A pesar del derrumbe de la actividad y de los salarios, los indicadores del mercado laboral que elabora Indec mostraron un deterioro más lento. Sin embargo, el escenario del empleo sigue siendo drástico, en especial para mujeres y jóvenes.

Lucía Ortega @OrtegaLu_
Miércoles 19 de diciembre de 2018 00:00
Los analistas afines al gobierno destacan como "buena noticia" que los indicadores laborales del tercer trimestre del año no fueron tan drásticos como sí lo manifiestan otros síntomas de la realidad social: caída de la actividad económica de 3,5 % y de los sectores industriales, derrumbe del poder adquisitivo y de las jubilaciones, menor demanda de empleo por las patronales. Estas intervenciones pretenden naturalizar el "piso" de 33 % de pobreza, el 34,3% de empleo no registrado y los niveles de desocupación que rozan los dos dígitos.
Lo cierto es que el informe del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) sobre las tasas e indicadores socioeconómicos del mercado de trabajo para el tercer trimestre de 2018 mantiene un escenario desgarrador y muestra la agudeza del deterioro en la calidad de vida que atraviesan cotidianamente millones de trabajadores y familias en el país.
En primer lugar, se registra un incremento significativo en la tasa de desocupación de 8,3 % a 9 % respecto al tercer trimestre del año anterior (2017). Esto representa un aumento de casi 180 mil personas en el total de desempleados.
1) Se evidencia un deterioro moderado del mercado laboral, menor comparado con otras variables como el poder adquisitivo y pobreza, que empeoraron en una magnitud más profunda entre los 3ros trimestres de 2017 y 2018.
— Daniel Schteingart (@danyscht) 18 de diciembre de 2018
Según explica el sociólogo Daniel Schteigart en su cuenta de Twitter, "de modo similar a lo que ocurrió en el 2do trimestre, la suba de la desocupación NO se explica por destrucción neta de empleo, sino por personas (mujeres adultas) que pasaron de ser inactivas a desocupadas (no buscaban empleo y ahora buscan pero no encuentran)".
En segundo, lugar, lo que el Indec denomina "presión sobre el mercado de trabajo" se incrementó de 29 % a 32 %. Este rótulo aglutina a todos aquellos trabajadores activos que, estén ocupados o no, están demandando algún tipo de empleo. Estos son tanto los desocupados, los ocupados demandantes de empleo y los ocupados no demandantes dispuestos a trabajar más horas.
En tercer lugar, entre los asalariados la tasa de no registro se mantiene en niveles elevados de 34,3 %. Esta tasa se define como todo aquel trabajador en relación de dependencia que no tiene descuentos jubilatorios, pero además de no contar con jubilaciones, obra social y ART queda excluido de otros derechos laborales y sindicales básicos. Pero la precarización laboral también incluye a quienes están declarados pero tienen formas precarias como la terciarización laboral, la inestabilidad en el empleo (contrataciones) y también monotributistas, entre otras formas. Incluso entre trabajadores de convenio a quienes se incorporan cláusulas de convenio flexibilizadoras avaladas por las burocracias.
Asimismo, debe mirarse con detenimiento qué sucede entre ciertos grupos como las mujeres o los jóvenes. Entre las primeras, la tasa de desocupación alcanza a 10,5 % mientras que para los varones es de 7,8 % en el mismo trimestre. En particular, para las mujeres jóvenes entre 14 a 29 años la tasa de desempleo alcanza a 21,5 %.
Entre los jóvenes varones, la tasa de desempleo descendió levemente de 15,5 % a 14,5 %, manteniéndose igualmente en niveles superiores a otras franjas etarias.
Por su parte, otras variables importantes reflejadas por el informe del Indec correspondientes al tercer trimestre del presente año para los 31 aglomerados urbanos son: la tasa de actividad, en torno al 46,7 % y la tasa de empleo, del 42,5 %. Según el organismo, dichos niveles "no representan diferencias estadísticamente significativas respecto al trimestre anterior".

Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.