El anuncio del fichaje para Podemos del ex Jefe del Estado Mayor de Defensa (JEMAD), José Julio Rodríguez, ya es de por sí escandaloso. Pero aún más lo es la justificación que en nombre de “la pluralidad” hizo de esta política Teresa Rodríguez, diputada de Podemos en el parlamento andaluz y dirigente de “Anticapitalistas”, una corriente que dice reivindicarse de la tradición marxista y revolucionaria.
Diego Lotito @diegolotito
Miércoles 11 de noviembre de 2015
Foto: Flickr Podemos
Pablo Iglesias anunció el pasado miércoles el fichaje del general José Julio Rodríguez, ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, como número dos de Podemos por Zaragoza para las elecciones generales de diciembre.
El fichaje, anunciado urbi et orbi por el líder de Podemos, se hizo nada menos que a dos días de haber reafirmado, mediante las declaraciones de su secretario de organización, Sergio Pascual, su compromiso con los tratados firmados por el Estado español con Estados Unidos y la OTAN, incluidas las bases militares. Y el mismo día que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, visitaba la ciudad de Zaragoza donde se realizaba el ejercicio militar Trident Juncture 2015 -las maniobras militares más importantes de la última década- y tenía lugar una manifestación de repudio.
Días más tarde, como era de esperarse, el Gobierno del PP reaccionó cesando de las Fuerzas Armadas al general –en reserva- por “pérdida de confianza” y “falta de idoneidad” del cargo de los puestos que ocupaba.
Es en ese tándem que pasaron relativamente desapercibidas las declaraciones de la dirigente de Anticapitalistas y diputada de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, reproducidas por Europa Press.
En una conversación con periodistas desde el Parlamento andaluz, Rodríguez consideró que el fichaje del general José Julio Rodríguez es una muestra de la “pluralidad que cabe dentro de Podemos” y lo defendió “frente a quienes tratan de soltar un montón de tópicos sobre Podemos”.
Su insólito argumento fue que en la formación morada caben desde “histórica luchadora pacifista y antimilitarista” –como se definió a sí misma-, “hasta un militar de alto rango que ha defendido la democracia dentro del ejército y la necesidad de que el ejército funcione de otra manera, la tropa tenga derechos y que las armas sean la última vía de desarrollo de la política de defensa de los estados”.
En cuanto a la postura del ex JEMAD sobre la permanencia del Estado español en la OTAN, Teresa Rodríguez recordó que en Podemos “hay un acuerdo firmado que, en todo caso, se tendría que respetar”, pero aseguró que todas las posiciones, incluida la de José Julio Rodríguez, defienden la necesidad “una nueva forma de relación entre los pueblos”.
Pero la extravagante defensa “pacifista y antimilitarista” del fichaje del general que hizo Rodríguez (la líder andaluza) fue un poco más allá, adentrándose en el complejo mundo de la geoestrategia. Aunque con un resultado de lo más desafortunado.
En una manifestación de supina superficialidad, abogó por terminar con “fórmulas viejas” como la OTAN, “una cosa del pasado que tiene que ver con una política de bloques que afortunadamente hoy por hoy no existe. Se ha visto implicada en guerras ilegales, declaradas como tales por el Consejo de Seguridad y la Asamblea de las Naciones Unidas, y por tanto hay que replanteársela y repensársela. De ahí a incumplir los convenios hay un trecho. Pero nadie ha defendido ni ha sacado pecho por la OTAN, ni siquiera el propio Julio Rodríguez”.
Lejos de ser una “fórmula del pasado”, la OTAN es un elemento central de la política norteamericana y europea del presente: nada menos que la punta de lanza del imperialismo para someter, ocupar y masacrar a los pueblos oprimidos del mundo. Una máquina infernal de guerrerismo imperialista, que no sólo ha intervenido “ilegalmente” en distintos países, sino que en la mayoría de los casos lo hace bajo la cínica cobertura de las Naciones Unidas. Esa es la OTAN que la dirigente de Anticapitalistas dice livianamente que habrá que “repensar”, mientras pone “trechos” para incumplir los convenios firmados con ella por el Estado español.
Y en cuanto a las posiciones de Rodríguez (el general), la verdad es que éste ha hecho mucho más que “sacar pecho” por la OTAN. En declaraciones recientes no sólo ha defendido la permanencia del Estado español en la Alianza atlántica comandada por Estados Unidos, sino la necesidad un proyecto de “defensa integral” común para toda la UE, en el que es necesario defender “la posición estratégica” del estado imperialista español en Europa.
Pero aún hay más. Cuando el general-candidato de Podemos era la cuarta autoridad militar de las Fuerzas Armadas españolas, defendía que “ninguna otra organización con competencias en materia de seguridad y defensa” como la OTAN “ha sido capaz de desarrollar capacidades comparables en la dirección de operaciones militares multinacionales”, a la vez que afirmaba la necesidad de “transformar las fuerzas armadas” de los estados miembros para que sean “los instrumentos ágiles, flexibles y desplegables que ahora requiere la Alianza Atlántica”. Dicho de otro modo, que los ejércitos de los miembros de la OTAN, comandados por los principales Estados imperialistas occidentales, se transformen cada vez más en fuerzas ágiles de intervención y ocupación en otros territorios. ¿Qué otra cosa podría opinar un general que comandó las operaciones del Ejército español en Afganistán y los bombardeos aéreos, el envío de tropas y la ocupación de Libia?
Que esta política sea defendida por Pablo Iglesias, o por su delfín Sergio Pascual, ya no sorprenden a nadie. La incorporación a Podemos del general Rodríguez, un tenaz defensor del Régimen del ‘78, el rol de las fuerzas armadas españolas y la alianza imperialista atlántica, es una muestra más (por si faltaban) del compromiso de los líderes de Podemos con el orden establecido y las potencias imperialistas, así como de su acelerada cristalización como una variante regeneracionista del régimen capitalista español.
Lo verdaderamente insólito es que una corriente política que se reivindica “anticapitalista y revolucionaria” -que ya no un partido, puesto que hace tiempo aceptaron la imposición de Pablo Iglesias de disolverse como organización dentro de Podemos-, defienda estas posiciones insostenibles. Un indicador bastante esclarecedor de los derroteros a los que lleva la estrategia de disolución política dentro de las formaciones neo-reformistas como Podemos.
Seguramente esta crítica no sea del agrado de muchos militantes de Anticapitalistas que aprietan los dientes y repudian en silencio la infinita deriva derechista de Podemos. Pero justamente el silencio, y peor aún, la connivencia y la justificación, es uno de los problemas de su política. Así que, como dijo hace poco un amigo y compañero a propósito de este debate, “que cada palo aguante su vela”.
Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.