El actor estadounidense llevó este viernes ayuda al barco de la ONG española Open Arms. Con 121 inmigrantes a bordo, salvados en el mediterráneo, le niegan puerto para desembarcar.
Viernes 9 de agosto de 2019 11:24
El actor Richard Gere ayuda a llevar víveres a los rescatados por el 'Open Arms' - YouTube
La ONG Proactiva Open Arms está hace más de una semana rescatando inmigrantes que, desesperados y desesperadas, huyen de la pobreza y la guerra para internarse en el Meditarráneo. Pero no solo deben enfrentar la precariedad de sus embarcaciones, sino la dureza de las autoridades de los distintos países, que rechazan recibirlos. Entre ellos Italia, que en los últimos días elevó a un millón de euros las multas contra las organizaciones que ayuden a inmigrantes a llegar a sus costas.
Te puede interesar: Europa asesina: no hay puerto para los inmigrantes del Open Arms
Te puede interesar: Europa asesina: no hay puerto para los inmigrantes del Open Arms
"Ocho días viviendo en cubierta, mientras un puñado de voluntarios se deja la piel para cuidarles y darles esperanza", denunció este viernes Open Arms, y reprochó a la Unión Europea que no ofrezca un puerto para desembarcar los 121 inmigrantes que rescató hasta ahora el barco.
Se trata de familias procedentes de Eritrea, Sudán o Etiopía: 89 mayores y 32 niños y niñas. Pero este viernes, en medio del reclamo, llegó otra acción solidaria que Open Arms difundió: la visita del actor Richard Gere.
Por fin una pequeña buena noticia.
Llegan víveres al #OpenArms y contamos con un compañero de tripulación excepcional #RichardGere #PuertoSeguroYa pic.twitter.com/IgrTZyU6KI— Open Arms (@openarms_fund) August 9, 2019
Según el diario El País, “la estrella de cine llevó paquetes de comida para los inmigrantes rescatados en el mar y la tripulación, así como agua, frutas y verduras”. Ya se había solidarizado el año pasado a través de distintos videos y mensajes. Ahora se acercó a la isla de Lampedusa, donde el barco espera respuestas de las autoridades europeas.
Ser padre no entiende de colores ni fronteras.#RichardGere también lo es. ❤️#PuertoSeguroYa pic.twitter.com/BIK4u9cbOr
— Open Arms (@openarms_fund) August 9, 2019
Cada año son decenas de miles los refugiados que cruzan el Mar Mediterráneo intentando ingresar al viejo continente. Huyen de las guerras y crisis desatadas en sus países de origen por las políticas imperialistas, tanto europeas como de EE.UU.
Esta situación es una muestra más de la barbarie del capitalismo, un sistema que condena a millones a la precariedad de la vida. Esa misma barbarie queda expuesta en la actitud de las grandes potencias. Responsables de las oleadas masivas de refugiados, a su vez, limitan el ingreso a sus respectivos países.
Te puede interesar: La Unión Europea se blinda contra los refugiados
Te puede interesar: La Unión Europea se blinda contra los refugiados
En la última década, Europa ha mostrado claramente sus políticas reaccionarias ante los inmigrantes. Las grandes potencias que hablan de “derechos humanos” han creado ghettos para recluir a quienes logran entrar en aquellos países. Esos campos de refugiados, en muchos casos, muestran la crueldad y el desprecio de los funcionarios del Estado burgués por esas vidas humanas.
Una estimación realizada por un grupo de artistas y activistas señala los nombres de 35.597 personas muertas por las políticas migratorias de la Europa, desde 1993 a 2018. El dato, como resulta evidente, es incompleto. Una actividad que por definición es ilegal, no puede contabilizar todos los fallecimientos.
Las muertes registradas tienen la marca de la violencia más terrible. En el listado antes mencionado se señalan cuestiones como muerte por agotamiento/congelación en un contenedor ferroviario, muerte por daño cerebral después de un forcejeo con los agentes de inmigración, muerte en un incendio provocado en un centro de refugiados, muerte después de beber agua de mar durante 7 días estando a la deriva en el mar Mediterráneo o muerte en un naufragio.
Mirando de conjunto los hechos, se trata de un verdadero genocidio contemporáneo provocado por las políticas reaccionarias que apuntan a una Europa fortaleza. Por políticas que expresan un racismo institucional, avalado en mayor o menor grado por todos los gobiernos del viejo continente.