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Ciencia. El día que Carl Sagan murió

Un año más del punto azul pálido sin Carl Sagan, aquel 20 de diciembre de 1996 las noticias se inundaron con la partida de uno de los científicos más conocidos del siglo XX, miles de sus seguidores entristecieron con la pérdida de quien, en muchos casos, inspiró seguir el camino de la investigación científica.

Axomalli Villanueva

Axomalli Villanueva @1quiahuitl

Viernes 20 de diciembre de 2019

Un año más del punto azul pálido sin Carl Sagan, aquel 20 de diciembre de 1996 las noticias se inundaron con la partida de uno de los científicos más conocidos del siglo XX, miles de sus seguidores entristecieron con la pérdida de quien, en muchos casos, inspiró seguir el camino de la investigación científica.

Tras una larga batalla contra la mielodisplasia, una rara forma de cáncer, a los 62 años se apagó su voz, dejando un importante legado científico, siendo uno de los primeros científicos en hablar formalmente del cambio climático de origen antropogénico, además de ser un férreo defensor de la educación y el escepticismo científico.

Autor de decenas de libros y de la aclamada serie de televisión "Cosmos", hoy se le recuerda como una importante inspiración para miles de científicos alrededor del mundo y por su activismo por la paz y en defensa de la ciencia.

Si bien Carl Sagan no fue un militante de izquierda, sino más bien un defensor de la democracia liberal. Fue ante todo un defensor de la paz mundial, del medio ambiente y activo defensor de la ciencia contra la religión y sus injusticias.

También defendía el uso de la marihuana, tanto su investigación para aplicaciones médicas, como en su uso recreativo, además del derecho al aborto y sobre la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos.

Más allá de sus límites como activista, es notable la defensa que hace de Trotsky contra lo que implicó el estalinismo, tanto para la ciencia como para la historia y la divulgación de ambas:

"Poco después de que Stalin llegara al poder, empezaron a desaparecer las fotografías de su rival Liev Trotski, figura monumental en las revoluciones de 1905 y 1917. Ocuparon su lugar cuadros heroicos y totalmente ahistóricos de Stalin y Lenin dirigiendo juntos la Revolución bolchevique, mientras Trotski, el fundador del Ejército Rojo, no aparecía por ninguna parte (...) A finales de la década de los ochenta y aun antes, Ann Druyan y yo introdujimos clandestinamente en la Unión Soviética ejemplares de la Historia de la Revolución Rusa de Trotsky para que nuestros colegas pudieran saber algo de sus propios orígenes políticos." Carl Sagan en el mundo y sus demonios.

Una de sus principales banderas fue ver a la Tierra como una pequeña parte del cosmos, sin fronteras ni divisiones, donde sólo tenemos a la ciencia como herramienta para sobrevivir y para mejorar la vida de toda la humanidad.

En Un Punto Azul Pálido, Sagan dejó plasmada esta idea:

"La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto", escribe Sagan. "Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida".

Más de dos décadas después de su partida el mundo se encuentra en una situación cada vez más fragmentada: Trump, el Brexit, Salvini, Bolsonaro, partidos como Vox en España y el renacimiento de corrientes ultraderechistas que retoman el nacionalismo, el racismo, la xenofobia, la homofobia y la misoginia, tal vez nos conviene recordar la idea de que la Tierra es sólo una mota de polvo suspendida en la vasta arena cósmica.