El "Buen Fin" incentiva al consumo, pero apostando a un alto endeudamiento y las pérdidas de negocios locales, que no pueden solventar la baja de sus precios o competir con las ofertas de otras grandes empresas.
Viernes 19 de noviembre de 2021
Han pasado 10 años desde la primera vez que el autodenominado "fin de semana más barato del año", se instauró en el país. Desde entonces el común denominador de cada edición son las múltiples denuncias de publicidad engañosa. Se demostró una y otra vez que los supuestos descuentos no son lo que parecen. El escenario es el mismo de siempre, precios elevados durante algunas semanas antes del Buen Fin para posteriormente reaparecer con "descuentos" falsos.
Por otro lado, nos encontramos con los mecanismos de meses sin intereses. Varios establecimientos, como los bancos han optado por intercambiar la promesa de abaratar los precios a cambio de promociones que incluyen el pago en mensualidades. Esto se traduce en deudas que se alargan de 6, 12 y hasta 18 meses y son pocas las familias que aún pueden estar pagando lo adquirido en el Buen Fin con deudas tan largas y tan grandes.
En cuanto arranca la temporada de descuentos una imagen se vuelve constante en las tiendas departamentales, la de miles de madres y padres que buscan las "mejores ofertas". Recordemos que con la modalidad en línea que implementaron las escuelas, las computadoras, tablets y demás herramientas tecnológicas para que los hijos puedan acceder a sus clases en línea, se convirtieron para los atribulados padres en productos de primera necesidad e incosteables para miles de familias.
La estafa del buen fin
Si bien es cierto que existe un considerable ahorro en varias mercancías, la verdad es que dicho ahorro sigue siendo mínimo. En 2019 especialistas del Colegio de México publicaron su estudio “¿Realmente bajan los precios en el Buen Fin?” en dicho estudio se muestran los mecanismos que usan las empresas para aparentar grandes descuentos que terminan siendo muy reducidos y en varios casos hasta falsos.
En diferentes ocasiones se ha hecho hincapié en las declaraciones del profesor de la Universidad Iberoamericana, Roberto Sánchez, que ha demostrado como semanas antes de El Buen Fin los comercios aumentan los precios de sus artículos para posteriormente crear una falsa imagen de descuentos y ofertas. No existe comprobación real de que tales descuentos se estén llevando a cabo ni que sean descuentos que realmente reduzcan el precio de los productos.
Por otro lado, tenemos las compras a crédito sin intereses, lo que resulta una trampa para la clase trabajadora, ya que en ediciones pasadas se ha denunciado que existen anuncios engañosos y los compradores al final de cuentas no se libran de éstos. El problema es la facilidad en el otorgamiento de los créditos que vienen de la mano de un montón de restricciones que terminan generando el cobro de altos intereses, a fin de cuentas. LEIT MOTIV
La ilusión que causa el Buen Fin es resultado de una atrayente estrategia de marketing para que la población se endeude, ya que ante la dificultad que implica adquirir bienes duraderos como televisiones, refrigeradores, equipo de cómputo, videojuegos y demás mercancías, resulte incosteable que en un pago único liquiden bienes y productos, por lo que recurren al crédito y los meses sin intereses.
Te puede interesar:
El Buen Fin: 10 años de endeudamiento, falsas ofertas y compras innecesarias
Te puede interesar:
El Buen Fin: 10 años de endeudamiento, falsas ofertas y compras innecesarias
De la explotación laboral a la superexplotación
La venta de bienes “durables”, que además tienen una vida útil limitada, es uno de los engranajes de la economía, en particular hace a la esfera de la circulación de mercancías. Con los sueldos tan bajos que hay, la clase trabajadora y los sectores populares sólo pueden acceder a esos bienes a través de los pagos a meses sin intereses. Quienes laboran en tiendas departamentales y supermercados son parte de la misma clase trabajadora que sólo accede a refrigeradores, teles y muebles a través de créditos y pagos sin intereses, justo porque tienen salarios muy bajos.
La precarización laboral es un hecho, inició desde la aplicación de los planes neoliberales con Miguel de la Madrid en adelante, gracias a que la burocracia sindical entregó y sigue entregando cada una de las conquistas de la clase trabajadora.
El objetivo de la precarización laboral es recortar salarios y prestaciones para que los empresarios tengan más ganancias: Durante el buen fin, millones de trabajadores de tiendas minoristas y del comercio electrónico ven incrementada su carga de trabajo. Irónicamente y pese a trabajar todo el día haciendo realidad la operación de todas las tiendas participantes en el Buen Fin, trabajadoras y trabajadores de Wal Mart, Elektra, Liverpool, Coppel, tiendas de ropa y más, esperan trabajar algunas horas extras y así, cobrar unos pesos más, qué mal fin para los trabajadores precarizados.
Esto demuestra que los únicos beneficiados en esta jornada fueron una vez más, las grandes empresas que con la vía del endeudamiento de miles de familias trabajadoras o el aumento de la explotación laboral, verán crecer sus ganancias a costa de nuestras vidas. Por lo tanto, es necesario activar un plan de impuestos progresivos a esos empresarios, para que sus ganancias construidas a costa de nuestro trabajo, se pongan en función de las necesidades que la población tiene en la pandemia.