Este lunes, continuó el juicio por el caso de la joven de 29 años agredida en mayo del año pasado. En la ocasión, declaró una mujer que asistió a la junta realizada aquella fatídica noche, quien tuvo que responder tendenciosas preguntas de los abogados.
Lunes 27 de marzo de 2017
Un cuestionable interrogatorio fue llevado adelante por la defensa de Mauricio Ortega- único imputado en el femicidio frustrado de Nábila Rifo- que este lunes 27 de marzo se enfrentó ante la declaración de una testigo que participó de la “fiesta” previa al brutal ataque.
Recordemos que hace ya 10 días comenzó el juicio oral contra Ortega, en la ciudad de Coyhaique; han sido 76 las personas citadas y en dos semanas 31 han dado su declaración ante la Justicia.
Por medio del canal del Poder Judicial, se transmitió la declaración oral realizada por la testigo, quien tuvo que enfrentarse a una serie de preguntas confusas, reiterativas y tendenciosas, que apuntaron a detalles respecto a la “ropa” que usó Nábila aquella noche, donde la testigo tuvo que detallar el color de la polera (beige), que la joven “estaba sin ropa interior en la parte de arriba”, el tipo de pantalón, entre otras cuestiones sin mayor sentido.
Uno de los aspectos donde la defensa de Ortega más enfatizó e insistió en sus preguntas, tiene que ver con el “nivel de ebriedad” de Nábila aquella noche. Los abogados fueron muy insistentes respecto a si la joven “podía desplazarse”, caminar o razonar en la ocasión; pese a que en la primera declaración escrita de la testigo, ella asegura que Rifo estaba ebria, mareada, pero que podía desplazarse y caminar sin problemas, la defensa insistió en este punto, generando una clara confusión en la testigo, quien dudó de lo planteado, para luego reafirmar que la víctima estaba “mareada”, pero que “no se caía, ni se paraba o cosas así”.
El interrogatorio estuvo lleno de tensiones, objeciones y diversas interrupciones por lo confuso y tendencioso de las preguntas. Los defensores de Ortega apuntaron hacia el estado de Nábila aquella noche, preguntándole a la testigo “quién era la persona más ebria de la fiesta”, a lo que contestó que “al parecer ella (Nábila)”, como si la cantidad de alcohol justificara la brutal acción del agresor.
Los abogados de Ortega buscan instalar que Rifo se encontraba casi sin poder “razonar” o “recordar” lo ocurrido, intentando deslegitimar a la joven con preguntas sobre sus relaciones sexuales y de pareja, su vestimenta de esa noche, su comportamiento hacia el imputado, entre otros absurdos detalles. Es decir, todo el interrogatorio y las respectivas preguntas se direccionaron a responsabilizar, de una u otra manera, a la joven, tratando de culpabilizar sus acciones para así justificar el violento actuar del imputado. No por nada insistieron tanto en que la testigo explicitara que esa noche Nábila “estaba molesta con Mauricio” o lo “estaba tratando con mala onda”, como si esto fuese una prueba para la “inocencia” del imputado o aminorara lo que sucedió: un terrible femicidio frustrado que expresa la brutal violencia que existe- y se justifica- hacia las mujeres en Chile y el mundo.
La ronda de preguntas y la actuación de los abogados fueron cuestionadas incluso en matinales y programas de televisión que transmitieron en vivo la declaración, donde panelistas pusieron en duda el interrogatorio y lo estéril de las preguntas. “¿Qué importan esos detalles para esclarecer los hechos”?, se preguntaron en “Bienvenidos”. ¿Qué importa la vestimenta de Nábila, si había tomado alcohol, o su vida sexual? Claramente, la defensa de Ortega está impulsando una estrategia de deslegitimación hacia la joven, buscando responsabilizarla- en algún grado- del actuar del imputado y la brutal agresión cometida contra la mujer.