En pocas horas, los dirigentes del PJ-FpV participaron de tres reuniones. En una se dividieron y formaron el “Bloque Justicialista”, en otra aseguraban que no había fractura, mientras -en la tercera- votaron el cronograma para renovar la conducción del partido.
Miércoles 3 de febrero de 2016
Ayer fue un día movidito dentro del mundo peronista. Y por si quedaban dudas de la dificultad que viene teniendo el PJ para lograr la tan mencionada “unidad” en su nuevo rol como partido opositor, solo hay que pensar en el arte para armar la agenda que andan necesitando sus dirigentes. Es que en una misma tarde se desarrollaron tres importantes reuniones que se pisaban los talones entre sí. El saldo: un desprendimiento de –al menos- 12 diputados en el bloque del FpV, un naciente bloque llamado “Justicialista”, y una nueva fecha de internas en el PJ -8 de mayo-.
Las cuentas todavía no están claras. Al menos doce diputados, que accedieron a la Cámara Baja con la boleta del Frente para la Victoria, decidieron ayer romper y formar el “Bloque Justicialista”. Sin embargo, según portales como Infobae, el número asciende a 14 legisladores. Entre los nombres más altisonantes figura el de Diego Bossio, ex director de ANSES, autodefinido kirchnerista en varias ocasiones. Lo acompañaron; Oscar Romero, diputado por Buenos Aires y dirigente del SMATA; Carlos Rubín y Oscar Macías, diputados por Corrientes; Héctor Tentor y Guillermo Snopek, ambos por Jujuy; Rubén Miranda, legislador mendocino; Javier David, Evita Isa y Pablo Kosiner, diputados por Salta; Teresita Madera y Luis Beder Herrera, diputados por La Rioja; y Gustavo Martínez Campos, legislador chaqueño.
El flamante bloque Justicialista se oficializó en una reunión que comenzó durante el mediodía de ayer en el Sindicato de Peones de Taxi, con el sindicalista Omar Viviani como anfitrión y con la presencia del burócrata titular del SMATA, Ricardo Pignanelli. Romero -diputado del SMATA que presidirá el nuevo armado- declaró que el bloque tendrá “un rol opositor, que ejercerá con firmeza pero también con la responsabilidad que corresponde”, y se jactó que del encuentro participaron “ocho secretarios generales del movimiento obrero”, evidenciando el peso que tienen distintas alas de la burocracia, además de la importancia territorial, por la ligazón de varios diputados con gobernadores del PJ de distintas provincias.
El bloque asciende a un total de 18 miembros – se sumó también Alberto Roberti, que hasta el año pasado fue presidente de la bancada del Frente Renovador- y desde su carta fundacional (en la que no se encuentra el apellido Kirchner) se proponen tomar distancia del gobierno anterior que, hasta hace poco, acompañaban: “Seguiremos defendiendo los logros de la etapa que pasó, ello es parte de nuestro compromiso con todos los argentinos. Pero también es sumamente necesario reconocer errores, corregirlos y avanzar”.
Mientras se habla del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey como uno de los operadores de la ruptura, por el lado del FpV, Daniel Scioli y José Luis Gioja fueron los responsables de que la hemorragia no sea mayor. Al parecer, el ex gobernador de San Juan también pretendía abandonar el barco, pero fue tentado para quedarse en el FpV a cambio de apoyo para presidir el PJ.
En simultáneo a la otra reunión, en el tercer piso del Congreso Nacional, cerca de 80 diputados del Frente para la Victoria hacían fuerza para no ser menos.El encuentro estuvo presidido por Héctor Recalde y contó con la participaron de los legisladores Máximo Kirchner, Eduardo “Wado” De Pedro, Juan Cabandié y Andrés “Cuervo” Larroque, por la Cámpora, y dirigentes del riñón K como Julio De Vido, Axel Kicillof o Carlos Kunkel. Según declararon a la prensa desde el bloque, la mayoría de los ausentes argumentó enfermedad o razones laborales, pese a que hubo siete diputados de los que no se tuvo noticia.
"Es un grave error lo que han hecho estos compañeros. Los hace funcionales al macrismo oficialista gobernante", declaró, al salir, Julio De Vido, y disparó; "No tengo dudas de que el Gobierno es un actor fundamental en la creación de este nuevo bloque. Ninguno de ellos vino a dar la cara y explicar su posición".
Al pasar de 95 a aproximadamente 80 bancas, el oficialismo estaría dejando la condición de primer minoría en la Cámara Baja en manos del interbloque de Cambiemos, que cuenta con 90 diputados. Sin embargo, Héctor Recalde objetó con un tecnicismo esa interpretación: “Esto no es una fractura, no tiene la dimensión de una fractura. Y somos la primera minoría, porque Cambiemos no es un bloque".
Por si fuera poco, el día no terminaba para un peronista. Y algunos de los que se habían desencontrado, se verían las caras luego en la sede del PJ de Matheu al 130. Allí, el Consejo Nacional del Partido Justicialista definió el cronograma para renovar la conducción partidaria: el 24 de febrero se reunirá el Congreso Nacional del PJ, que definirá la convocatoria a internas con fecha para el 8 de mayo, y la fecha límite para nuevas afilaiciones será el 4 de marzo. Antes de agarrar el calendario, el actual presidente del partido, Eduardo Fellner, leyó un discursó en el que pidió la unidad del peronismo: "Llamo a los gobernadores a estar unidos, junto a intendentes y legisladores, porque solos no somos nada".
En medio de tanta rosca, un cronista le preguntó a Jorge Landau, vocero del Partido Justicialista, sobre la división que acababa de ocurrir en su bloque parlamentario. Landau contestó con la frivolidad propia de quien conoce el paño: “El partido Justicialista siempre es el mismo. Lo que hace son alianzas en determinados momentos, para competir electoralmente. Las alianzas son por definición transitorias. (…)Por eso el Frente para la Victoria no existe más”.
Al parecer, ni el ajuste galopante -con sus devaluaciones, tarifazos y despidos-, ni las balas de la gendarmería, ni las “plazas de la resistencia”, conmueven a este viejo conglomerado de señores feudales, políticos adinerados y burócratas sindicales. El viejo aparato se muestra dispuesto a cerrar los ojos, y dejar correr atento a su rosca, mientras el pueblo trabajador padece y pelea en la calle. Porque, como bien dijo Landau, “el Partido Justicialista siempre es el mismo”.