El proyecto de ley que modifica más de cien derechos laborales fue aprobado este martes y espera sanción presidencial. La prevalencia de la negociación sobre la legislación entre sus principales puntos.
Miércoles 12 de julio de 2017
En una sesión escandalosa, la reforma laboral fue aprobada este martes (11) por el plenario del Senado brasilero por 50 votos a favor, 26 en contra y 1 abstención. El proyecto deberá ser sancionado por el presidente golpista Michel Temer.
Un grupo de cinco senadoras, tres del PT, una del PCdoB y una del PSB intentaron impedir la sesión del Senado ocupando la mesa de la dirección. El presidente de la Cámara Alta dejó el recinto cerca del medio día declarando que la votación sería retomada “cuando la dictadura lo permita”. Luego prohibió el acceso a la prensa y asesores palamentarios, cortó el sonido y apagó las luces, con la intención de obligar a las senadoras a dejar la mesa.
Aun con el quorum necesario para comenzar la votación, el tumulto causado por la protesta de las opositoras impidió la continuidad de la sesión. Diana Assunção, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo (Sintusp), se refirió a los sucesos generados por el grupo de senadoras: “Esta actitud nos remite a la política del PT en los miles de sindicatos que dirige en todo el país, en los que quieren impedir que se desarrolle la lucha más allá de sus objetivos políticos. El PT no quiere terminar con las reformas, sino negociar reformas más o menos blandas y elegir a Lula en 2018. Sentarse en una mesa no va a impedir las reformas, claramente”. En efecto, no lo impidió. Finalmente la votación se realizó y la reforma laboral fue aprobada.
Foto: EFE/Joédson Alves
El texto modifica más de 100 puntos de la legislación laboral. Entre sus principales puntos se encuentran:
La pérdida de la relación de dependencia para los trabajadores autónomos aun cuando estén contratados con exclusividad y en forma continua; el permiso para tercerizar cualquier actividad de la empresa, lo que hasta ahora estaba prohibido para las actividades principales; la posibilidad de burlar el salario mínimo con contratos de largo plazo pero con remuneración por hora; el paso de algunos ítems salariales a no remunerativos; la flexibilización de la jornada laboral; la reducción de la responsabilidad del empleador ante el cumplimiento (y su costeo) de las normas de salud, seguridad higiene; la negociación individual para trabajadores que ganen más de 11.000 reales; la prevalencia de los contratos negociados sobre la ley laboral; el ataque directo a la organización de los trabajadores; la reducción de las horas de descanso, ítem que deja de ser considerado parte de las normas de salud, seguridad e higiene.
Además de pasar por encima de varios derechos contenidos en la legislación laboral, la reforma permite que los acuerdos negociados entre el patrón y el trabajador tengan más peso que la ley. Esta modificación supone que la negociación entre patrón y trabajador es una negociación entre iguales, cuando en realidad el trabajador deberá estar dispuesto a ceder sus derechos si desea ser contratado, sobre todo en tiempos de crisis económica.
Apenas salía del horno la reforma laboral, la corporación mediática Globo ya empezaba a hablar de la reforma previsional. En una nota de Globonews decía: “Alguien con 65 años, saludable y en plena actividad ¿debe aun ser llamado anciano?”
Diana Assunção afirmó que “la topadora de Temer y del Congreso Nacional tiene detrás el inmenso poder económico de los capitalistas, los mismos que los eligieron con coimas millonarias y mandan y desmandan en la política nacional. No es en el Senado que se decide esta pelea, sino en las calles, en las fábricas. Parando el transporte, la producción, la circulación de mercancías es la única forma de enfrentar a los patrones. Porque solo la fuerza de los trabajadores unidos es mayor que su poder económico: somos los que producimos todo, incluso la riqueza capitalista. Parando la producción somos imbatibles y podemos hacer valer nuestra fuerza”.