El editor senior y columnista de The Economist, Michael Reid, afirmó ayer que el manejo nacional por parte del Gobierno de Sebastián Piñera, de la pandemia por Covid-19 "ha sido una decepción, sobre todo para los chilenos". Esto, en el marco del "XVII Seminario LarrainVial Asset Management", instancia que organiza la firma financiera homónima.
Jueves 30 de julio de 2020
El gobierno ha sido profundamente cuestionado. Estos últimos días, el debate giró en torno al retiro del 10% de las AFP, y al “plan paso a paso” impulsado por Piñera y compañía, que comenzó con la etapa de “transición” para nueve comunas que este martes terminaron con la cuarentena de lunes a viernes.
En este contexto, ayer Michael Reid, columnista para Latinoamérica de The Economist, criticó duramente al Gobierno, por cómo ha manejado la situación, planteando que "El manejo ha sido una decepción, el Gobierno no entendió esto a tiempo”.
Con respecto al retiro del 10% comentó que: “El alto grado de popularidad de la medida (...) refleja el gran nivel de necesidades que sufren una gran cantidad de la población, donde el Gobierno quedó corto con sus paquetes de ayuda”. Nada más cerca de la realidad, donde la derecha, de la mano con sectores de la ex-concertación, nada les molestó facilitar la desocupación, obligando a miles de trabajadoras y trabajadores a sacar los ahorros del seguro de cesantía para sostenerse parcialmente en el marco de la crisis.
En un marco tan complejo, y más aún, con un Chile que despertó, Reid sostuvo que "Chile es un país que ya estaba iracundo y ahora se encuentra más pobre". Una situación evidente, que aumenta la necesidad y la posibilidad, de que las y los trabajadores salgan a las calles nuevamente, ante la desesperación de no tener condiciones mínimas para vivir, con el aumento del desempleo y la desocupación, la precariedad de la salud pública, los bonos totalmente insuficientes del Gobierno y ahora, con nueve comunas que terminaran con la cuarentena de lunes a viernes. De ahí también que el editor de The Economist sentenció que "La sobrevivencia de la democracia en la región no está garantizada, y hay riesgos de autoritarismos en este momento tan difícil". Lo cierto es que en Chile, estas condiciones de autoritarismo, ya está ocurriendo, el Gobierno de Piñera con tan sólo un 12% de aprobación, se sostiene en el poder a costa de represión a quienes se movilizan, al pueblo mapuche y al conjunto de la población, con militares y fuerzas policiales en la calle las 24 horas del día.
Plan Paso a Paso: aún no se confirma la capacidad de trazabilidad que tiene el Gobierno
Esta nueva fase, apresurada, para muchos y muchas, es defendida por el Gobierno, en parte, por su supuesta capacidad de trazar los casos. El ministerio de salud, asegura que el seguimiento de contagios y sus contactos, alcanza el 84% Sin embargo, la cartera no explica cómo llega a tal porcentaje. Situación que vuelve a poner en sospecha las acciones del Ministerio de Salud en plena crisis sanitaria.
Este punto, es fundamental, ya que según asegura José Miguel Bernucci, secretario general del Colegio Médico, el seguimiento de casos “es la única fórmula que te permite salir de forma segura del confinamiento sin riesgo. Si no hay trazabilidad, la probabilidad de tener un rebrote es casi del 100%”.
En concreto, el manejo de la situación por parte del Gobierno, ha demostrado que las vidas de las y los trabajadores están en segundo plano, ya que lo que importa para la derecha y los empresarios, es asegurar sus ganancias, abaratar costos, subir precios y minimizar sus pérdidas, mientras el pueblo trabajador, se sostiene entre solidaridad, ollas comunes y bonos que no alcanzan.
Tampoco podemos obviar el rol de la “oposición” de cartón, en particular el Partido Comunista, que si bien plantea que la crisis no la deben pagar las y los trabajadores, no han impulsado un plan concreto para llevar esto adelante, siendo que mantienen la dirección amañada de la CUT con Bárbara Figueroa a la cabeza.
Es urgente impulsar una paralización nacional de las y los trabajadores, imponiendo la necesidad de un programa de emergencia con medidas inmediatas, para exigir un salario asegurado igual a la canasta básica familiar (alrededor de $500.000), tanto para trabajadores informales, como cesantes, además del pago íntegro de los sueldos para los trabajadores suspendidos, ninguna rebaja salarial y la prohibición de los despidos, en este período de emergencia. La crisis no la pueden seguir pagando las y los trabajadores junto a los sectores populares, deben ser los millonarios, grandes empresarios y capitalistas que sostienen esta situación de miseria para millones, quienes paguen los costos de la crisis.
Elizabeth Fernández
Profesora