economía; la inflación sigue en alza, los salarios corren por detrás tras años de descenso y unos pocos siguen ganando. Un combo que podría frustrar la candidatura de Massa.
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Otra vez el dólar
A fin de este año el Gobierno tenía que cumplir la meta de U$S 12.400 millones de reservas netas del Banco Central. El Ministerio de Economía calculó que la guerra en Ucrania generó un efecto negativo de U$S 4.940 millones en la balanza comercial de Argentina por “un shock general de precios internacionales del sector agropecuario (soja 9,4%, trigo 33,7% y maíz 17,8%) y sobre el precio de los combustibles (Gas de Bolivia 114%, GNL 233% y Gasoil 85%)”. Según el informe se requirieron más divisas para importar combustibles, y argumenta que si bien aumentó el precio de los granos también hubo un alza de precios de los fertilizantes que son importados.
Además del aumento del combustible, el país por ser una economía atrasada y dependiente requiere de otras importaciones para la industria. Esto no lo menciona el informe oficial. Así, en 2022 los bienes de capital (maquinaria, computadoras y teléfono, equipos de transporte industriales) y los bienes intermedios (medicamentos, alimentos y bebidas básicos y elaborados fundamentalmente para la industria) representaron el 52% del total de las importaciones mientras que los combustibles y lubricantes significaron el 16% del total. En 2022 el saldo comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) fue de $6.923 millones, cayó un 53% en relación a 2021. En enero de este año luego de tres meses de superávit comercial se registró un déficit comercial de U$S 484 millones explicado por una baja de las exportaciones (-11,7%), en especial del trigo y maíz.
En tanto, la sequía afecta las exportaciones como se reflejó en los datos de enero, esto significa un menor ingreso de dólares. Según la Bolsa de Rosario, “en la región núcleo, con un escenario normal de clima se esperaba producir 19,7 Mt de soja. (…) Por el momento, se estima que la cosecha solo será el 33% de lo que se esperaba a principios del ciclo. Respecto al año pasado, que se consideraba la peor campaña desde el 2008/09 con 13,5 Mt, el ciclo 2022/23 dejaría incluso solo la mitad de ese volumen de soja”. Las patronales agrarias aprovechan esta situación para exigir al Gobierno mayores beneficios, incluido un dólar soja (parte 3). Según informó la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 48% de las exportaciones argentinas, en febrero las empresas del sector liquidaron U$S 644,9 millones; representando una caída del 74% en relación al mismo mes del año 2022, y un 30,5% menos que en el mes de enero de 2023.
A comienzos de año se esperaba que Massa anuncie un préstamo tipo Repo, por parte de bancos internacionales con bonos como garantía, pero no hubo novedades. El ministro deberá lidiar con un menor ingreso de dólares y una fuerte presión de la industria y las grandes empresas que demandan divisas.
Esta debilidad de reservas no fue magia, hay que recordar que el Gobierno dejó escurrir los dólares en: pago de los intereses de la deuda, cancelación de préstamos financieros de la deuda pública y privada. Así lo indicó un estudio realizado por Cifra de la CTA: “En total salieron por esa vía 29.814 millones de dólares entre 2020 y junio de 2022”. Otra vez la deuda. Este año comenzó el pago de intereses de deuda a los lobos de Wall Street, pacto que cerró Guzmán en 2020: en enero se cancelaron intereses por el equivalente a U$S 1.022 millones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Sin tomar medidas de fondo para evitar la merma de dólares como un monopolio estatal del comercio exterior o la nacionalización del sistema bancario mediante la expropiación de los bancos privados y la conformación de un banco público único, bajo gestión de los trabajadores (entre otras medidas), la sangría continuará, así como las presiones a devaluar cuyas consecuencias recaerán sobre la clase trabajadora.
Ola de calor en los precios
El ministro de Economía sostuvo que su objetivo era bajar a menos de 4% la inflación para abril. Los precios en la calle tienen una temperatura superior, enero significó un golpe para los planes de Massa y febrero sigue por el mismo camino, alrededor de 6%.
La consultora Analytica proyecta para febrero un 5,8%; C&T Asesores Económicos, un 6,2%; Ecolatina, un 6,3%. El Banco Central difundió el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) y la inflación calculada en febrero es de 6,1%. En los precios incidieron el aumento de la carne, las cuotas de las prepagas y las tarifas de electricidad. Hay responsabilidad oficial por los incrementos de las prepagas y los servicios públicos, servicios que ni siquiera son de calidad como se observó con el apagón de la semana pasada.
Este mes el comienzo de clases también empujó los precios, los Precios Justos no se reflejaron en los comercios y muchos hogares hicieron malabares para completar las mochilas de sus hijes, y en otros casos ni siquiera se pudo comprar una nueva porque hay mochilas que cuestan $35.000, una suma que supera el monto de un Plan Potenciar ($34.750).
La semana que viene el Indec dará a conocer la inflación de febrero. Los precios siguen la ola de calor. El acuerdo con el FMI alimenta este incremento con sus recetas de subir las tarifas de electricidad y gas, aumentar el tipo de cambio oficial, y estas exigencias no se flexibilizan. La inflación es el mecanismo privilegiado del ajuste sobre el presupuesto y los ingresos de la clase trabajadora. Nada bueno vendrá para las trabajadoras, los trabajadores de la mano del Fondo, no alcanza que afloje la soga para este año, hay que rechazar el acuerdo.
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Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.