Al momento de escribir estas líneas Anahi Bulnes continúa desaparecida desde hace 24 días. El 5 de diciembre salió de su casa y nunca regresó. La detención de un sospechoso “de película” reaviva el debate sobre cómo los grandes medios abordan la violencia machista.
Jueves 29 de diciembre de 2022 13:50
“Macabro”. “Pista atroz”. “Un monstruo”. Son sólo algunas de las expresiones que por estas horas inundan muchos portales que cubren el caso de la desaparición de la docente Anahi Bulnes en Córdoba y la detención de un sospechoso a dos cuadras de la Casa de Gobierno.
Los rumores, los trascendidos en off que saldrían de los propios investigadores son el insumo privilegiado que algunos periodistas de los principales medios nacionales y locales utilizan para informar a una sociedad angustiada.
Contra toda recomendación y perspectiva de género, los detalles escabrosos se cuelan buscando ganar visitas a costa del morbo.
Como siempre existen excepciones en los medios alternativos, pero basta con googlear. Parece que no hay tiempo para la prudencia ni para la empatía hacia una familia y compañeras de la escuela que desesperan por los plazos de una investigación demasiado lenta que aún no permiten saber dónde está Anahi.
Desde esos mismos multimedios las movilizaciones que se han convocado exigiendo la aparición con vida de Anahí no merecen mayor atención. Aunque haya sido la organización desde abajo en redes y en las calles, la que presionó para que la investigación comenzara a moverse. Desde este medio de comunicación en cambio estuvimos cubriendolas desde el primer día. Es que el miedo no puede ser el único mensaje.
El abordaje sensacionalista no permite ver que en Córdoba durante el 2022 que está a punto de terminar 26 mujeres fueron asesinadas, 70% más que en 2021 con 15 casos. Los principales portales también vuelven a desaparecer (ahora mediáticamente) a las ya demasiadas mujeres, niñas y jóvenes desaparecides en Córdoba como Yamila Cuello, Delia Geronimo Prolijo, Jimena Natalia Arias, Silvia Gallardo, Facundo Rivera Alegre.
Desde los feminismos y el movimiento LGTBIQ hemos insistido que la figura del monstruo, de un perverso casi excepcional, mal oculta lo sistemático, cotidiano y la brutalidad de la violencia machista.
El abordaje mediático desde el shock no permite reconocer que nos toca vivir (y derribar) una sociedad capitalista y patriarcal cada vez más desigual, reproductora de violencias de todo tipo, especialmente hacia las mujeres y disidencias, con un Estado provincial que gasta millones en publicidad, en grandes obras, pero precariza toda la asistencia a las víctimas de la violencia de género.
Amanece el jueves 29 de diciembre.
