El presidente agradeció la gobernabilidad otorgada en 2016. Sin embargo, después del discurso, los diversos sectores del peronismo ensayaron un discurso opositor.
Jueves 2 de marzo de 2017
Fotografía: DyN
Mauricio Macri inauguró por segunda vez ayer las sesiones legislativas, y sería demasiado ingenuo afirmar que se esperaba otra cosa de lo que fue. Sobre todo porque Mauricio sigue siendo Macri, y las consecuencias de su política de Gobierno no se pueden ocultar con un discurso ramplón.
Sin embargo, algo que sí es un punto a su favor, o en todo caso, a favor del que le haya escrito el discurso, es que desde el vamos dejó las cosas claras, asegurando de qué forma durante este año había logrado la tan mentada “gobernabilidad”. Y es aquí donde agradeció la colaboración de la oposición (los bloques mayoritarios) por haber apoyado en el Congreso la enorme mayoría de las leyes que le permitieron avanzar en la dirección que su proyecto necesitaba.
La gran mayoría de los legisladores del FpV-PJ y el Frente Renovador de Sergio Massa pasaron por alto este “pequeño” agradecimiento del presidente. Cuando terminó el discurso, y mostrando que su oposición es puramente electoral, se transformaron en los grandes voceros de la oposición intentando marcarle la cancha a Macri, afirmando también que la herencia, al cabo, no era tan pesada.
Así se pudo ver al diputado Héctor Daer, uno de los integrantes del triunvirato que integran la CGT y afín al Frente Renovador, indicar que “en esta apertura no tiene que hablar de ninguna herencia, tiene que venir y decirnos a los argentinos lo que va a hacer”. Pero como dice el refrán, una de cal y una de arena. Para que Macri no malinterprete sus palabras, aseguró que lo que ocurrirá el martes 7 es “simplemente una movilización”, y reiteró que la central obrera declarará un paro nacional, si y solo si, el Gobierno “sigue encerrado en que el camino es la política de ajuste, la caída de la actividad y el cierre de empresas”.
Las palabras de Daer suenan al reto de una madre permisiva, que amenaza con un castigo que finalmente nunca llega. Es que Daer, como parte de la CGT, no hizo otra cosa que garantizar sistemáticamente la no realización de un paro a pesar de que ya se estime en 200.000 los puestos de trabajo perdidos, entre el sector formal e informal, durante el año 2016.
Pero el representante de la CGT no fue el único en elevar la voz. El peronismo en general aprovechó la incontrastable realidad con el discurso de Macri, para hacer leña del árbol caído. Entonces se pudo escuchar la voz de Edgardo Depetri (FpV), decir que el primer mandatario fue “cínico y que parece el presidente de Suiza". O a José Luis Gioja ofuscado porque Macri obvió los “escándalos del Correo, o el que envuelve al Jefe de Inteligencia, Gustavo Arribas, o los Panamá Papers”.
Todos y cada uno de los puntos mencionados son verdaderos escándalos, pero no menos escandaloso fue haber levantado la mano para cerrar un acuerdo con los fondos buitres, algo que parece haber quedado en la columna de los ítems a olvidar por estos referentes de la ...ejem...oposición peronista.
Por su parte, Diego Bossio, quien se fuera del FpV para integrar el bloque Justicialista sostuvo que “solo con buenos deseos no se solucionan los problemas de los argentinos”. Declaraciones más que tibias, pero que se condicen con el perfil de quien todavía intenta sin éxito ser referente y ocupar un espacio que le es esquivo.
Quien tampoco se privó de dar su opinión fue Héctor Recalde, presidente del bloque de diputados nacionales del FpV-PJ, quien aseguró que “el discurso no sólo describió una realidad que no existe, sino que además fue provocador”.
Su par en el Senado, Miguel Angel Pichetto, afirmó que “el problema que tiene el Gobierno es la incomprensión respecto del estado actual del mundo y de cómo nos impactan en materia de industria y empleo”.
Las críticas de los que integran el peronismo hoy, con todas sus fracciones, son justificadas. Sin embargo soslayan en las mismas un dato que no es menor, este espacio político en la Cámara de Senadores, con Pichetto a la cabeza, fue la oposición que le garantizó al presidente un conjunto de leyes que sin su complicidad hubiera sido imposible "promulgar". Así como el FpV fue clave para que las leyes se voten en senadores, el Frente Renovador y el Bloque Justicialista dieron sus votos en Diputados.
Es por esta razón y porque en la vida hay que ser agradecido, que Mauricio Macri fue lo primero que dijo en su discurso.