Entre gestos y sonrisas cómplices, este lunes tomó posesión ante el rey Felipe VI el nuevo gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, presidido por Pedro Sánchez. Poniendo fin a más de ocho meses de bloqueo político y dos elecciones generales, comienza así la andadura de un gobierno de cuño social liberal que promete más de lo que otorgará realmente.
Diego Lotito @diegolotito
Lunes 13 de enero de 2020
El rey Felipe VI, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los vicepresidentes y ministros del Gobierno del Gobierno, posan para la foto de familia tras la jura o promesa ante el rey del acto de toma de posesión celebrado este lunes en el Palacio de la Zarzuela. EFE/Emilio Naranjo
Los cuatro vicepresidentes y los 18 ministros y ministras del nuevo gabinete prometieron sus cargos en el Palacio de la Zarzuela, residencia oficial del monarca.
El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, vicepresidente y ministro de Derechos Sociales asumió la cartera de Asuntos Sociales y Agenda 2030; la actual vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, mantuvo ese cargo asumiendo competencias de memoria histórica y laicidad; Nadia Calviño como vicepresidenta y ministra de Economía; y Teresa Ribera como vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
El resto del consejo de ministro se compone por María Jesús Montero (Hacienda) que también será la portavoz del Ejecutivo, Grande-Marlaska (Interior), Robles (Defensa), Ábalos (Transporte, Movilidad y Agenda Urbana), Duque (Ciencia), Celáa (Educación y FP), Maroto (Industria) y Planas (Agricultura), que repiten el cargo.
Aparte de la vicepresidencia segunda de Pablo Iglesias, en el nuevo gabinete de Sánchez hay cuatro ministros de Unidas Podemos: La portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero (Igualdad); la parlamentaria de Galicia En Común, Yolanda Díaz (Trabajo y Economía Social); el sociólogo Manuel Castells (Universidades) y el líder de IU, Alberto Garzón (Consumo).
Finalmente, dentro de la cuota del PSOE, completan el gabinete Arancha González Laya (Exteriores), José Luis Escrivá (Seguridad Social, Inclusión y Migraciones), Salvador Illa (Sanidad), Carolina Darias (Política Territorial y Función Pública), José Manuel Rodríguez Uribes (Cultura y Deportes) y Juan Carlos Campo (Justicia).
Los ministros y ministras de Unidas Podemos entusiasmados por “trabajar con los compañeros del PSOE”
"Este Gobierno hablará con varias voces pero siempre con una misma palabra", dijo Pedro Sánchez este domingo en la presentación del nuevo gabinete. Iglesias cogió el guante al asegurar que sería un honor "trabajar con los compañeros del PSOE, en un Gobierno que, como dijo el presidente del Gobierno, que tendrá muchas voces, pero estará regido por los principios de compañerismo y trabajo en equipo. Doy las gracias a Sánchez por su generosidad y visión por un gobierno plural".
"Haremos un tándem importante para las políticas progresistas. La democracia se la juega en la solidaridad", ha agregado Iglesias, que ha comenzado su intervención ironizando con la sede en la que se celebra: el antiguo sindicato vertical.
En el mismo sentido, Alberto Garzón, dijo: "Vamos a demostrar que es el Gobierno del sí se puede". El líder de IU, junto a Yolanda Díaz, se han convertido en los primeros militantes del Partido Comunista de España que forman parte de un Ejecutivo desde la Transición. Sin considerar a los propios Pablo Iglesias e Irene Montero, que también militaron en la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE), ni obviamente los ex militantes del PCE durante el franquismo y parte de la Transición que luego rompieron e integraron gobiernos del PSOE, entre ellos José Luis Ábalos (actual Ministro de Fomento) o María Jesús Montero (actual Ministra de Hacienda y portavoz del gobierno), ambos con pasado militante en el PCE.
El optimismo de los ministros y ministras de Unidas Podemos, sin embargo, contrasta con el pedigrí de sus “compañeros” y “compañeras” de Gobierno, en su amplia mayoría representantes del continuismo neoliberal y tecnocrático que ha caracterizado al PSOE en las ultimas décadas. Entre ellos, Nadia Calviño (vicepresidenta de Economía), fiel representante de las políticas neoliberales de la UE; José Luis Escrivá (Seguridad Social, Inclusión y Migraciones), un hombre del Banco Mundial y a cargo de la reforma del sistema de pensiones; Arancha González Laya (Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación) que trabajó como asesora de grandes empresas capitalistas, defendiendo las políticas imperialistas de la OMC; o el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuestionado por no investigar casos de torturas policiales mientras era juez y gran defensor de la represión de la Policía Nacional y los Mossos contra la juventud y el movimiento democrático catalán.
Mientras la derecha y la ultraderecha construyen el relato de un “gobierno extremista en complicidad con comunistas e independentistas para romper España”, desde amplios sectores de la intelectualidad reformista se celebra otra ficción. Como si el nuevo gobierno, hegemonizado por los social liberales del PSOE, pudiera representar los intereses de los trabajadores, democratizar las reaccionarias instituciones del Estado, o recuperar de forma perdurable algunos derechos perdidos.
La paradoja es que, mientras VOX y el PP acusan al nuevo gobierno de ser “comunista”, los supuestos “comunistas” en el gobierno reiteran sus compromisos con la moderación política, las reglas austericidas de la UE y los “compromisos internacionales” con los mercados financieros.
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Gestos y realidad
Pablo Iglesias y Alberto Garzón, tomaron posesión de sus cargos este lunes portando en la solapa de sus chaquetas un pin del triángulo rojo invertido. Se trata de un símbolo de la lucha antifascista. Este triángulo era la marca con la que los nazis identificaban a los presos políticos en los campos de concentración. Cuenta la historia que Largo Caballero lo llevó mientras estuvo prisionero en el campo de concentración nazi de Sachsenhausen en 1943.
Si bien es habitual que Alberto Garzón y algunos miembros de IU lo luzcan en todos sus actos públicos, Pablo Iglesias sin embargo lo ha portado por primera vez este lunes en el acto de toma de posesión ante Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela.
El gesto llamó la atención de los espectadores y ha sido revindicado por sectores de izquierda en las redes sociales como una demostración de los valores de “izquierdas” del nuevo vicepresidente segundo y del ministro de Consumo del gobierno. Como también lo han sido las palabras de Pablo Iglesias al inicio de su discurso en el intercambio de carteras con Carmen Calvo, diciendo que era “una ironía que este acto sea en la antigua sede del sindicato vertical”.
Una lectura exagerada y conformista que contrasta con el hecho de que todas y todos los miembros del Gabinete, incluidos los de Unidas Podemos, respetaron la fórmula habitual de promesa o jura de sus cargos, en el que se incluye su compromiso de lealtad al rey y de guardar y hacer guardar la Constitución. Ni siquiera expresaron el habitual “por imperativo legal” para diferenciarse.
El rey, tras finalizar el acto, dio a los nuevos ministros la "enhorabuena" y les deseó "mucha suerte" en el ejercicio de sus nuevas funciones. Postureo antifascista y lealtad a la corona.
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Un gobierno débil y un programa moderado
Mañana se celebrará la una reunión del Consejo de Ministros extraordinaria y el próximo viernes 16 de enero se celebrará la habitual reunión del gabinete.
El nuevo Ejecutivo se enfrenta a dos retos principales: por un lado, la cuestión catalana. Recordemos que si hay gobierno es porque Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), principal formación del independentismo catalán, se abstuvo en la votación de investidura a cambio de la formación de una “mesa de diálogo” sobre la cuestión territorial. ERC ya ha advertido que su apoyo estará condicionado por los avances de dicha mesa. Un camino que ya se anuncia lleno de dificultades, mientras una decena de líderes catalanes -entre ellos el principal líder de ERC, Oriol Junqueras- se mantienen como presos políticos.
Por otro lado, la coalición tiene que conjugar el discurso de “gobierno progresista” con el mantenimiento de la ortodoxia económica neoliberal que exige la Unión Europea que el PSEO ya ha dejado claro que seguirá a rajatabla, con la plena aceptación de Unidas Podemos.
Como dijo la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante su toma de posesión, el próximo Ejecutivo se guiará por una “política económica prudente”, como ha venido haciendo el Gobierno hasta ahora. “Contamos con una hoja de ruta económica coherente, moderada y progresista”.
El programa firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que el mismo reconoce como “moderado”, demuestra a las claras qué tipo de gobierno tendremos. Un gobierno con rostro progre, pero que seguirá garantizando los buenos negocios del IBEX35 y las políticas neoliberales e imperialistas de la Unión europea.
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Pero incluso medidas moderadas son imposibles de conseguir -y mucho menos de mantener- sin atacar los intereses capitalistas y enfrentar al Estado, más cuando hay una recesión económica en ciernes. La alternativa es enfrentarlos mediante a lucha de clases, o someterse a los dictados del capital. Hay cada vez menos espacio para alternativas intermedias.
Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.