Sigue la caza de brujas contra la libertad de expresión. El artista Abel Azcona, es citado a declarar el próximo 25 de febrero al ser imputado por mostrar en Pamplona en su exposición “Desenterrados” la palabra Pederastia formada con hostias consagradas.
Martes 16 de febrero de 2016
Foto: Twitter Abel Azcona
Con la Iglesia hemos topado, popularizaba Don Quijote como una expresión referida al poder de la Iglesia Católica.
Blindada tradicionalmente de críticas con medios legales de mayor o menor violencia, este carácter de “intocable” abarca hasta dejar su huella en la conocida como Ley Mordaza, que contempla penas de ocho a diez meses y multas de hasta 30.000€ por lo que consideran “delito contra los sentimientos religiosos”.
La influencia política de la Iglesia y los sectores más conservadores vuelve a sacar músculo. Esta vez en forma una querella por “profanación” y un informe sobre una “ofensa a los sentimientos religiosos” interpuestas al artista Abel Azcona desde la Asociación de Abogados Cristianos y la Delegación del Gobierno en Navarra respectivamente.
Haciendo caso a las reprimendas legales, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, llama a declarar a Azcona el día 25 de febrero, publicitando su imputación por Twitter y sin contactar antes con él ni con su abogado.
La exposición Desenterrados fue vertebrada por la denuncia al silencio, al entierro que sufre la memoria histórica de las víctimas del franquismo. Entierro institucional por parte de un régimen que se construye sobre la impunidad de los crímenes franquistas y entierro real de más de 110.000 cuerpos aún sin localizar en las fosas comunes y las cunetas del Estado Español.
Pero también el entierro de las historias incómodas para la Iglesia, gran aliada histórica del franquismo, como el usual encubrimiento de los numerosos casos de abusos sexuales a menores por parte de miembros del clero, parte de su anterior obra Shadow, que denuncia casos de pederastia ocultados en el Opus Dei, siendo Pamplona una ciudad en la que tiene un conocido peso político.
Así, algunas piezas de otras muestras de Azcona relacionadas con la temática también se encontraban en la exposición, junto con instalaciones de gran contenido simbólico, como las sillas de un círculo de terapia, o la tierra de la huerta de una víctima del franquismo que Azcona utilizó en una performance el pasado 1 de mayo para cubrir a los familiares de esas víctimas, representando el trato que reciben de las instituciones.
La performance, de hecho, es uno de los modalidades artísticas más empleadas por Azcona, que suele conformar en torno a una reflexión que invita a la crítica y la reivindicación, incomodando unos límites de lo no-punible que se están estrechando a golpe de caza de brujas contra la disidencia. Azcona proyecta algunas de estas denuncias al poder desde la perspectiva de la opresión patriarcal, la transgresión o la marginación social.
Desenterrados se expuso en Pamplona durante casi dos meses, recibiendo unas 8.000 visitas, pero también ataques de fanáticos cristianos y ultraderechistas que destruyeron varias obras e hicieron pintadas de corte fascista en la exposición en total impunidad. Así mismo, amenazas de muerte, misas, graffitis, concentraciones, vigilias y rezos del rosario en la plaza frente al recinto se hicieron en rechazo a la muestra, pasando a formar parte de la performance Amén, continuación de la obra de Azcona.
Frente a esta situación, Joseba Asiron, alcalde de Pamplona por Bildu, se posicionó pidiendo a Azcona que "reconsiderase" algunos contenidos de la muestra por "el rechazo de una parte de la ciudadanía". A su vez, numerosos medios de enfoque conservador, como El Mundo, La Razón y especialmente el Diario de Navarra, se han sumado a una posición contra la libertad de expresión.
Esta posición es habitual en cada vez más medios de comunicación amplios, pretendiendo normalizar la represión a la protesta a nivel político e incluso cultural, al calor del continuo recorte de libertades que se viene aplicando, llevando a la cárcel, a juicios o a multas inasumibles a quien se coloca en el punto de mira del aparato policial y judicial por salir a luchar.
Antes de la aprobación de la Ley Mordaza ya existían otros ejemplos de persecución en el mundo del arte y la cultura, como el secuestro de la revista El Jueves en 2007 por sus críticas a la Monarquía o el cierre del diario de izquierda abertzale Egin en 1998, encarcelando a varios responsables del periódico.
Esta represión se redobla con la aprobación de la Ley Mordaza, que legaliza numerosos comportamiento de abuso policial y legal que ya se daban antes y organiza una criminalización de la protesta de forma más directa. Lo podemos ver en los casos de numerosos sindicalistas y activistas sociales y políticos detenidos que se enfrentan a duras penas de cárcel.
También con una vigilancia y castigo sobre el arte con contenido de crítica social, como en este caso, en el de Títeres desde Abajo, los raperos granadinos Ayax y Prok o el cantante del grupo Def con Dos, extendiendo la censura sobre el mundo del arte al más puro estilo del maccarthismo.

Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.