El agobio y acoso laboral, la nula respuesta ante estas situaciones, los suicidios y agresiones entre compañeras y compañeros de trabajo nos abre la pregunta de que rol hoy cumplen las jefaturas y autoridades en los hospitales y centros de salud, en esta nota buscamos problematizarlo y plantear que otra manera de organización es posible.
Miércoles 6 de julio de 2022
Durante las últimas semanas, y a partir del lamentable hecho de intento de homicidio a una trabajadora de la salud que venía sufriendo amenazas desde hace tiempo en absoluto conocimiento de sus jefaturas, se ha abierto un debate en ciertos sectores de la salud sobre las condiciones laborales que propician este tipo de situaciones, con un alto nivel de competitividad por cargos en contexto de inestabilidad laboral por años, bajo la forma de contratos a honorarios, suplencias o el subcontrato.
En varias oportunidades a raíz de este debate, nuevos trabajadores han puesto denuncias sobre acoso laboral sufrido incluso de parte de las mismas jefaturas lo que pone sobre la mesa otra arista a discutir: ¿quien elige las jefaturas y cargos directivos?¿Cuál es su verdadero rol? ¿Son necesarias en el funcionamiento de los hospitales?
Autoridades y jefaturas: un camino antidemocrático
Por años, quienes ocupan cargos de director/a de hospitales y centros de salud, de la misma forma que las subdirecciones y jefaturas, han sido designados a dedo, o por medio de concursos públicos muchas veces muy poco transparentes y en los que la opinión de las y los trabajadores no tiene ninguna importancia, aún cuando son los que conocen de mejor manera las necesidades de cada servicio o unidad.
En el Hospital de Calama gremios como la FENATS han denunciado en reitaradas ocasiones al director y exigiendo su renuncia por sus denuncias de acoso y maltrato laboral. En el caso del Hospital Regional de Antofagasta, tras la renuncia del antiguo director han ocupado el cargo una seguidilla de subrogantes, también designados a dedo, mientras se realiza un nuevo concurso.
Comisiones de higiene y seguridad, un paso más cerca de la auto organización
Para pensar un poco más en profundidad el problema de las condiciones laborales en las que se desempeñan los trabajadores de la salud que trae como consecuencia, competitividad, problemas de salud mental, problemas de salud física y condiciones precarias, debemos pensar en ¿qué respuesta podemos dar las y los trabajadores?
Una pequeña idea puede verse al mencionar lo que se conoce como el “modelo obrero italiano”, que como se mencionó en un artículo anterior en este medio: “es un instrumento de exploración de la nocividad del trabajo, en el que miles de trabajadores se convirtieron en investigadores de sus propias condiciones laborales y con el apoyo de científicos, técnicos y estudiantes, lograron que delegados por sección (servicios en el caso del hospital) se transformaran en sujetos de generación de conocimiento y de acción transformadora, ya que llevaron sus investigaciones al plano de las demandas por mejores condiciones y por el control de la producción.”
Es decir que podríamos los mismos trabajadores de la salud, sin divisiones estamentales o gremiales, quienes podríamos organizar efectivamente el trabajo, desde los turnos, su duración, dotación de trabajadores en relación pacientes, etc. Poniendo por delante la calidad de atención a nuestros usuarios y la salud de los funcionarios, no el cumplimiento de metas impuestas.
Ahora bien, siendo los mismos trabajadores quienes pueden definir cuales son las falencias en el modo de funcionar de los hospitales, y más aún, de las deficiencias en sus condiciones de trabajo, ¿por qué no pensar en que sean estos mismos, en conjunto con la comunidad, quienes organicen, gestionen y dirijan los hospitales o diferentes centros de salud?
Trabajadores y comunidades pueden dirigir los hospitales
Si pensamos más a fondo está idea, aún cuando puede ser difícil de imaginar, hay algunos elementos concretos que pueden ayudar a crear la imagen de lo que sería el control de los trabajadores de estos centros, por ejemplo, que además de ser democrática la designación de las personas o grupos que tengan a cargo temas gestion y administracion, éstos cargos deben ser revocables y rotativos, dando así el poder a los trabajadores de base de destituir a quienes no cumplan con los principios y objetivos definidos de manera democrática en asambleas.
Cosas como el funcionamiento de los turnos, o incluso definir reglas en cuanto a permisos o fallas, por dar algún otro ejemplo, podrían ser definidas en asambleas.
De la misma forma la planificación de la destinación de recursos en términos generales puede ser definida en instancias ampliamente democráticas y ser implementadas por grupos o personas electas también de forma democrática, y por supuesto, revocables.
Espacios como el ocupado actualmente por directores designados a dedo, muchas veces por intereses políticos o económicos, podrían ser reemplazados por comités de trabajadores y usuarios conformados por delegados de base votados por el universo de trabajadores y trabajadoras del hospital.
Para dar un ejemplo más vivo, durante la movilización que llevaron a cabo las y los trabajadores del aseo del Hospital de Antofagasta, tomaron el control del servicio de lavandería debido a que hubo un brote de COVID y la empresa Siglo XXI quería que ésta siguiera funcionando en total normalidad, por lo que fueron los mismos trabajadores quienes poniendo por delante su seguridad, administraron lavandería para proveer las necesidades básicas de servicios críticos mientras duraba el paro. Esto lo hicieron sin necesidad de que una autoridad o jefatura electa anti democráticamente los dirigiera, sino que por medio de la votación en asamblea definieron los criterios en cómo ésta funcionaría y los encargados de que estos se llevaran a cabo.
No necesitamos autoritarismo en el trabajo
Los cargos de dirección o jefaturas no solo cumplen un rol de gestión, sino que en el actual modelo de salud también un carácter autoritario, en el sentido del poder sancionatorio, que muchas veces juega un rol importante en el agobio y acoso laboral. Cuestión que es denunciada fuertemente por trabajadores.
No solo necesitamos una forma democrática de decisiones y elección, sino que además terminar con este carácter punitivo de los cargos directivos, los mismo trabajadores en la medida que podamos gestionar democráticamente el trabajo podemos establecer medidas.
Otro sistema de salud es necesario
Un nuevo modelo de gestión de forma democrática y colaborativa entre trabajadores y usuarios, no es solo un cambio organizativo. Es parte de transformar el sistema de salud actual, que se vale de la actual estructura organizativa anti-democrática para sostener un modelo basado en la competencia, la defensa del mercado y la precarización del trabajo.
Conquistar un sistema de salud único, unificado, financiamiento integralmente por el estado, sin financiar negocios empresariales como las concesionarias, contratista o grandes holdings de la salud, solo es posible por medio de la lucha que debemos los trabajadores de la salud, en alianza con otros sectores de trabajadores y la población.
Un camino totalmente distinto al que hoy llevan adelante los gremios de la salud a nivel nacional, quienes además de mantener divisiones estamentales que impiden la unificación, se valen de métodos antidemocráticos y siembran la confianza en las autoridades y sus mecanismos.