Editorial. El factor Grabois

• A fines del año pasado se publicó Conocer a Perón. Destierro y regreso (Planeta, 2022), un libro de Juan Manuel Abal Medina (padre). Un texto que circuló mucho —sobre todo este año— en los ámbitos politizado y que ofrece un relato sustancioso en hechos y personajes que marcaron la época y a sus protagonistas. Estamos hablando esencialmente de los años 1972 – 1974, entre el regreso de Perón y su fallecimiento el 1º de julio de aquel año.

• Ustedes recordarán, Perón regresa al país, pero la dictadura de Agustín Lanusse había impuesto una serie de prerrogativas que le impedían presentarse como candidato. Entonces, el peronismo designa la fórmula Héctor Cámpora – Vicente Solano Lima que triunfa en las elecciones de 1973, su administración dura exactamente 49 días y renuncia (o “lo renuncian”, eso está muy discutido en el libro), se convocan nuevamente a elecciones y triunfa la fórmula Juan Perón – Isabel Perón.

• Juan Manuel Abal Medina fue el último secretario general del Movimiento Nacional Justicialista y se autodefine en el libro como “un hombre de dos mundos”: su apellido tenía un peso propio en la izquierda peronista: hermano de Fernando Abal Medina 0, uno de los fundadores de la organización Montoneros, protagonista del secuestro y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu en 1970 y una leyenda reciente dentro de esa corriente. Sin embargo, las posiciones políticas de Juan Manuel lo ubicaban más en el sector moderado y cercano a "la corte", como Héctor Cámpora denominaba al entorno de Perón.

• El libro es rico en anécdotas sobre figuras cuyo rol político en el peronismo era más desconocido, como la del escritor Leopoldo Marechal o José María “Pepe” Rosa, el gran intelectual del revisionismo histórico o el mismo Arturo Jauretche.

• Sin embargo, para mí lo más interesante del libro está en algunas definiciones que surgen entre los tantos diálogos que tenía Abal Medina con Perón. Por ejemplo, el siguiente: cuenta Abal Medina que Perón en una de esas charlas sacó de la conversación los temas sobre los que venía hablando y “comenzó un resumen excelente de lo sucedido en la Argentina desde el golpe de 1966 en adelante. Señaló al Cordobazo como un momento crítico para el peronismo, porque por primera vez la protesta popular se daba al margen del movimiento y sin una participación masiva de dirigentes y militantes propios.”

• Para Perón el estallido que tuvo lugar en la Córdoba rebelde en mayo de 1969 significó un peligro (y no la oportunidad). Dice Abal Medina con sus propias palabras: “La radicalización juvenil que se registraba en muchas partes y que en la Argentina había sido inicialmente capitalizada por la izquierda mediante el Cordobazo y el sindicalismo clasista había tenido un giro hacia el peronismo a partir del levantamiento montonero de 1970”.

• Efectivamente, en la concepción de Perón (con la que coincide el autor del libro), el ajusticiamiento de Aramburu y la emergencia de Montoneros (y la izquierda peronista) cumplió una función específica: no la de abrir un camino para la superación del propio movimiento mediante una radicalización que conduzca a la “patria socialista” (digo esto porque es lo que consideraban miles y miles de militantes de la izquierda peronista), sino la de contener dentro del peronismo una radicalización que amenazaba con desbordarlo. La historia que vino después ya es conocida, la tragedia de una parte considerable de una generación se jugó en esa contradicción.

• No quiero —entre otras cosas para no ofender a nadie— apelar a la famosa frase que dice que la historia "la historia ocurre dos veces: la primera vez como una tragedia y la segunda como farsa”, aunque algo de eso hay. Vamos a decir mejor que la historia no se repite, pero a veces rima.

• En todo caso, el peronismo fue muy productivo en la generación de “tendencias de izquierda” que en los hechos —esto es incluso más allá de las intenciones de muchos de sus protagonistas— terminan transformadas en funcionales a un giro de derecha cuyas consecuencias incluso sufre esa misma gente. De hecho, muchos y muchas de los y las militantes de la izquierda peronista fueron víctimas de la Triple A y las acciones de la derecha impulsadas por el gobierno que ayudaron a encumbrar.

• En un contexto y con un contenido muy diferente es similar a la operación en curso con la lista de Juan Grabois en la interna de Unión por la Patria.

• Grabois le dijo a Carlos Pagni que estaba en contra de un representante de un grupo empresario de poder que rinde pleitesía a la Embajada, que es la nueva Roma (la referencia a Massa era clara) y en Futurock dijo que siempre se guio por el principio “el que gana conduce y el que pierde acompaña”.

• El kirchnerismo y el massismo le permitieron a Grabois algo que no le permitían a Daniel Scioli cuando pedía internas: unir su boleta al resto de los candidatos del UxP en diputados, gobernadores etc. No por un gesto democrático (sino, Scioli tendría que haber recibido el mismo tratamiento), sino porque lo consideran funcional a Massa.

• Como escribió Diego Genoud, lo más probable es que pretenda operar como un “tubo digestivo” para digerir a Massa. Una estación previa en un viaje que conduce hacia el hombre que representa un grupo empresario de poder, que rinde pleitesía a la Embajada que es la nueva Roma. Me parece que el rechazo de Grabois a la propuesta de debatir con Myriam Bregman responde a que esto es muy evidente.

• Al margen de las peleas, las chicanas, los memes y todo lo que forma parte del folklore de la disputa electoral, lo que se juega en serio es el futuro de una Argentina que no tiene los niveles de radicalización de los años setenta, pero padece una crisis social con indicadores que son 10 o 15 veces peores que en aquellos años. Es decir, en varios sentidos la situación es más grave hoy.

• La historia demuestra que por ahí no es y que la mayoría de las veces el mal menor es el camino más rápido y más seguro hacia el mal mayor.

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