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Red Internacional
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El gobierno alemán arma a las milicias aliadas kurdas contra el Estado Islámico

Miércoles 3 de septiembre de 2014

En el día de ayer, el parlamento alemán aprobó el pedido del gobierno conservador de Angela Merkel de armar a los kurdos del norte de Irak para enfrentar a los yihadistas del Estado Islámico (EI). Con una amplia mayoría, el parlamento resolvió mandar misiles antitanques, lanzagranadas, fusiles de asalto, pistolas y granadas de mano para armar a 4000 peshmergas bajo mando del presidente de la región kurda en el norte de Irak, Masud Barzani. No obstante, la votación fue meramente simbólica, ya que el gobierno posee la capacidad de intervenir en cualquier conflicto sin consulta previa al parlamento, salvo si se trata de mandar soldados a la región.
Como señaló el diario El País en su edición de ayer, “No es esta la primera vez que la Alemania moderna envía armas a una zona en conflicto —lo hizo en 1991 para apoyar a Kuwait cuando fue invadido por el Irak de Sadam Hussein o en alguna ocasión a Israel—, pero sí supone un paso adelante en la asunción de un papel de liderazgo internacional para un país que fue duramente criticado en 2011 cuando se alineó con países como Rusia y China, al abstenerse en la resolución de la ONU para intervenir en Libia.”
La decisión del gobierno de Merkel fue ampliamente debatida en Alemana las semanas previas – y según indican últimas encuestas es rechazada por entre 60 y 70 % de la población. Sin embargo, sólo el partido Die Linke votó unánimemente en contra del envío de armas, mientras que los Verdes estuvieron divididos sobre la cuestión. La decisión fue tomada supuestamente por razones “humanitarias” ante las que Alemania ya no podía “cerrar los ojos”. Así, el imperialismo alemán dio un nuevo salto en el cambio de su doctrina militar, argumentando que tenía que “tomar responsabilidad” frente a los hechos de la región.
Desde el principio de la crisis económica mundial la burguesía alemana ha buscado reubicarse como principal hegemón en Europa, subsumiéndola enteramente a sus propios intereses económicos y geopolíticos. Sin embargo, como también señala El País, “Alemania lleva años acostumbrada a ser un gigante económico encerrado en el cuerpo de un actor político mediano.”
La burguesía alemana sigue indecisa sobre su voluntad y capacidad de intervenir en conflictos geopolíticos, pero su actuación en Ucrania y ahora en Irak muestra que eso está cambiando. Y todo eso bajo un gobierno donde también está la socialdemocracia cuyo ministro del Exterior, Frank-Walter Steinmeier, actúa como apologeta principal de una política exterior más agresiva.
Por otra parte, en el debate de las últimas dos semanas estuvieron ausentes dos importantes cuestiones que actuaron como caldo de cultivo para la emergencia de los crímenes que el Estado Islámico está hoy cometiendo contra los kurdos y las minorías étnicas y religiosas de la región.
La razón principal para la emergencia del EI, hay que buscarla en la injerencia imperialista en la región, sobre todo por la destrucción y la degradación de la calidad de vida de la gran mayoría de la población que significó la guerra contra Irak por parte de los EEUU y sus aliados imperialistas. Y también en las políticas que se llevaron adelante en respuesta a la emergencia de las masas en la Primavera Árabe.
Otro elemento clave es que no fueron los peshmergas de Barzani los que salvaron la vida de decenas de miles de kurdos atacados por el EI, sino la guerrilla PKK que se enfrentó duramente a los yihadistas y estableció un corredor humanitario para rescatar a la población. Mientras tanto, los peshmergas les dejaron mano libre al EI, retirándose antes de la llegada de las milicias yihadistas.
Pero las armas de Alemania serán para la burguesía kurda que hizo todo lo posible para establecer lazos con el imperialismo yanqui durante la guerra de Irak y hoy funciona como uno de sus principales aliados. El control de las reservas petrolíferas en la región de Irak donde se estableció el Kurdistán, que ahora se disputan el EI, es sin duda un elemento de peso en el trasfondo de esta alianza.
Finalmente, la hipocresía de la política alemana resulta evidente cuando la PKK está prohibido en Alemania como “organización terrorista”, mientras que el EI sigue siendo legal en Alemania.