El Partido de Trabajadores de Brasil exhibirá en su website los spots que se emitirán en red de radio y televisión y radio a partir del lunes.
Miércoles 3 de febrero de 2016
En cada programa, de 30 segundos, el partido clama por “unidad” para vencer la crisis económica y política en el país. Un cuarto spot de propaganda estará dedicado a la defensa del expresidente Lula, donde el presidente del partido Rui Falcão dirá que Lula siempre fue “blanco de ataques, provocaciones y persecuciones por los prejuicios de siempre”.
Los videos se caracterizan por llamados como “es hora de ayudar al país, no de pelearse por poder”. “Ellos no aceptan que Lula siga viviendo en el corazón de nuestro pueblo”, dice Falcão. Por motivos obvios omitió mencionar que Lula vive también en los ajustes que avanzan sobre “nuestro pueblo”.
Esta va a ser una respuesta nacional que el partido dará para defender a Lula de las últimas acusaciones de la “nueva fase” de la investigación de corrupción en Petrobras, de que habría estado involucrado con un esquema de lavado de dinero con negocios inmobiliarios por la constructora OAS.
La apelación del PT en esta propaganda que hará en red nacional tendrá como objetivo principal la unidad burguesa alrededor de los ajustes, con un tono similar al del vicepresidente Michel Temer (PMDB), que mostraban al partido como el principal paladín de la “unidad nacional” por encima de cualquier gobierno. Con esto intenta recuperar la imagen de Lula como una figura central para la democracia burguesa, que trabaja para que los ajustes neoliberales pasen mientras su corrupta burocracia sindical (CUT, CTB) contiene al movimiento obrero en cada fábrica y aísla cada lucha de resistencia hasta la asfixia.
Está claro que la oposición burguesa intenta desgastar más al PT poniendo a Lula en el centro de la escena, previendo ser esta una buena oportunidad para, en caso de que siga debilitada la campaña por el impeachment (destitución parlamentaria) de Dilma, derrotar al PT en las elecciones municipales de este año, y con eso inscribir a Brasil en la dinámica del giro a la derecha de la superestructura latinoamericana, luego de Macri en Argentina y la oposición en la Asamblea Nacional en Venezuela.
Los trabajadores tienen que organizarse de manera independiente de cualquier ala de la burguesía –y por consiguiente, de las burocracias sindicales que llevan a los trabajadores a apoyar a alguna de las variantes patronales- para poder responder a la actual crisis económica y política que atraviesa el país. Es necesario coordinar un amplio movimiento nacional contra los ajustes y los despidos, como ocurre en el sector de la industria. Este movimiento tiene que ser articulado sobre la base de la resistencia a los ataques capitalistas, en exigencia a las burocracias sindicales que salgan de su completa parálisis y convoquen a un plan de lucha unificado en todo el país.
Esta campaña necesariamente tiene que partir de las centrales sindicales antigubernamentales, principalmente de la Central Sindical y Popular (CSP-Conlutas), que tienen la tarea de dirigirse a las bases de la CUT, CTB y Força Sindical y mostrar una alternativa al movimiento obrero nacional en la batalla contra los 517 despidos en la General Motors de São José dos Campos. Los diputados, senadores y jueces, altos funcionarios de estado que aprueban los ajustes y que recortan el presupuesto público como el de salud en calamidad durante la crisis del virus zika no pueden mantener sus privilegios: deben ganar el mismo salario que el de un trabajador y deben ser revocables cada dos años, y los jueces deben ser igualmente elegidos y revocables. El tenor antiburgués y anticapitalista de una Asamblea Constituyente con este programa debe apoyarse en la movilización de masas para tirar abajo el régimen de 1988 y caminar hacia la conquista revolucionaria de un gobierno de los trabajadores.