México se ha convertido a lo largo de varias décadas en un país de mano de obra barata, con condiciones han sido idóneas para la explotación laboral por parte de las empresas de países desarrollados que obtienen enormes ganancias al pagar salarios de miseria.
Viernes 8 de abril de 2022
Para esto echan mano de una clase obrera controlada por burocracias sindicales parásitas, lacayas de los empresarios y que se relacionan con partidos políticos de todos los colores. La mayoría, históricamente han estado ligadas al PRI aunque últimamente muchas de ellas se han alineado con el partido Morena, luego de su triunfo presidencial en 2018, como la Confederción Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), dirigida por el otrora charro y funcionario priista Pedro Haces, o la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT) de Napoleón Gomes Urrutia, líder ¡por herencia! del sindicato minero (SNTMMSSRM), entre otros actores.
Aunque muchos de estos representantes sindicales han sido senadores, diputados del PRI como el dirigente actual de la CTM Carlos Aceves Del Olmo, nunca han utilizado sus curules para proponer reformas laborales para modificar la Ley Federal del Trabajo a favor de los intereses de la base trabajadora; por el contrario, avalan las reformas pensadas en beneficiar a los patrones a costas del sudor de la clase trabajadora.
Ese tipo de control sindical autoritario generó que se crearan las condiciones idóneas para que los patrones, quienes se llevan ganancias millonarias, realizando abusos sobre los trabajadores y apoyándose para ello en contratos colectivos de protección patronal. Podríamos tocar algunos ejemplos como cuando se aprobaron las Afores, los créditos de Infonavit impagables, la implementación del outsourcing y todas las leyes antiobreras aprobadas en las cámaras de diputados y senadores sin una resistencia ni oposición de las direcciones de las centrales obreras, ni la CTM, ni la CROC, ni la CROM, entre otras, nunca llamaron a huelgas generales ni acciones amplias en las calles dejando ver claramente la sumisión y la complicidad con todos los sectores de explotadores de este país.
Hoy vemos cómo anuncian ajustes a las vacaciones queriendo mostrarlo como algo positivo.
El ranking de países con más días de vacaciones retribuidas está encabezado por: Francia, Finlandia, Bahréin, Yibuti, Guinea, Kuwait, Libia, Maldivas, Nicaragua, Togo y Yemen. En todos ellos, se otorgan 30 días anuales de descanso. Son datos del Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y los que menos otorgan son los siguientes países, que dan 10 días o menos, vemos a Canadá, Costa Rica, Birmania y Japón (10 días de vacaciones), Singapur (que oscila entre los 7 y 14 días); México, Tailandia y Nigeria (6 días) o China (5 días libres). Claro que México es también de los que menos días retribuyen en Latinoamérica. Paraguay otorga 12 días; Costa Rica, 14; Chile, 15; Uruguay, 20, y Brasil hasta 30 días.
Estos días según la ley mexicana del trabajo pueden ser muchos más, pero como es el caso de la gran mayoría de las y los trabajadores del país, la antigüedad requerida para percibir ese derecho no se logra, por poner un ejemplo, la modalidad de las empresas de “talla internacional” como la alemana Audi, la cual se está recortando a todos los trabajadores que tengan antigüedad con la finalidad de tener únicamente a trabajadores con salarios y prestaciones que no rebasen las categorías básicas.
Otro método bastante usado en el panorama nacional, propio de la etapa neoliberal, es la modalidad impulsada por charros y patrones de sostener dos contratos para una misma empresa; uno en el que se preservan las conquistas ganadas con décadas de lucha pero válido sólo por los viejos trabajadores sobrevivientes a los frecuentes recortes de personal, y otro completamente desfavorecido sin diichas conquistas, dirigido a las nuevas generaciones que así son condenadas a la precarización laboral.
A estos dos ejemplos habría que sumarle la creciente cantidad de trabajadores explotados por vías distintas al CCT: trabajadores de confianza (sin derecho a sindicalización), contratados por honorarios o por obra determinada entre otras.
Veamos qué dice la Ley Federal Del Trabajo:
Artículo 76.- Los trabajadores que tengan más de un año de servicios disfrutarán de un período anual de vacaciones pagadas, que en ningún caso podrá ser inferior a seis días laborables, y que aumentará en dos días laborables, hasta llegar a doce, por cada año subsecuente de servicios. Después del cuarto año, el período de vacaciones aumentará en dos días por cada cinco de servicios.
Artículo 80.- Los trabajadores tendrán derecho a una prima no menor de veinticinco por ciento sobre los salarios que les correspondan durante el período de vacaciones.
Las estrategias de explotación arriba mencionadas dejan ver claramente que la ley, de por sí ya precaria, queda en letra muerta y hoy únicamente sirve de base para adornar la LFT. Aunque en las revisiones salariales contractuales se pueden negociar más días, lo cierto es que mientras existan las burocracias sindicales y los contratos colectivos de protección patronal no se van a conseguir más días de vacaciones, ni mejores condiciones de trabajo y salarios, esto lo han demostrado desde hace casi un siglo los burócratas sindicales alineados al PRI y ahora también los alineados al Morena.
Cabe mencionar que de acuerdo a algunos artículos de investigación se puede saber que en México de aproximadamente 50 millones de trabajadores, únicamente el 10% esta sindicalizado, por lo tanto es una enorme minoría la que tiene posibilidad de buscar mejores condiciones laborales. (el problema por supuesto es el charrismo sindical y la falta de democracia en las nuevas centrales y federaciones).
Lo único que puede servirnos para conseguir jornadas laborales más humanas, mejores salarios, condiciones de vida, es la lucha obrera, es organizarnos para luchar tomando las calles. Recuperando nuestros sindicatos, utilizando métodos de lucha como la huelgas a través de un movimiento obrero organizado desde las líneas de producción, con direcciones elegidas democráticamente echando a esos burócratas de nuestras filas para poder tomar las decisiones con base en nuestros intereses.