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Red Internacional
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criminalización de la pobreza. El intendente Garro de La Plata en pie de guerra contra pobres e inmigrantes

El intendente de La Plata, Julio Garro, está muy lejos de querer encontrar una solución más o menos “humana” a los problemas que enfrenta la población pobre de la región y, sobre todo, quienes llegan desde otras latitudes a buscar un futuro mejor para sus vidas.

Santiago Montag

Santiago Montag @salvadorsoler10

Viernes 26 de julio de 2019 14:15

Fotos Enfoque Rojo

Garro prefiere, junto a la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal y al presidente Mauricio Macri, avanzar con un plan represivo que aleje de las calles a quienes se la rebuscan para sobrevivir. Su intención es tapar la pobreza que rebalsa de los barrios, y frenar o expulsar la que llega de otros países, generadas por ellos mismos.

Guerra y cárcel

Esta semana La Plata fue escenario de una batalla campal contra manteros, feriantes y vendedores ambulantes. Un ejército de 700 policías con cascos, escudos y escopetas coparon los alrededores de la Plaza San Martín para desalojar a palazo limpio a quienes “obstruían la vía pública”. La gran mayoría de estas personas son mujeres.

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¿Qué hacen ahí todos los días con sus productos sobre mantas prolijamente colocadas en el suelo, desde las heladas primeras horas de la mañana hasta altas horas de la tarde? Juntar unos mangos para llevar casa algo para comer. Una situación que miles atraviesan en país, mientras que las vías para cumplir ese magro objetivo se acotan con el pasar de los meses.

En el caso de los vendedores ambulantes senegaleses, juntan dinero para poder enviárselo a sus familias que viven en el país africano, porque allí no hay posibilidades de trabajo.

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La mejor respuesta que se les ocurrió dar a Garro y Vidal es la cárcel a quienes defienden su trabajo. Detuvieron esta semana a cinco trabajadores senegaleses (más un joven argentino que se solidarizó con ellos) que venden sus anteojos, relojes, gorros en las calles platenses, con una causa armada, ya que ni siquiera estaban vendiendo en el momento en que la Policía los detuvo. También a otros 2 manteros .

Las carátulas en general son “resistencia a la autoridad”, lo que en el caso de los inmigrantes los pone en peligro de deportación, lo que implicaría expulsarlos a un país cuyo horizonte está truncado por altos niveles de pobreza y desocupación.

Capítulo aparte merece la "propuesta" oficial de darle un espacio a feriantes y manteros para que puedan realizar su tarea lejos de las veredas de mayor tránsito. Lo que propone Garro es que cada feriante o ambulante que quiera ocupar un puesto en un predio ubicado en 80 y 133 puede hacerlo yendo a una oficina del Municipio a anotarse.

El punto es que 80 y 133 queda a más de seis kilómetros del centro de La Plata, en las afueras de la ciudad. Pero encima, cada feriante que quiera sumarse a ese espacio, debería pagara unos $ 175.000 por la "llave" del puesto.

Parece un chiste, sacan a la gente pobre del centro y le ofrecen un espacio allí donde posiblemente no vendan nada y a un precio inalcanzable. Típico "chiste" macrista.

Una política acorde con “el mundo”

Desde hace años el mundo es testigo de una de las mayores crisis migratorias de la historia. Aún están frescas las imágenes de Aylan Kurdi, el niño sirio que llegó ahogado a las costas de Turquía, y de Oscar Ramírez y su hijita Valeria en el Rio Bravo, cruzando a Estados Unidos. Son 71 millones de personas las que abandonan sus hogares buscando un mejor futuro.

La pobreza está creciendo al compás del hambre del FMI en todo el mundo y, particularmente, en Argentina eso se expresa en cada vez más gente saliendo a la calle a hacer changas, vender productos a bajo costo y demás rebusques para incrementar un poco (muy poco) sus ingresos. Y desde el Estado esa realidad es respondida con represión, persecución y criminalización.

Una política alineada con países como Chile, Brasil o México (que está bloqueando su frontera sur a quienes escapan del hambre en Centro América). Políticas que promocionan los estados imperialistas como Estados Unidos o la Unión Europea, que han levantado un verdadero muro en el Meditarráneo y establecido acuerdos con países africanos y europeos para que frenen las migraciones que escapan de guerras y hambrunas ocasionadas por ellos mismos.

En Europa o en Estados Unidos, el destino son los campos de refugiados, que parecen campos de concentración.

El intendente Garro ataca a los que menos herramientas tienen para defenderse. En el caso de los senegaleses, sólo tienen la propia organización como comunidad para poder salir adelante. Cambiemos ataca a estos sectores más vulnerados para hacer pasar los ajustes que impone el FMI, con políticas xenófobas y racistas.

Y lo hace con el apoyo de las empresas periodísticas más grandes de la región, que genera una verdadera “mitología” respecto a supuestas redes de tráfico de personas. En eso el diario El Día hace punta.

En La Plata, como en otros tantos lugares del país, sobrevivir se ha transformado en una lucha cotidiana, en todo un acto político.

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¿Qué comerán esta noche los pibes de los manteros? ¿Cómo estará la familia de los senegaleses del otro lado del Atlántico? Preguntas que ni Garro ni Vidal se pueden (ni se quieren) hacer. Sus prioridades son garantizar que los grandes capitalistas locales y nacionales hagan lo que se les antoje en la capital bonaerense, que sus negocios (con la ilegalidad del crimen organizado regenteado por la Policía Bonaerense incluida) sigan en pie.

Las protestas que llevan adelante los manteros junto a los vendedores ambulantes senegaleses, feriantes y vecinos que se acercan a solidarizarse, es un camino para frenar estos ataques del los gobiernos municipal y provincial, que descarga sus planes represivos sobre el pueblo pobre.


Santiago Montag

Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.

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