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Red Internacional
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T-MEC. El conflicto México-Canadá y la llegada de Trump

Durante los últimos días, tras la cumbre del G-20 y el avance en el nombramiento del gabinete del segundo gobierno de Donald Trump que asumirá el cargo el 1° de enero próximo, las tensiones entre México y Canadá no han hecho más que aumentar.

Martes 3 de diciembre de 2024

Esto se debe a que tras las declaraciones de Justin Trudeau, donde aseguró que no tendrían problemas en dejar fuera a México del T-MEC si éste no endurecía sus posturas contra China y su política de drogas, esto debido a que su prioridad sería mantener la buena relación con EE.UU., que al igual que en el caso de México es su mejor socio comercial.

A eso se sumó la declaraciones del gobernador de Ontario, el derechista y conservador Doug Ford, quien en un tono totalmente rascista y xenófobo, dijo que era insultante comparar a Canadá con México, o la de la embajadora de Canadá en EEUU, Kirsten Hillman, quien afirmó que las fronteras de uno y otro país son totalmente distintas.

A nadie sorprende la retórica del gobierno “progresista” de Trudeau, quien presionado por las encuestas electorales de su país para el siguiente año, busca asegurar otro periodo al frente del gobierno de Canadá, y si eso implica redoblar su retórica y ofensiva imperialista, lo va a hacer, poniéndose a tono con los sectores más reaccionarios de su política interna.

Ante esto, Claudia Sheinbaum ha recuperado la retórica nacionalista que su antecesor ocupó para su política diplomático y aseguró que a México se le respeta, y además agrega, que sus socios comerciales aún más respeto le merecen.

Respondió por una parte a Canadá, mencionando el crecimiento problema de consumo de fentanilo que tiene ese país, al igual que EEUU, cuestión que aseguró es mucho menor en México; mientras que con el magnate Donald Trump, respondió que una importante cooperación en materia de seguridad será un hecho, siempre y cuando se respete la soberanía de nuestro país. Y aunque en las palabras esto suena muy bien, los movimientos políticos realizados en estos días marcan la pauta de que el gobierno de la 4T está cediendo a las exigencias.

En primer lugar, la semana pasada el gobierno de México desarticuló todas las caravanas migrantes provenientes de Centroamérica a través de prometer transportar a los migrantes a Ciudad de México y llevarlos a Tabasco, Yucatán o Guerrero, lo cual responde a la exigencia de frenar el paso migratorio por nuestro país.

A su vez, en esta semana, se llevaron a cabo al menos dos desalojos masivos contra centros comerciales que trabajan con mercancías chinas, el más icónico se encontraba en la calle de Izazaga, en pleno centro histórico de la ciudad de México, lo cual responde al chantaje por parte de los socios mayoritarios del T-MEC hacia México a quien culpa de la entrada de la mercancía China a la zona norte del continente.

Así como en 2020 AMLO de manera velada convirtió a la Guardia Nacional en la Border Patrol en este lado de la frontera, ahora Claudia Sheinbaum, preocupada por el negativo golpe a la economía que implicaría la brutal política arancelaria de Trump ha decidido acomodarse -sin decirlo públicamente- a las exigencias de los países que conforman el T-MEC.

Si bien la cooperación económica e internacional entre las naciones no son un valor negativo o positivo en sí, lo cierto es que la perspectiva del T-MEC no está pensada en la cooperación y el desarrollo de naciones independientes, sino en la posibilidad de que un puñado de poderosos empresarios sigan incrementando sus abultadas ganancias, mientras EEUU reafirma o buscar reconstruir su incuestionable hegemonía a nivel internacional.

Al respecto, es necesario plantear posibilidades de solidaridad entre los pueblos que vaya más allá de las ganancias económicas para un puñado de millonarios, sino en el desarrollo integral, armonioso y cooperativo de los pueblos. Es sin embargo, sólo es posible en un horizonte más allá del capitalismo y en pro del bienestar universal de la clase trabajadora y los sectores populares más allá de las diferencias culturales, étnicas o económicas, una cooperación que tenga como perspectiva el pleno desarrollo de la humanidad, la inmediata y radical mejora de su calidad de vida de las mayorías, el uso y desarrollos de tecnologías para liberar a las y los trabajadores del yugo del trabajo para que otros se enriquezcan, y buscar reconstruir una relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza.