La ficción que transmite Canal 13 todos los miércoles a las 22.45 va por su segundo episodio, ya generó polémicas que encendieron la campaña camino a las PASO presidenciales y que alcanzaron al propio dirigente camionero Pablo Moyano.
Lunes 22 de julio de 2019 17:39
“Pasan los gobiernos, los frigoríficos, gente buena, gente mala, los sindicalistas y acá estoy yo”, dice el Tigre Verón en diálogo con el empresario del Frigorífico Colorado, en clara alusión a la dirigencia sindical que se atornilla a su sillón con mandatos eternos.
El “Tigre”, protagonizado por el actor Julio Chávez, nos pinta la radiografía propia del burócrata: es patotero, tiene arreglos con la policía, aunque a sus espaldas su hijo dirige un taller clandestino, negocia con piratas del asfalto y realiza negociados en un club de box.
El sindicalista se reúne con la patronal en un intento de destrabar el conflicto del frigorífico, ya que los manifestantes tienen parada la planta en protesta por los despidos. Pero acá no hay solidaridad de clase con los que están en lucha sino dirigentes que se enriquecen a costa de los trabajadores y viven de manera suntuosa.
Es notable la caracterización de uno de los hijos de Verón, ligado a la droga, que sigue el camino de su padre y que hasta físicamente parece aludir al hijo del dirigente camionero Hugo Moyano.
Pablo Moyano, secretario adjunto del Sindicato de Camioneros expresó en AM 530: “No tengo tiempo para ver ese tipo de series, pero me imagino a Suar, perteneciendo al Grupo Clarín, hablando mal de los dirigentes gremiales”.
Hay momentos en que la ficción parece atravesar ese endeble umbral con la realidad y se mete en las discusiones de las noticias del día. Justo en el estreno de la nueva serie de Polka, los titulares de la televisión impactaban con Una pelea entre sindicalistas de la carne terminó a los tiros y con micros incendiados en San Fernando.
Y entonces, ¿qué hay más allá de esta burocracia sindical? ¿Quién defiende realmente a los trabajadores? Se vuelve imperiosa la necesidad de sindicatos clasistas, que busquen la unidad entre ocupados y desocupados, con dirigentes que ganen lo mismo que cualquier trabajador del gremio, con mandatos revocables. Una democracia directa con asambleas donde haya libertad de todas las tendencias que no defiendan a los empresarios, donde la base decida y la asamblea marque el paso.
En El Tigre Verón el sindicato y la patronal trabajan en forma conjunta, el burócrata no habla en nombre de los trabajadores ni los defiende, mira su propio bolsillo y sus intereses personales; a la manera de un mafioso, reza sólo por el bienestar de su familia y se enriquece a manos llenas.
Son innumerables las luchas de los trabajadores que desde las bases tratan permanentemente de terminar con estos dirigentes, porque saben mejor que nadie lo alejados que están de los intereses y de la vida misma de los obreros. Una realidad que no se muestra en las series de estos medios y se oculta también en las noticias.
Alguien podría pensar que la serie del Trece hace una causa justa en mostrar estas verdades sobre la vida y el enriquecimiento de los dirigentes sindicales. Sin embargo el real objetivo para quienes hicieron "periodismo de guerra" es sobre todo contribuir para debilitar las organizaciones sindicales de los trabajadores para en todo caso facilitar una futura reforma laboral y la pérdida de conquistas. Los mismos objetivos le caben a La Nación que también da cuenta de la relación entre ficción y realidad de la nueva serie de Suar.
Y aquí cobra plena vigencia entonces el film de Raymundo Gleizer, “Los traidores”, que debemos rescatar como una ficción que podemos afirmar hizo una genuina contribución al movimiento obrero.