En el marco de la Maestría en Estudios Latinoamericanos, el filósofo y profesor dio tres charlas abiertas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. La Izquierda Diario dialogó con él.
Miércoles 10 de agosto de 2016
Prolífico pensador y escritor de una obra traducida a varios idiomas, Enrique Dussel es, como se dice, argentino-mexicano, lo que en su caso cobra bastante literalidad ya que ha pasado 41 años en Argentina y, luego del exilio en 1975, 41 en México.
Egresado de la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo en 1957, después de estudiar en la Universidad Complutense de Madrid y en La Sorbona de París, y de un largo recorrido por Europa y Asia que incluirá dos años en Israel, regresa a la Argentina donde participa junto al mexicano Leopoldo Zea, el cubano Raúl Fornet Betancourt, a los argentinos Horacio Cerutti y Arturo Roig entre otros, del movimiento de la Filosofía de la Liberación, fundado entre los años 1969-1971.
De distintas vertientes, pero influenciados por fenómenos intelectuales y políticos propios de la época, como la Teología de la Liberación y la Revolución Cubana, estos pensadores se ubicarán desde Latinoamérica como lugar de enunciación para hacer filosofía. Un pensar que “parte del oprimido, del marginado, del pobre, desde los países dependientes de la Tierra presente”.
En 1973 una bomba colocada por grupos de ultraderecha estalla en su casa y lo obliga a exiliarse en México en 1975. Lo recibe la UNAM y un ambiente intelectual fuertemente influenciado por una tradición distinta a la suya, el marxismo. Esto lo lleva a realizar un estudio exhaustivo de la obra de Marx. Hará un estudio “casi arqueológico” del pensamiento económico de Marx, leyendo los Grundrisse en los originales, lo que lo lleva a evaluar su obra como “la crítica más lúcida” al sistema capitalista y a evaluar que, en tiempos de crisis económica global, “Marx está en el futuro”. De ese período se destacan obras como La producción teórica de Marx. Un comentario a los Grundrisse; Hacia un Marx desconocido. Un comentario a los manuscritos del 61-63; El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana; Las metáforas teológicas de Marx.
En diálogo con La Izquierda Diario, reconoce haber llegado a “la política” en los últimos años: “He hecho mucha construcción histórica, antropológica, ética, y siempre yo sabía que tenía que terminar en la política, pero la política la empecé después de mi ética de la liberación en el año 98, así que hace apenas 20 años, y ya he escrito bastante. Pero esto responde a una problemática que tiene como referentes a muchos rostros. En estos años he dado muchas vueltas, por todos los países de Europa, por casi todos los estados norteamericanos, por todos los países latinoamericanos, pero también en África y también en Asia, entonces veo muchos rostros cuando estoy escribiendo, y los lectores se dan cuenta que les estoy hablando a ellos también. Estuve en Marruecos y hablé a 300 intelectuales islámicos y quedaron entusiasmados de como un latinoamericano les habla de lo islámico. Es que yo tengo una experiencia en el mundo islámico y he pensado el tema. Entonces toco ahora muchos resortes sobre una cuestión que ha por fin aparecido como una pregunta central, porque el asunto en el mundo intelectual y en la filosofía, pero lo mismo en la literatura, en la antropología, en todas las ciencias sociales, es quien pone las preguntas más acuciantes. Y da la casualidad de que es un grupo de latinoamericanos los que estamos planteando las preguntas más acuciantes.”
En relación a la situación actual América Latina, Enrique Dussel caracteriza como un tiempo de transición en el que la tarea del momento sería “la emancipación del centro de Europa, de una cultura que nos ha tenido como colonia mental, y también de un punto de vista militar, económico, político”.
Al ser interrogado sobre el reciente acceso al poder de gobiernos reaccionarios, como en Argentina o en Brasil, plantea que “Es parte de un proceso de cambio (…) por el fin del siglo XX, surgieron gobiernos más progresistas, la primera vez, y con ideas algunas muy interesantes, otras no tanto, porque era la primera experiencia. Y esas ideas se han usado. Han entrado en un proceso entrópico, porque los sorprendió el poder y no lo habían ejercido antes. El tema de la corrupción no es solamente un problema de propaganda, es un problema de la subjetividad. Un militante, un obrero sindicalista de pronto es elegido diputado y tiene 5 veces más de salario y ve que todos se visten de otra manera, entonces se compra un traje mejor y ya se empezó a corromper. Entonces tenemos que formar una nueva generación de dirigentes que no caigan en esos retrocesos. Es difícil la situación, no es fácil reemplazar el sistema vigente. (…) La historia es larga. No dura decenios, dura siglos. El siglo XXI, en su final empezaremos a encontrar cosas. Quizás no solo yo, sino ustedes también mueran antes de poder llegar al 1810, pero se está avanzando. Y teóricamente es la primera vez que empezamos a producir a nivel global.”
También nos dio su opinión sobre la situación mexicana: “México, es de los únicos países en América Latina que no tuvo dictadura militar. Pero la fue realizando de una manera lenta y permanente. La persecución no fue tan brutal como en Chile o Argentina, pero vienen desde hace 70 años, matando selectivamente periodistas, dirigentes, etc. Es un sistema de largo plazo que ha logrado implantarse fuertemente. Lo que pasa es que antes la corrupción era pequeña, era cuestión de apropiarse de los bienes del estado. Con la droga esto ha aumentado geométricamente. La riqueza es mucho mayor, la posibilidad de penetrar todos los órganos del gobierno, del ejército, del poder judicial, por grupos gangsteriles. La situación es muy difícil. Además Estados Unidos quiere tener una frontera sur controlable y el gobierno mexicano por ahora le es controlable (...) México depende completamente de EEUU, los servicios de inteligencia están en todas partes y ahora con el Tratado de Libre Comercio el capital trasnacional ha destruido aun el capital de la burguesía nacional, la cual es rentista, la cual vende y pone sus dólares en EEUU y entonces se está trasnacionalizando con capital extranjero todo. Entonces la situación en México es muy complicada.
También hay cada vez más reacción popular. Los maestros son un sindicato muy poderoso, dividido, porque hay uno que allá le llaman “charro” que significa los que están con el PRI (Partido Revolucionario Institucional) desde siempre, pero hay otros que son realmente independientes. Y en ciertas provincias tienen un apoyo muy fuerte de la población. Los maestros son hombres y mujeres jóvenes, son los más preparados dentro de lo que es el medio y decididos a seguir dando la batalla. Entonces, el gobierno quiere liquidarlos pero cuando reprime demasiado se le levanta aún más la gente. Este es un movimiento muy poderoso en este momento, que se junta a otros, a los 43 estudiantes, que crean mucha mella. Y cantidad de otros movimientos populares que están surgiendo en México. Hay que apostar en parte también a eso (…)”
De su vasto recorrido intelectual, se destacan sus obras: Para una ética de la liberación latinoamericana (1973), Filosofía de la Liberación (1977), Ética comunitaria (1986), El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana (1990), 1492: El encubrimiento del Otro (1992), Apel, Ricoeur, Rorty y la Filosofía de la Liberación (1993), Historia de la filosofía latinoamericana y filosofía de la liberación (1994), Ética de la Liberación en la edad de la Globalización y de la Exclusión (1998), entre otras.
Si bien su derrotero teórico político lo ha llevado a apoyar a gobiernos pos neoliberales que surgieron en la primera década del siglo XXI en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Argentina, Brasil, o a alternativas de centroizquierda como Morena en México, su obra intelectual constituye una referencia interesante para quienes se proponen recrear un diálogo entre Marx y América Latina, pensando en una estrategia de superación del capitalismo.