Grupos LGTB denuncian el asesinato del artista y cantante Zelimkhan Bakayev, primero detenido en un campo de concentración anti-gay y torturado por la policía en Chechenia.
Eduardo Nabal @eduardonabal
Miércoles 25 de octubre de 2017
El cantante ruso de 26 años desapareció el pasado 8 de agosto. Bakayev se trasladó a Grozny para asistir a la boda de su hermana y fue detenido poco después de su llegada a la zona.
Según fuentes especializadas en la actualidad LGTB en Rusia, el artista, que gozaba de gran popularidad dentro y fuera de las fronteras de su país, fue detenido por la policía y torturado. Dese el 8 de agosto no se ha sabido nada más de él.
Diez horas después de su detención, según algunas fuentes y medios de comunicación, fue asesinado. Igor Kochetkov, fundador de Rusian LGTB Network, asegura que la causa de su detención fue la conocida orientación sexual del cantante.
“A finales de agosto recibimos la confirmación de nuestra sospecha de que Bakaev había sido detenido por las autoridades de Chechenia debido a su homosexualidad”, ha dicho Kochetkov al diario Metro.
Las autoridades niegan los hechos y afirman que el cantante se encuentra en Alemania. Como en otras ocasiones los activistas LGTB y pro-derechos humanos han desmentido esta información.
Más de cien personas pueden haber sido asesinadas ya en campos de concentración en Chechenia, según los primeros testimonios, a pesar de los desmentidos de las autoridades rusas.
El caso de Bakayev no es más que la “punta del iceberg” de un genocidio silencioso, porque la comunidad europea no quiere enfrentarse al liderazgo de Vladimir Putin, mientras exige el respeto de los derechos humanos a otros países que no entran en su órbita de intereses económicos.
Tampoco el internacionalismo de base, hasta hace poco, y con notables excepciones, se ha mostrado especialmente receptivo hacia la persecución machista y homófoba ya propiciada por las leyes contra la propaganda homosexual del Putin y que ahora han tenido su manifestación más cruenta en estos campos de exterminio de los que la información siempre sale de forma confusa, con cuentagotas, con numerosos desmentidos de diferentes partes, particularmente de las autoridades que han llegado a afirmar hasta la estupefacción de la comunidad LGTB internacional que esto es imposible ya que “no hay gays en Chechenia”.
La influencia de una versión deformada y una interpretación oportunista del Islam unida a los intereses del patrioterismo machista reforzados por el imperialismo racial, ultraortodoxo y viril, parecen haber puesto en bandeja esta suerte de fascismo a la carta en Chechenia, que pocos se atreven a denunciar hasta que no se encuentran fuera del país ya que no solo los activistas sino que los propios medios de comunicación se encuentran bajo presión de las redes gubernamentales y sus secuaces en las instituciones.
El ascenso al poder del reaccionario, racista y homófobo Donald Trump no ha hecho sino empeorar esta situación, que ya se ha vuelto sangrante y que exige una respuesta internacional clara, solidaridad y organizada.
Eduardo Nabal
Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.