La continuidad del masivo movimiento obrero de las maquiladoras en Matamoros, muestra un fuerte embate entre una patronal acostumbrada a imponer sus condiciones a los trabajadores, y un combativo proletariado instalado en la frontera del país como mano de obra barata para las transnacionales.
Miércoles 16 de enero de 2019
El de la “frontera maquiladora” es un proceso de importantes repercusiones que hasta ahora no se ha sopesado profundamente. Los cerca de 70 mil trabajadores en paro en Matamoros, Tamaulipas; los dos mil en Sonora y el movimiento de los trabajadores de la salud que demandan su registro como SMEEICH en la defensa de sus derechos laborales - que las autoridades le han negado-, es una muestra de ello.
Y es que a sólo dos meses del inicio del gobierno de la 4a Transformación, las ganancias de los patrones en décadas anteriores, están evidenciando las bases de explotación y opresión sobre las cuales se dio esa concentración de capitales en una de las zonas más caras del país.
Por eso, la potencialidad de un movimiento fronterizo que quiere recuperar sus derechos sindicales y laborales perdidos.
Pero la patronal y el gobierno no quieren permitir que un movimiento masivo como éste, modifique la gráfica estadística de sus ganancias, ni que cunda el “mal” ejemplo” en el resto de la clase Trabajadora.
Este es otro “muro” que los patrones levantan ante a los trabajadores para impedir una dinámica combativa en esa franja de trabajadores.
Qué mejor ejemplo de esta política –en los nuevos tiempos transformadores- que la formación de un Consejo Asesor Empresarial (integrado por principales industriales y banqueros del país), cuyo objetivo común es lograr un crecimiento de la economía nacional del 4 por ciento y una inflación controlada (argumentando falsamente que los salarios producen inflación), sobre la base de la elevación de la productividad en las empresas.
Lamentablemente, muchos de los trabajadores que votaron por AMLO pensaron que el ahora presidente iba a hacer realidad su dicho de “primero los pobres”.
Una dinámica contradictoria de la lucha
El movimiento parista en Matamoros, si bien, es un movimiento que al surgir de manera espontánea ante los abusos patronales y el entreguismo de sus dirigentes sindicales, no tiene dirección propia o experimentada, da muestras de gran combatividad con acciones como la de la marcha del lunes 14 de los trabajadores de maquilas como INTEVA, AFX, Cepillos VICTOREE, KENET de México y AUTOLIVE entre otras, hacia el local sindical para presionar a los dirigentes.
Fue esta determinación la que obligó a la dirección sindical representada por el charrismo cetemista Juan Villafuerte Morales, a aceptar en el papel las exigencias de los paristas para presentarlas a la patronal con un pliego petitorio unificado que se entregó en cada fábrica parada.
Sin embargo, como dicen los trabajadores “una cosa es exigir en un papel” y otra que los patrones estén dispuestos a ceder sabiendo que cuenta con la complicidad de la CTM.
Es por esto que los trabajadores sostienen la demanda del bono de 32 mil pesos (y un aumento salarial del 20%) contra los 3 mil pesos propuesto por los patrones inicialmente y acatados por el sindicato
Lamentablemente, y pese a la desconfianza de los trabajadores en su dirección, al formar comités con representantes de la base, pero bajo la dirección -en los hechos- de los burócratas sindicales repudiados, la posibilidad de una maniobra presentada como un acuerdo “menos malo“ que levante los paros, está latente.
A esto ayuda la falta de tradición de métodos asamblearios en las plantas (con delegados elegidos por departamento y que respondan al mandato de sus compañeros), donde se decidan los pasos a seguir, independiente de la voluntad y los intereses. Por ello la dirección sindical (“el sindicato” como ellos le llaman”,) negocia con la patronal sin informar directamente a los trabajadores el contenido de esas negociaciones.
Además la dirección ha dado la “instrucción” de que quienes quieran entrar a planta puedan hacerlo y que cada planta negocie por separado con su patronal. Busca dirigir con una política que no unifica las acciones y la negociación para fortalecer el reclamo de los trabajadores de base. Al contrario, esa “estrategia” debilita, podría llevar a que algunas empresas consigan que los obreros vuelvan a labores (por debilidad del paro, aislamiento o medidas represivas como despidos).
Esto claramente tendería a aislar a los sectores más combativos, a los que han conseguido fortalecer más los paros, concentrando la presión patronal, de la dirección sindical y hasta del gobierno municipal contra ellos para obligarlos a terminar los paros.
Por otra parte, no sería raro que, de funcionar siempre a través de los delegados vendidos, pasar a aceptar “comisiones amplias” impuestas por la base y el actuar más democrático de algunos delegados sea la maniobra de los charros para negociar “lo más que se pueda”, y presentar esa acción como un triunfo para levantar los paros.
Así, imponiendo, haciendo como que recogen y expresan los reclamos de los trabajadores de base evitan que el cuestionamiento a que su proceder traidor avance más. Esta es la forma en que siempre ha actuado el aparato charro bajo cualquier gobierno.
La dirección sindical se aprovecha de que los trabajadores todavía no construyen una alternativa independiente opuesta dirección que represente verdaderamente las demandas de sus compañeros
Y es que, a pesar de la gran lucha que están dando los compañeros en Matamoros, y los reflejos que se muestran en algunos sectores paristas ante el nefasto proceder del charro Juan Villafuerte Morales, es necesario que el sector más inflexible en sus demandas avance hacia ser una alternativa a la dirección traidora ante los ojos de sus compañeros
Los paristas de las maquiladoras están combatiendo contra un frente único reaccionario de las maquiladoras de la frontera (con la complicidad de los dirigentes sindicales de la CTM) que seguramente tiene las miradas del empresariado de todo el país (de capital nacional o extranjero) puestas en el desarrollo del movimiento parista.
A su vez, de triunfar estas luchas, representarían también un triunfo para la clase obrera mexicana y alentaría la salida de mucho más trabajadores a pelear por un incremento en sus percepciones y la recuperación de sus derechos, mostrando así que el aumento salarial acordado entre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los empresarios y los dirigentes charros, es una medida más que insuficiente para enfrentar el alto costo de la vida; sino que es también un paliativo para desactivar la luchas por salarios y contra la burocracia sindical.
Y más se potenciaría, si junto a ellos triunfan los 2 mil trabajadores que en Sonora tienen paralizada la producción en la maquiladora Levolor.
Más allá de cómo termine esta lucha, los trabajadores están entendiendo la importancia de contar con un sector combativo que le dispute a los traidores entreguistas la conducción del sindicato.
De esta manera, el próximo movimiento partirá aprendiendo de esta experiencia, y con formas organizativas democráticas para decidir cómo defender sus derechos.

Mario Caballero
Nació en Veracruz, en 1949. Es fundador del Movimiento de Trabajadores Socialistas de México.