La cifra luctuosa se deduce de los informes provistos por el Observatorio Lucía Pérez, que registra femicidios, transfemicidios y femicidios vinculados.
Miércoles 25 de enero de 2023 11:01
Entre el 1º y el 22 de enero, 20 mujeres -una de ellas, una mujer trans- fueron asesinadas por varones que eran sus parejas, un familiar o algún conocido. De estos 20 femicidios, 9 ocurrieron en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, 3 en la provincia de Córdoba, y el resto ocurrió en localidades de Mendoza, Entre Ríos, Salta, San Luis, Santa Fe, Formosa y Tucumán.
A estas cifras del horror, habría que incorporar el asesinato del concejal de Berazategui Jorge Vega, quien fue baleado por la expareja de quien era su actual compañera. En el análisis que el feminismo aportó sobre la violencia de género, estos asesinatos se consideran "femicidios vinculados". En general, las víctimas de los femicidios vinculados fueron asesinadas al intentar impedir el asesinato de la mujer o, como en este caso, se trata de personas con vínculo familiar o afectivo con la mujer a quien va destinada la violencia, con el objetivo de castigarla o destruirla psíquicamente. En muchas ocasiones, las víctimas fatales de estos femicidios vinculados son los hijos e hijas de la mujer contra la que va dirigida la violencia machista.
La mayoría de las mujeres asesinadas en estas primeras semanas del año 2023 tenían entre 21 y 30 años (9). Otras 5 mujeres tenían entre 31 y 40 años; 2 entre 41 y 50 años y una tenía 53 años. De otros 3 casos se desconocen los datos. La mayoría fue asesinada con armas de fuego, aunque también los femicidas recurrieron a otros métodos para cometer los crímenes.
Estos femicidios registrados hasta el pasado domingo 22 de enero, arrojan un promedio de una mujer asesinada por violencia de género cada 26,4 horas, algo muy similar a las estadísticas del año 2022.
El año pasado, según el mismo Observatorio Lucía Pérez, se produjeron 329 femicidios, es decir, uno a razón de cada 26,5 horas. Según el observatorio de La Casa del Encuentro, estos femicidios dejaron a 341 hijos e hijas sin sus madres, de los cuales el 65% son menores de edad.
En el país de Ni Una Menos, el patriarcado no cayó por obra y gracia de ningún gobierno. Es gracias a nuestra movilización y denuncia permanente que la violencia machista se visibilizó como nunca antes, que adquirió su verdadero nombre y se terminaron los eufemismos como el de "crímenes pasionales". Con nuestra lucha y organización conseguimos también señalar que además de los femicidas, el Estado es responsable de que estos femicidios ocurrieran cuando las señales previas de la violencia de género y las denuncias reiteradas no fueron escuchadas o cuando las necesidades urgentes de refugio, trabajo e independencia económica y hogar propio de muchas víctimas de violencia para escapar a este destino, no fueron resueltas. Una responsabilidad que incluye a gobiernos y ministerios, poderes legislativos y la Justicia que reproducen y legitiman la violencia patriarcal.
Pero cuando estos crímenes siguen sucediendo, uno por día, dejan de ser asuntos privados para tranformarse en una causa de lucha colectiva. Por eso, con cada golpe, volvemos a levantar nuestra bandera que dice "Si tocan a una, nos organizamos miles".
