Las trabajadoras de la UNAM nos pronunciamos por la necesidad de un movimiento de mujeres independiente en contra del feminicidio y las violencias machistas.
Miércoles 17 de mayo de 2017
En los últimos meses, la violencia al interior de la universidad ha ido en aumento, hay más de mil denuncias de violencia contra las mujeres y hoy se expresa de la manera más cruenta con el feminicidio de una compañera, Lesvy Berlín Osorio; esto, no sólo refleja la insuficiencia del Protocolo de Género puesto en marcha hace 9 meses como parte las “medidas” tomadas por la Rectoría a partir de los Lineamientos Generales para la Igualdad de Género en la UNAM desde marzo del 2013, sino que han sido incapaces de frenar la violencia.
El Protocolo de Género es completamente insuficiente porque apela a las medidas jurídicas de una instancia antidemocrática de la universidad como lo es el Tribunal Universitario, además estas medidas restringen la violencia contra las mujeres a un problema individual que requiere medidas punitivas contra hombres aislados y esto no resuelve el problema de fondo que existe en todo el país y que ahora se refleja en la universidad.
En última instancia, las medidas de seguridad que se han tomado como mayor vigilancia o más cámaras sólo han servido para la criminalización y persecución de quienes se organizan.
La misoginia también se refleja en las autoridades de la máxima casa de estudios
Mientras el gobierno y las autoridades de la UNAM operan de forma misógina y tienen una política de criminalizar a las víctimas, cuestionando su vida privada y justifican el asesinato; como sucedió con el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio.
De la misma manera es indignante que Agustín Rodríguez, Secretario General del STUNAM, pida “no maximizar” los asesinatos de Lesvy y un hombre desconocido que se encontró en la cantera del predio de los Pumas; si Agustín Rodríguez no se inmuta ante el asesinato de una mujer al interior de CU, ¿cómo es que defiende nuestros derechos? ya que, dice representar a los y las trabajadoras de la UNAM.
Ante esta política, no podemos esperar que desde las instituciones del Estado se haga justicia a las mujeres asesinadas ni que frene la violencia hacia las mujeres.
Nos pronunciamos en contra de que se fortalezcan las medidas de seguridad, credencialización y aumento de cámaras por parte de la rectoría de la UNAM y el gobierno del distrito federal, porque estas medidas están muy lejos de erradicar la violencia hacia las mujeres, y sólo sirven para perseguir y hostigar a los estudiantes y trabajadores que nos organizamos.
Como lo demuestra el programa “Todos somos Juárez” que se implementó hace algunos años en esa entidad, en donde se incrementó la presencia de los militares en las calles con la finalidad de frenar la violencia y el feminicidio, y lejos de eso, incrementaron las cifras de feminicidio.
En México se asesinan a siete mujeres cada día, y tan sólo en la Ciudad de México se desaparece a tres. La universidad no escapa de ser la caja de resonancia de la realidad y la creciente oleada de violencia contra las mujeres; por eso es necesario un gran movimiento de mujeres que, de manera independiente al Estado y las autoridades de la UNAM, le dé una salida real al incremento de los feminicidios por medio de la movilización y la organización independiente.
¿Cómo enfrentar la violencia contra las mujeres en la UNAM?
Los feminicidios y casos de violencia contra las mujeres, muestran la necesidad de conformar comisiones independientes que investiguen los casos, junto a los padres de los desaparecidos y organizaciones de Derechos Humanos.
La respuesta no va a venir de las mismas instituciones que generan y reproducen la violencia que nos arranca la vida, por lo tanto es fundamental la unidad entre los y las trabajadoras de la UNAM con la comunidad estudiantil y académica, para que juntos analicemos las posibles salidas al feminicidio y construyamos un gran movimiento independiente de las autoridades y del Estado.
Como Pan y Rosas STUNAM, llamamos a levantar en las dependencias asambleas tripartitas para organizar la rabia e indignación, impulsar movilizaciones y paros. Decimos: ¡Ni Una Menos! Ante el feminicidio no callaremos, por ella y todas nuestras compañeras asesinadas, no aceptamos ser víctimas impotentes y con miedo.
Por eso en la universidad, las trabajadoras nos organizamos en comités de Pan y Rosas, contra las violencias machistas, ya que este es un problema de todas y todos, y habrá que resolverlo en colectivo.
Llamamos a más trabajadoras a sumarse a la agrupación de Pan y Rosas y pelear en las calles por erradicar la violencia diaria y por tener una vida digna. Además, hacemos un llamado a todas las trabajadoras, en sus diferentes gremios, a conformar un comité en su centro de trabajo porque este problema no es exclusivo de la universidad, y las mujeres más precarizadas somos las más expuestas ante el ascenso de la violencia. Salgamos sin miedo a tomar las calles por todos nuestros derechos y para gritar en alto: ¡Si tocan a una nos organizamos miles!