Al cordón hortícola platense lo caracteriza la precarización. Un circuito que beneficia a unos pocos, mientras la gran mayoría no accede a una vivienda ni a un salario acorde a la canasta familiar. El régimen de tenencia de la tierra es un indicador de pobreza y desigualdad. Esta es la segunda nota de una serie de artículos sobre el cordón hortícola de La Plata.
Domingo 23 de julio de 2023 23:15
En el cordón hortícola platense el 90% de los productores son arrendatarios, más de la mitad tiene máquinas por préstamo o alquiler y la gran mayoría no tiene posibilidades de construir, ni de acceder a un crédito. Cada familia alquila en promedio 1, 5 hectáreas y necesitan de 7 u 8 invernáculos (para producir lo suficiente) para comer. Para construir un invernáculo se necesitan alrededor de un millón de pesos. Las cuentas no cierran por ningún lado. Las condiciones son severas, y los servicios escasos, no hay agua potable por falta de recursos para perforar pozos que lleguen a napas más profundas y este problema se extiende a toda la comunidad, escuelas y jardines de infantes inclusive.
El circuito productivo y la cadena interminable de intermediarios
La producción hortícola cuenta con largas cadenas de comercialización con muchos y distintos actores (productores, intermediarios, mercado, comercio minorista y consumidor), lo que genera una situación desfavorable para el consumidor, ya que el precio del producto primario aumenta a medida que pasa por cada eslabón del proceso. Por esto se ha peleado en su momento por una Ley del Acceso a la Tierra y la Ley de Agricultura familiar (que no produjo ningún cambio sustancial), ya que "los pequeños campesinos producen el 65% de los alimentos que se consumen en la Argentina pero más del 80% de los mismos no son dueños de su propia tierra y se ven obligados a vivir en condiciones extremadamente precarias".
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En este proceso el pequeño productor también está en desventaja, ya que no puede decidir el precio y recibe un monto mucho menor de lo producido, hasta 10 veces menos de lo que se vende después a los consumidores, estando en peores condiciones que intermediarios y las grandes cadenas de supermercados, que cuentan con una red de distribución propia.
No se conoce de forma precisa el aporte socioeconómico del cinturón hortícola por la informalidad y la falta de datos oficiales. Son necesarios estos datos para acabar con la irracionalidad y planificar la producción según nuestras necesidades, para tener alimentos nutritivos y con circuitos y distribución más directas, que acerque el producto al consumidor sin intermediarios que lucran con nuestros alimentos. Además es necesario integrar el proceso productivo de manera armónica con el entorno ecológico.
Viviendas precarias y tenencia de la tierra, parte del mismo problema
Esta región está constituída en su mayoría por viviendas precarias, aunque también existen barrios cerrados o clubes de campo, y construcciones del plan ProCreAr. A pesar de que en el año 2000 se declaró área protegida, no hubo por parte de los gobiernos una clara delimitación para la actividad agropecuaria, ni mucho menos políticas de ordenamiento territorial que contengan también la construcción de viviendas ante la crisis habitacional.
En el cordón hortícola la situación de las viviendas está muy ligada a la propiedad de la tierra, ya que condiciona no sólo para producir sino también para vivir. El 95 % posee insuficiente o básica conexión a los servicios esenciales para el saneamiento de la vivienda, donde predomina un tipo de hábitat incrustado dentro de la unidad productiva, de construcción precaria (madera, chapa y/o plástico), móvil y sin valor en el mercado inmobiliario. A medida que aumenta la concentración de la tierra y la especulación inmobiliaria, condiciona aún más la situación de las y los trabajadores. Es decir que el régimen de tenencia es un fuerte indicador de baja calidad de vida y de pobreza.
Además muchos de los contratos de arrendamiento se producen con la intervención de agentes inmobiliarios, y no autorizan la construcción de viviendas de material ni mejoras (tendido eléctrico, perforaciones para el agua, etc). Producto de esta precariedad son frecuentes los incendios.
Los gobiernos instrumentan mecanismos que potencian la multiplicación de esta forma de producción intensiva, para atraer una mano de obra inmigrante que no busque competir con la mano de obra nativa y que acepte las condiciones precarias de trabajo.
Ni el gobierno de Kicillof en la provincia ni ninguno de los anteriores gobiernos resolvieron el problema de la tenencia de la tierra y las condiciones precarias en la que se produce. En cambio profundizaron políticas que tendieron a generar más desigualdad y pobreza en el sector, con un modelo extractivista basado en el lucro y no en la necesidades de todos y todas.
Por todo esto es necesario cuestionar fuertemente la propiedad de la tierra y plantear una reforma agraria para los pequeños productores campesinos. Todo el complejo agroindustrial desde que se produce hasta que llega al consumidor (sin intermediarios para que se lleve adelante de una manera más directa) debe estar bajo control de los propios trabajadores. En esta reconversión se necesitan créditos baratos para herramientas e insumos, y que de manera democrática se pueda diversificar la producción para obtener alimentos sustentables y saludables.
Estos créditos pueden conseguirse nacionalizando la banca y con el monopolio del comercio exterior para controlar lo que se fuga, y que sean los propios trabajadores junto a la comunidad los que decidan a dónde se destina el dinero. Además de ir para la producción de alimentos nutritivos y sustentables, puede invertirse en salud, educación, etc.
Se necesita un plan de viviendas que garantice el acceso a la tierra y a la vivienda, con estudios de impacto ambiental con participación de especialistas, ambientalista, y la comunidad, para una delimitación clara de las áreas productivas dedicadas a la producción de alimentos, y áreas destinadas a las obras de vivienda ante el crecimiento urbano que afecta la producción.
Podes encontrar la parte 1 acá.
Bibliografía
Territorialidades emergentes en el periurbano platense. Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo (compiladores) https://libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/view/197/246/1529-1
La agricultura familiar en el área hortícola de La Plata, Berazategui y Florencio Varela. Diversos caminos de dependencia y el camino a la construcción de su autonomía. Luciana Fingermann (compiladora) https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/160987
Agrotóxicos: los datos que el INTA no quiere difundir.
https://lavaca.org/notas/agrotoxicos-datos-inta-no-quiere-difundir-lavaca/
“Relevamiento de la utilización de Agroquímicos en la Provincia de Buenos Aires – Mapa de Situación e incidencias sobre la salud” Subproyecto: “Análisis del uso de agroquímicos asociado a las actividades agropecuarias de la Provincia de Buenos Aires” (año 2013) https://www.agro.unlp.edu.ar/sites/default/files/paginas/informe_agroquimicos_comprimido.pdf
Análisis de la estructura agraria en los sistemas hortícolas del AMBASUR (Área Metropolitana de Buenos Aires-Sur). Revista de la Facultad de Agronomía, La Plata (2018) Vol 117 (2): 231-244 Ferraris, Guillermina1& Gabriel Esteban Ferrero