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Red Internacional
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Transición 2024. El PAN se proclama como la “oposición responsable”

María Guadalupe Murguía, coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, señaló al gobierno de López Obrador como “una de las épocas más oscuras del país”. La intervención de una representante del partido que cuando estuvo en el gobierno instauró la llamada “guerra contra el narcotráfico” con la militarización ordenada desde Estados Unidos que llega hasta hoy.

Martes 1ro de octubre de 2024

Murguía exige a la presidenta entrante Claudia Sheinbaum que trabaje por el orden y la reconciliación nacional. “La historia se repite para quien no quiere aprender de ella, en México no hay cabida para caudillos ni Maximatos, no queremos una presidenta tutelada”, declaró en referencia a López Obrador y la presidenta entrante.

Una analogía histórica con el periodo donde Plutarco Elías Calles, apodado “Jefe Máximo de la Revolución” era el poder detrás de bambalinas durante los gobiernos de Emilio Portes Gil (1928-1930), Pascual Ortiz Rubio (1930-1932) y Abelardo L. Rodríguez (1932-1934), que resulta forzada en el marco de la situación actual.

Pues López Obrador lega a Sheinbaum un régimen democrático burgués con instituciones fuertes, empezando por el poder ejecutivo y las fuerzas armadas, responsables de masacres y represión, que hoy gozan de legitimidad gracias al apuntalamiento que llevó a cabo el gobierno saliente, dándole cada vez más tareas del orden civil, como la administración de aduanas, puertos y aeropuertos, la intervención en la seguridad pública legalizada con la aprobación de la reforma que pasa la Guardia Nacional a la órbita de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Y a la vez resulta controvertida la frase “presidencia tutelada”, porque asume que una mujer política siempre estará subordinada a la impronta de un varón político. Hay un proyecto de nación de Sheimbaun, que mantiene continuidad con gran parte del proyecto de AMLO, que cuenta con simpatías y antipatías, pero donde la clave no es el género de quien lo postula, sino cuál es el programa político que representa.

El de Sheinbaum se enfoca en la reducción de la desigualdad entre los más ricos y los más pobres, en mantener y ampliar programas sociales que son uno de los pilares del Estado ampliado de la Cuarta Transformación, un concepto de Gramsci, que combina de dictadura más hegemonía a partir de una relación orgánica entre la sociedad política (el polo de dominación) con la sociedad civil (el polo de consenso), una división de corte metodológico, donde el primero incluye también el consenso (a partir de reconocer algunos derechos sociales garantizados por el Estado) y la civil, suma la represión, porque partidos y sindicatos de masas pueden ejercer el rol de policía. Pero aún cuando los planes sociales son recibidos como una ayuda para millones de familias, lo cierto es que el proyecto de nación no afecta las multimillonarias ganancias de trasnacionales y grandes empresarios como Germán Larrea o Carlos Slim.

La senadora Murguía afirmó que el PAN, tiene disposición para dialogar y enfatizó que Sheinbaum tiene el poder para imprimir un giro a la política mexicana. “Se necesita concordia para que haya desarrollo, coincidimos en el afán prioritario de buscar la justicia social, pero creemos que la verdadera justicia sea para las víctimas, no para los criminales”, sostuvo.

Un intento más de apropiarse de demandas democráticas como la de justicia para las y los familiares de personas víctimas de desaparición forzada, un fenómeno que se ha ido generalizando desde el inicio de la militarización durante el gobierno del panista Felipe Calderón (2006-2012), ordenada desde la Casa Blanca.

La senadora panista se unió al coro de voces que subrayan la trascendencia histórica de que una mujer asuma la presidencia y declaró dos desafíos trascendentes para el gobierno entrante: “poner en orden al país” y “lograr la unidad y la reconciliación nacional”. Un posicionamiento que en realidad está alineado con el del Morena en el poder, pues el contenido de gobernar para ricos y pobres expresa una idea similar.

Entre las críticas realizadas por Murguía se cuentan la deuda “de 6.6 billones de pesos, un déficit del 6%, el peor crecimiento económico en 35 años, y la violencia rampante”. Sin embargo, la deuda a la que se refiere fue construida por su propio partido, el PRI y el Morena, no fue creada durante el gobierno de López Obrador, aunque esta administración saliente ha pagado puntualmente a costa de sacrificar fondos para salud y educación.

El crecimiento económico durante el primer gobierno del Morena claro que está muy acotado. Tan acotado como la mayor parte de las economías nacionales en todo el mundo, pues desde la crisis de 2008 en adelante se evidenció que no hay un motor de la economía mundial como lo fue en su momento China, y a esto se le sumó la crisis de las cadenas de suministro durante la pandemia de covid-19.

En cuanto al problema de la violencia, los culiacanazos recientes, posteriores a la detención del Mayo Zambada, es real. Pero es innegable que se construyó al calor de los vínculos de todos los partidos del congreso con sectores del narcotráfico y de la militarización, que trajo consigo fenómenos terribles como los feminicidios, las desapariciones y desplazamientos forzados y las ejecuciones, todos funcionales al control social y a la liberación de territorios para que las trasnacionales se apropien de distintos bienes naturales, como minerales y territorios.

Al cierre de su discurso, Murguía manifestó la disposición del PAN a coadyuvar “en todo aquello que beneficie a los mexicanos, y subrayó que su partido será una "oposición responsable y constructiva". Así trató de aportar a la recomposición del blanquiazul como un administrador potable ante el imperialismo estadounidense y el gran capital.