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Red Internacional
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Política. El fin de “Apruebo Dignidad”: Frente Amplio y el Partido Comunista dan por concluida la fórmula política que los llevó al gobierno

En los medios se desliza que Apruebo Dignidad ha muerto. Su muerte, sin embargo, fue producto de un proceso espontáneo. Lo dejaron morir. La superficialidad con que dicha fórmula política fue dejada caer muestra como se rebajarán las apuestas de los diversos actores políticos en el gobierno.

Domingo 24 de septiembre de 2023

En diversos medios de prensa ha sido ya dado a conocer que el Frente Amplio como el Partido Comunista ya no se estarían organizando en la fórmula política de Apruebo Dignidad. Lo que comenzó como un trascendido de prensa, en el que algunos dirigentes de los mencionados partidos políticos deslizaron a los medios que ni siquiera intercambiaban en los grupos de WhatsApp, terminó siendo confirmado. Aunque, como de costumbre, dicha confirmación carece no solo de cualquier protocolo, sino también y más importante, sin ningún balance político de lo que significó dicha alianza.

Tomás Hirsch, diputado de dicha coalición, señaló que esta alianza “ha ido perdiendo sentido”, mientras que el senador de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre, afirmó que la prioridad ha estado en unir a todos los partidos del Frente Amplio en uno y construir una sola coalición de Gobierno. Este nivel de declaraciones superfluas fueron la lápida de Apruebo Dignidad.

Pese a que la dirección del PC nos tiene acostumbrados a este nivel de superficialidad al momento de analizar los cambios de orientación política, no sería de extrañar que el cese de la coalición obedezca a los nuevos objetivos que se han trazado. Hace tiempo que la prensa ha deslizado los intensos contactos que la dirección del PC ha desplegado con sus socios de coalición del “socialismo democrático”, y su orientación hacia las próximas elecciones implica un llamado a conformar listas de unidad, incluyendo a la DC.

La tienda dirigida en su momento por Guillermo Tellier, nos ha demostrado en la última década que a la hora de establecer alianzas políticas siempre ha primado el pragmatismo, aunque eso sea sacrificar cualquier discusión de estrategia seria que permita explicar en qué está aportando el PC a la construcción del socialismo al que dice aspirar. En menos de una década pasaron de ser opositores de la concertación, aliados suyos en el gobierno de la Nueva Mayoría, adversarios de la vieja concertación, vecinos en un mismo gobierno y ahora nuevamente sostenes de quienes defienden la ampliación al centro del gobierno de Boric incluyendo a la DC.

El razonamiento pragmático de estos dirigentes claro está, que la fórmula Apruebo Dignidad, de una alianza privilegiada con el Frente Amplio, era muy estrecha para articular a un gobierno que incluye a los partidos de la ex concertación cuyos militante sostienen y nutren la administración del Estado. A costa de preservar los ministerios, los diputados, los municipios y todos los cargos públicos obtenidos en momentos “conservadores”, la dirección del PC carece de asco para aliarse incluso con partidos neoliberales a costa de preservar sus nichos, único objetivo estratégico que realmente posee dicho partido.

No olvidemos que en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, se profundizó la represión al pueblo mapuche, se asesinó impunemente por carabineros a un obrero de la minería, Nelson Quichillao, el PC fue un activo boicoteador de la movilización masiva de los profesores, se precarizó más aún la educación pública, se aprobó una reforma laboral que encorsetó a las organizaciones sindicales quitándoles aún más peso político y capacidad de movilizar. De este largo e inconcluso listado el Partido Comunista fue cómplice, guardó silencio o apoyó activamente la administración neoliberal del régimen pinochetista. Todo por mantener sus cargos en el Estado.

En este marco, la "tarea" del PC, por ser el partido más estructurado, le corresponde sostener un gobierno cuya apuesta central ha sido profundizar el ajuste económico de los trabajadores para salvar a los ricos de la crisis. Para esto requiere de mayor margen de maniobra para negociar y tranzar con los partidos neoliberales de la vieja concertación y la derecha. Todo esto mientras Piñera se pasea por el mundo regocijándose de su impunidad. Ni siquiera obtener justicia por las vulneraciones a los derechos humanos de la rebelión, consigna que los llevo al gobierno, es algo que importe a los partidos de la administración de Boric.

El Frente Amplio, por su parte, flota en una discusión metafísica respecto de cómo ejecutar la unidad de todas sus organizaciones en un único partido, esfuerzo que les quita la capacidad de pensar concretamente como conducir un gobierno, a pesar de que ellos tengan la primera magistratura del país.

Con un gobierno que día a día se corre al centro con la excusa de contener a una derecha a la que terminan abriendo la puerta, parece tragicómico que incluso el hecho de que exista la posibilidad de que se apruebe una constitución aún más pinochetista y neoliberal que la actual no sea la principal preocupación que exista en la mente de estos dirigentes.

Un gobierno que será recordado en la historia por ser el gobierno en el que más se fortaleció la derecha y la extrema derecha, es resultado de partidos para quienes el hecho de gobernar se volvió un fin en sí mismo desconectado de todo principio, todo programa, todo plan estratégico. Es esta actitud superficial, asustadiza y temerosa no solo la característica innata de un proyecto político que despreciaba a la clase trabajadora como sujeto y se apoyó estratégicamente en los sectores medios y pequeños burgueses. Es el resultado precisamente de aquella estrategia de izquierda para quienes, como decía Rosa de Luxemburgo, el socialismo solo existe en los días de fiesta.

Un atento lector podrá reprocharnos que centremos nuestra atención, para exponer esta divagación, en un hecho puntal e insignificante. Mi única respuesta a su inquietud es que precisamente el que estos hechos nos parezcan superficiales es lo que nuestros adversarios utilizan para atribuirnos a toda la izquierda la misma debilidad de carácter que se le imputa a este gobierno.

La tarea de discutir las orientaciones políticas de los partidos que dicen representar a los trabajadores es precisamente para exponer sus límites, aprender de sus errores y continuar la tarea de forjar un partido revolucionario de la clase obrera cuya fuerza no sea ridiculizada, sino que sea temida por los opresores y respetada por el pueblo.


Ιωαχειν

Editor y columnista de la Izquierda Diario

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