Se trata del índice de Calidad del Crecimiento, elaborado por el departamento de África del staff del Fondo Monetario Internacional. El índice incluye variables macroeconómicas e indicadores sociales.
Esteban Mercatante @EMercatante
Sábado 20 de septiembre de 2014
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la argentina ocupa el tercer puesto en el índice denominado de Calidad del Crecimiento, elaborado por el departamento de Africa del staff del organismo. El índice, que incluye variables macroeconómicas e indicadores sociales como la salud y la educación, reflejó que Argentina escaló nueve puestos en el período 2005-2011 respecto del quinquenio anterior, y quedó entre los de mayor crecimiento inclusivo y de mayor rapidez de convergencia.
El trabajo, que mide la evolución del crecimiento inclusivo de las naciones emergentes desde los años ’90, pretende ser una síntesis de los nuevos enfoques de crecimiento, que incluyen conceptos como "igualdad de oportunidades", "protección del empleo" y "disminución de la pobreza", como sinónimos de una mejora en la calidad de vida.
Asimismo, reivindica la políticas públicas destinadas a aumentar el consumo de los sectores de más bajos ingresos y pone énfasis en indicadores de estabilidad política y el desarrollo financiero, entre otros, para medir la calidad del crecimiento de los países.
En el período 2005-2011, Bulgaria lideró la tabla de mejor desempeño, seguido por China; y Argentina, mientras que los más rezagados fueron Chad, África Central y Níger.
En comparación con otros países de la región, Brasil está en el puesto 11, Perú y Paraguay (muy citados por informes de mercados como países pujantes) en las ubicaciones 13 y 38, respectivamente; Chile en el 15; y México en el 18.
“La historia reciente ha demostrado que el alto crecimiento por sí solo no conduce necesariamente a buenos resultados sociales. Importa si el crecimiento es inclusivo o no. Por lo tanto, la inclusión es un elemento esencial ingrediente de cualquier estrategia de crecimiento exitosa”, sostiene el documento.
Agrega que, en estos años, muchos países en desarrollo experimentaron un fuerte crecimiento, “relativamente pocos experimentaron reducciones importantes en la pobreza, la desigualdad y el desempleo”.
Al mismo tiempo, indica que “si un crecimiento que es fuerte, estable, sostenible -(los fundamentos macroeconómicos)-, aumenta la productividad total de los factores” de producción de una economía particular (tierra, capital, trabajo y tecnología).
El índice muestra también que hay una “relación de complementariedad entre los indicadores sociales como la educación y la salud, y el crecimiento”.
Entre las principales conclusiones del documento de trabajo del FMI, cuya autoría corresponde a Montfort Mlachila, René Tapsoba y Sampawende Tapsoba, se indica que la calidad del crecimiento ha ido mejorando en la mayoría de los países en las últimas dos décadas. En segundo lugar, la tasa de convergencia a la “calidad” es relativamente lenta. En tercer lugar, hay variaciones considerables entre países a través de los niveles de ingresos y regiones.
Por último, las investigaciones empíricas muestran que la estabilidad política, políticas públicas favorables al consumo de los sectores más bajos, la estabilidad macroeconómica, el desarrollo financiero, la calidad institucional y la inversión extranjera directa, se asocian con mayor QGI”.
En el citado ranking, la posición de Argentina en cuanto a la calidad de su crecimiento se fue modificando de la siguiente manera: 1990-94, 4° lugar; 1995-99, 9° puesto; 2000-04, 12°, y 2005-11 en 3° puesto.
El reconocimiento otorgado a las políticas implementadas en el país, muestra que aunque según el gobierno nacional éstas estarían en abierta ruptura con los lineamientos de los organismos multinacionales, en los hechos no es tan así. De hecho, las políticas focalizadas del tipo de la Asignación Universal, que actúan de forma limitada sobre la pobreza, son parte del paquete de los organismos multilaterales desde hace varias décadas.