En un baño de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba encontramos este escrito de un estudiante que grafica dramáticamente la crisis que vivimos lxs jóvenes producto de las políticas de ajuste que impulsa el gobierno y los empresarios. Compartimos algunas reflexiones.
Miércoles 26 de abril de 2023 22:52
En la puerta de un baño de la FFyH se lee: “Quiero aprender, pero me siento mal, no tengo plata para seguir mi terapia. Quiero venir a estudiar pero tengo hambre y no tengo plata para comer. Quiero pensar, pero no llego al alquiler y no puedo pensar en otra cosa. Quiero aprobar pero no tengo computadora y no puedo imprimir mis TP...”.
El texto sigue: “Es tan doloroso anhelar un futuro y verlo imposible por falta de plata y va doler mas decirle a mi abuela que voy a volver a ser una fracasada” .
Este texto nos hace pensar cómo estamos viviendo y sufriendo la crisis. Es impactante saber que a muchos nos sucede algo similar. No llegamos a fin de mes, encima nos aumenta el ya impagable alquiler, la comida, la terapia, y cada vez nosotros y nuestras familias tenemos menos ingresos.
Pero la sensación de fracaso que muchas veces nos tortura, no nos debe invadir. Tiene una explicación: en este sistema se naturaliza como sentido común la competencia entre personas. Se estandarizan las “métricas del éxito”, y se supone que miden el esfuerzo y la voluntad de cada uno. Esto llega al punto de que si no se alcanzan, creemos que es por nuestra responsabilidad individual.
¿Qué acaso no ponemos esfuerzo? ¿Acaso no hacemos malabares para vivir? ¿Quién podría decirnos que es algo fácil que depende sólo de nuestra voluntad? No se puede hacer abstracción de nuestra realidad material, que no es igual para todos. Tampoco se puede ser indiferente del contexto social que nos golpea.
Estas ideas que muchas veces nos dominan, son impuestas por el neoliberalismo y la meritocracia, de la que la universidad no está exenta -todo lo contrario-. Esta idea choca con una realidad de precarización laboral, jornadas de trabajo de 8, 10 o 12 horas por salarios miserables, estrés por no tener tiempo de estudiar, falta de recursos básicos para seguir nuestros estudios, incluso para vivir.
No somos nosotros quienes fracasamos según el “modelo” de éxito del “alumno promedio”, es la política de los gobiernos y sus partidos capitalistas que nos trajeron hasta acá, de la mano de un gran ajuste que vemos crecer día a día. Lo que transforma nuestra realidad en un gran problema colectivo, social. Entonces, la salida es colectiva.
Es indignante que ante esta triste realidad, las autoridades de la universidad, de la facu e incluso, la conducción de nuestro centro siga haciendo de cuenta que todo anda bien.
No tenemos acceso a la salud mental de calidad e integral para los estudiantes, se ajustaron las becas del FEIP que nos garantizaba las tres materias cubiertas con apuntes gratuitos, no hay becas para que podamos seguir con nuestros estudios y encima se dan el lujo de decir que el aumento al precio de las raciones del comedor al 8600% es “irrisorio” y que “podría ser peor”.
La salida es colectiva, a eso apostamos, a no resignarnos a esta realidad triste que nos llena de bronca. No tenemos todas las respuestas pero sabemos que la única manera de frenar los ataques a nuestra educación y condiciones de vida es apostando a la organización democrática que ponga sobre la mesa estas problemáticas, que nos permita aportar ideas, construir alternativas y un programa de acción para ir por nuestros derechos y enfrentar el ajuste.
No es la realidad una condición dada que tenemos que aceptar. La realidad que vivimos se construye con fuerzas sociales que intervienen. El gobierno nacional implementó un ajuste enorme, el mercado y los poderosos empujan una corrida y una devaluación, la derecha reaccionaria pide mas reformas laborales, más ajuste aún.
¡Pero a su vez nuestra fuerza organizada la puede cambiar! ¡Se puede transformar este malestar en organización!
Podríamos pelear por defender el presupuesto educativo para becas integrales, para que haya un gabinete con profesionales de salud mental que nos atiendan de manera gratuita, por reducir la cantidad de hora que trabajamos y que la universidad nos contenga no que nos expulse.
Si hay algo que caracteriza al movimiento estudiantil cordobés en su historia, aunque quieran muchas veces borrar nuestra tradición. Hemos dado grande ejemplos de gestas de lucha y organización, incluso en unidad con los trabajadores que salen a las calles a enfrentar planes de ajustes.
Podemos retomar esa tradición.
Queremos compartir esta reflexión. La crisis se profundiza y los compañeros van dejando la facultad. No podemos hacer de cuenta que no pasa nada.