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Red Internacional
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Elecciones Colegio de Profesores. El engañoso cupo de género que limita la participación de profesoras en las elecciones del CdP

En pocos días culminan las inscripciones para participar en las próximas elecciones del Colegio de Profesores. Dirigentas comunales y profesoras de la agrupación de trabajadores de la educación Nuestra Clase cuestionan algunos obstáculos que impone el nuevo reglamento que “irían en la línea contraria a la participación de las bases y de las mujeres en uno de los gremios más feminizados del país”. Ya hay varios casos de listas que deberán reformularse o que no se podrán inscribir por tener en su lista mayoritariamente mujeres.

Lunes 7 de octubre de 2019

El Colegio de Profesores iniciará por primera vez un proceso de elecciones con el nuevo estatuto que fue modificado tras la llamada “rebelión de las bases”. Entre algunos de los cambios más progresivos es que asegura el recambio de dirigentes, pero también ha definido nuevos mecanismos para evitar la participación de profesores de base y de sectores que históricamente han sido relegados de la política. como lo son las mujeres.

¿Cuáles son esos mecanismos? Primero, la imposición de levantar listas completas, sin la posibilidad de lanzar a menos candidatos de los que se exigen, obligando a armar alianzas sin principios políticos ni acuerdos programáticos o, simplemente, dejando abajo a grupos de profesores con posturas minoritarias o sin amplias redes nacionales que generalmente se encuentran en los conglomerados políticos que históricamente han dirigido el Colegio de Profesores como lo es la Nueva Mayoría, el Partido Comunista y el Frente Amplio, donde destaca el Partido Humanista.

En segundo lugar, se estableció un “cupo de género” que consiste en un 40% de piso para hombres y mujeres y en un 60% de techo para hombres y mujeres. En un gremio donde la mayoría aplastante son mujeres (alrededor de un 70% según un documento redactado por el propio Colegio de Profesores el año 2017) es una cifra no sólo conservadora, sino que limita la participación femenina en las elecciones habiendo ya varios casos de listas que deberán reformularse o que simplemente ¡no podrán postular por superar la cantidad de mujeres estipulada en el nuevo reglamento!

Este punto se torna escandaloso luego de las movilizaciones internacionales del movimiento de mujeres y, especialmente, después de la lucha docente de este año, motorizada por el problema de la brecha salarial que sufren especialmente las educadoras de párvulo y diferenciales.

La política del cupo de género que es saludada y reivindicada por todos los sectores que hoy dirigen el Colegio de Profesores, sin distinción (desde la Nueva Mayoría, pasando por Refundación y el MUD), no es más que un espejismo, demagogia. En un gremio altamente feminizado la existencia de un techo o de un límite para la participación femenina no hace más que crear un nuevo obstáculo para la integración de mujeres a la política sindical.

Además de los enormes movimientos antes mencionados, la batalla por que las mujeres puedan acceder a la política con mayores facilidades es parte del cuestionamiento a todo un régimen político y laboral que lo impide. Promover entonces su participación se transforma en un imperativo.

En el mismo documento antes citado se plantea que “el gerenciamiento, al buscar maximización del rendimiento productivo, no desarrolla las condiciones adecuadas de desempeño profesional docente (…) Hoy las condiciones laborales y la organización del trabajo docente tienen alto impacto en las condiciones de agobio laboral que viven los profesores (lo que repercute en el aprendizaje) y tiene implicancias para la vida personal y familiar (Cornejo, 2009).

De hecho, algunos estudios señalan (Centro UC, 2016) que se generan en promedio 11 horas semanales de trabajo fuera del espacio laboral, que se resta al necesario descanso, recreación, vida social y familiar. Esta problemática es más compleja aún dada la composición de género del gremio, caracterizado por un alto porcentaje de mujeres docentes (alrededor del 70%), lo que en términos de intensidad y magnitud del trabajo se asocia a doble explotación, especialmente en un contexto aún marcado por la cultura patriarcal existente en nuestra sociedad.”

Es decir, la búsqueda por encontrar mayores mecanismos de integración de la mujer a la política es una lucha de carácter político, fundamental para el desarrollo de un gremio, que no se adapte a la realidad si no que busque transformarla. «Es por eso que la propuesta de las y los profesores de Nuestra Clase es por un piso mínimo de un 50% de mujeres en las listas, pero sin techo alguno para promover y asegurar su participación y no castigarla, como sucede con el actual reglamento.»

Es evidente que una modificación reglamentaria de estas características no asegura la igualdad ante la vida y el cese del machismo dentro del gremio y fuera de él, sin embargo, no nos resulta indiferente pelear por organizaciones obreras que tomen las demandas de las mujeres en sus manos y estén más preparadas para pelear por mayores derechos para las mujeres en el conjunto de la sociedad.

Damos esta discusión sabiendo que sólo la fuerza organizada de centenares de miles de mujeres y el pueblo trabajador en su conjunto puede acabar con este régimen social en el que se originan y reproducen los padecimientos inauditos de las clases explotadas y los sectores oprimidos como lo somos las mujeres. Y para eso, para dar estas batallas, es necesario fortalecer nuestra organización.

Junto con plantear la modificación inmediata del cupo de género, estableciendo únicamente un piso para la participación femenina del 50%, rechazamos la exigencia de rellenar listas como un obstáculo más que limita no sólo la participación femenina, sino la participación del conjunto del profesorado.

Quedando tan solo días para el cierre de las inscripciones, las listas que ya se han han conformado como la de la Nueva Mayoría, la del MUD y la de Refundación, deben rechazar públicamente estas exigencias.