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Red Internacional
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DIRECCIÓN NACIONAL DEL PT. El PT mantiene una política conciliadora aun después del golpe

El documento de la dirección nacional del PT señala la continuidad de la política de conciliación con la derecha a pesar del golpe y finge un esbozo de autocrítica para redimirse con su base.

Viernes 20 de mayo de 2016

El documento de la dirección nacional del PT señala la continuidad de la política de conciliación y acuerdos con la derecha, a pesar del golpe. Buscando redimirse con su base social, el documento finge esbozar una autocrítica, pero mantiene la misma estrategia de conciliación de siempre.

La dirección nacional del PT publicó hoy un documento en el que reproduce una supuesta reorientación partidaria posgolpe, partiendo de una caracterización del proceso de impeachment, del gobierno interino de Michel Temer y de un balance de las acciones de los últimos trece años de gobierno. También publicó, sin el mismo destaque, una resolución electoral bastante ilustrativa de la política que de hecho orientará al partido: el mantenimiento de las alianzas con la misma derecha, bastando para ello que no se haya pronunciado abiertamente a favor del golpe.

Con una verborragia de izquierda y una aparente autocrítica, busca dialogar con los sectores de trabajadores y jóvenes que se desilusionaron con el PT a lo largo de los últimos años, haciendo un mea culpa y proponiendo a estos sectores el retorno. Sin embargo, los mismos documentos muestran que la estrategia de conciliación de clases del partido, sin importar la lección que sacaron de sus exaliados, no se modifica ninguna línea.

En el papel cada crítica...

Toda la primera parte del documento está dedicada a caracterizar el impeachment de Dilma Rousseff como un golpe. Se utilizan los argumentos que más han aparecido en los medios alternativos, redes sociales, discursos de intelectuales de izquierda e incluso de la prensa internacional –que hoy muestran preferencia por un gobierno más legitimado para, en realidad, imponer los mismos ataques con mayor legitimidad. Cargado en adjetivaciones a esa política de derecha: “conspiración golpista”, "fraude", manipulación", "carácter históricamente antidemocrático de las clases dominantes", "fuerzas usurpadoras", "campo reaccionario", "escalada de la criminalización de la izquierda".

El tono más agresivo contra los golpistas fue usado para hacer esta reaproximación y una vez más intentar ilusionarlos de que es posible que tengan una potítica de hecho de enfrentamiento con los sectores reaccionarios de la política y con la burguesía nacional e internacional.
La verdad es que, cuando el golpe aún estaba siendo tejido, en ningún momento ni la dirección nacional del partido ni la propia presidenta prepararon a las masas para un combate contundente contra el golpe aun no consolidado. Toda la política de Dilma y Lula era tejer alianzas con el mismo "campo reaccionario" que ahora el PT denuncia. La CUT preparó una jornada de paro que fue un fiasco.

Sobre eso, en ningún momento el documento hizo una autocrítica. Lo hicieron y lo volverían a hacer. Eso está claro en la resolución electoral, que excluye alianzas con quienes "votaron y/o apoyaron públicamente el impeachment". Sin embargo, claramente miles de políticos de los partidos de la derecha tradicional como el propio PMDB no se pronunciaron contra el golpe, pero sabemos que son parte de la política instalada hoy del gobierno golpista. Con esos, ¿se puede entonces hacer alianzas?

También ponen acento en la denúncia de lo que está por venir con el gobierno golpista de Temer: ataques a los derechos de los trabajadores, recortes profundos en los derechos sociales, mayor apertura a las privatizaciones y entrega de las riquezas nacionales a los intereses imperialistas. Todo esto es verdad.

Este trabajo, sin embargo, lo comenzó Dilma, implementando recortes multimillonarios en educación y salud, el fin de programas sociales como el FIES para estudiantes de enseñanza superior privada, la propuesta de congelamiento salarial a los empleados públicos, la entrega de la zona de extracción marítima pre-sal a la anglo-holandesa Shell o la aprobación de la ley antiterrorista -para intensificar la "escalada de criminalización" contra los luchadores.

La autocrítica de los "errores" para desalentarnos

En el seno de la clase trabajadora, principalmente donde el PT es dirección sindical profundamente cuestionada, esa autocrítica ya se presentó. Por ejemplo, en algunas reuniones de la Apeoesp escuchamos de los dirigentes que "es un hecho, nos equivocamos", o "tenemos que recomponer la política del partido", para esquivar las críticas de fondo estratégico y fomentar una vez más la esperanza en un PT de los trabajadores.

Ese es el tono del documento. Las críticas, llamadas "errores", sobre las alianzas partidarias y el financiamiento privado de la campaña solo sirven para canalizar todo el problema en una "presión incontrolable" de la derecha sobre el gobierno; cuando, en realidad, la estrategia del "pacto pluriclasista", como ellos lo llaman, es lo que sigue primando. Son "errores" para ellos, desvío corregibles con la retomada de la confianza de las bases, que solo es posible dando cierto lugar a las "acciones masivas" como forma de "presión en las instituciones". Lo dicen claramente: "Confiamos en la gobernabilidad institucional, a partir de alianzas al centro, como una columna vertebral para el sostenimiento de nuestro proyecto. (...) Pero fuimos tímidos al impulsar la lucha social como vector fundamental de presión sobre las instituciones".

Es decir, las acciones son para conseguir que, en la repartija de la torta en momentos de crisis como la actual, las migajas sigan cayendo en las manos de los trabajadores, manteniendo así el lado delos explotados en el pacto pluriclasista. Pero claro, sin perder de vista que hay que "gobernar para todos", como decía Lula en el momento de su elección. El problema es que esa consigna, en el sistema capitalista, significará siempre gobernar para los ricos, separando un poquito para atenuar la profunda explotación y opresión como base fundamente de este sistema.

Llegan incluso a hablar de la necesidad de debatir sobre "la remoción de escombros autoritarios heredados de la transición conservadora posdictadura". Solo debate. Como desarrollo de esta política, Lula y Dilma jamás propusieron el castigo a los torturadores y políticos militares y civiles.

La orientación es el retorno a las bases... para seguir cumpliendo su papel conciliatorio y de alianzas con la derecha

Desarrollan en los dos documentos la necesidad de recuperar la confianza de los trabajadores. Como todo partido electoral, que busca conciliar intereses irreconciliables como de trabajadores y patrones, orienta la actuación en las elecciones municipales como punto de partida para volver a levantar el PT como alternativa para los trabajadores, con la fuerza de la militancia de las bases. Es también para recomponerse como alternativa para todos los sectores burgueses que sea posible convencer que con el PT es más fácil garantizar la gobernabilidad, manteniendo a la clase trabajadora controlada para no querer más de lo que la burguesía "puede dar". Eso se hace manteniendo alianzas con la misma derecha.

Queda claro ese objetivo, como explicitó Rui Falcão, presidente nacional del PT, en una entrevista: "Si alguien del PMDB quiere participar con nosotros en una lista en la elección municipal, que no haya apoyado el impeachment públicamente, y que adopte programas que prioricen el área social, que haga presupuesto participativo, que abra el debate, que tenga transparencia, que no permita corrupción, no hay ninguna objeción".

Hablan de construir a partir de ahí la oposición al gobierno golpista. Pero es para que vuelva Dilma, y con más fuerza y más respaldo social del que tenía en su mandato. Hablan también de "combinar todos los tipos de acción masiva y combate parlamentario" para hacer esa oposición. Pero las acciones masivas son en verdad actos y sirven pura y simplemente para ayudar como presión en el combate parlamentario, es decir, por dentro y con la derecha clásica, en la aprobación de lo que sea viable para el podrido parlamento dar a los trabajadores, y no como medios de lucha de clases, en el que los trabajadores arrancan lo que les es por derecho, haciendo que los capitalistas paguen la crisis que generaron.

Los trabajadores necesitan una política de independencia de clase

La estrategia histórica del PT, que no se modifica con el golpe, ya se mostró totalmente fallida. La burguesía siempre querrá mantener, a través de sus representantes políticos, sus privilegios de clase dominante, y todo su aparato estatal está al servicio de eso. Incluso la propia Constitución, que en estos tiempos fue vulnerada en varios aspectos con el golpe institucional, sirve a esos objetivos.

Por más contornos de izquierda que el PT busque tener ahora, el hecho es que quiere volver a levantarse para seguir cumpliendo el mismo papel que siempre cumplió: mantener los privilegios de los ricos a cambio de algunas concesiones para los explotados.

No podemos confiar en ninguna alianza ni acuerdo con a derecha y la burguesía a la que representa, ya vemos a qué eso nos ha llevado en los últimos años y ahora con el golpe y sus agentes reaccionarios. Por eso, es necesario que con la fuerza de nuestra movilización, como muestran hoy las luchas de la juventud y de los trabajadores en Rio de Janeiro, Rio Grande do Sul, San Pablo, Ceará, con centenares de ocupaciones y huelgas, como en las universidades paulistas, imponer un cambio en las reglas de este juego, en el que el PT solo busca ser una pieza distinta.

Necesitamos una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, donde los trabajadores y la población puedan decidir por una nueva constitución que termine con los privilegios de políticos y jueces, que garantice medidas históricamente reivindicadas como la reforma agraria, que establezca todos los derechos fundamentales a los trabajadores como salud y educación de calidad. Solo así, enfrentándonos con los intereses delos patrones, podremos garantizar una real transformación social a favor nuestro.