En el marco de la cuarta ronda de negociaciones para modificar el TLCAN, Ildefonso Guajardo secretario de economía del gabinete de Peña Nieto ha dicho que lo que se requiere para la negociación es “sensatez”.
Miércoles 18 de octubre de 2017
Estos comentarios se dieron luego de que Robert Lighthizer, el encargado de negociar el TLCAN por parte del gobierno de Trump dijera que México muestra una “resistencia al cambio”, en el marco de que la administración estadounidense busca abiertamente lograr un tratado que le convenga mucho más a Estados Unidos que a México y a Canadá, de lo contrario Trump no deja de amenazar con abandonarlo.
Un punto clave en la renegociación es la demanda del gobierno de Trump de que los automóviles provenientes de México incorporen una mayor cantidad de piezas estadounidenses para poder ser consideradas un producto local. Esta modificación en las reglas de origen sería un importante golpe para la industria automotriz mexicana, una de las pocas ramas dinámicas de la manufactura mexicana la cual depende de la importación de autopartes e insumos.
Por otro lado, se pretende que el actual mecanismo de resolución de conflicto desaparezca y que, cada cinco años, el acuerdo termine de forma automática salvo que los socios firmen lo contrario. Para Guajardo, esto implica la “muerte súbita” del tratado.
Mientras el gobierno mexicano apela a la “sensatez” del imperialismo norteamericano y de Donald Trump, quien no deja de amenazar con salirse del acuerdo; para el gobierno mexicano simplemente son “estrategias de negociación” de un proceso que podría significar el fin de un tratado e importantes implicaciones estructurales para la economía mexicana.
Así, México, Canadá y Estados Unidos han aplazado la quinta ronda de negociaciones a noviembre y prevén que, de haber acuerdo, no lo firmarán hasta 2018.
La subordinación política y económica del gobierno mexicano al estadounidense no es ninguna novedad, sin embargo en estos momentos, da un salto y se expresa con toda franqueza. El gobierno de Trump quiere "todo o nada", mientras que el régimen mexicano -servil a Estados Unidos- busca negociar migajas.