Pablo Zurro anunció la creación de un grupo de 18 “vigiladores” locales, con el fin de “prevenir cualquier acto delictual, vandálico o suceso que cause perjuicios a los vecinos y vecinas”, según anunciaron en las redes sociales. La pandemia continúa y la prioridad parece estar en aumentar las restricciones.
Miércoles 24 de febrero de 2021 15:55
El viernes pasado, en conferencia de prensa, el intendente anunció la creación de los "vigiladores". En la mesa también estuvieron presentes, Diego Videla (Presidente del HCD), Hugo Rodríguez (Comisario de la Policía Comunal) y Walter Pelle (Secretario de Seguridad).
El último fue quien explicó el funcionamiento de esta “nueva guardia", afirmó: “Esto es una colaboración y un apoyo a la fuerza policial. (…) En principio, la tarea que tienen es la prevención, esto implica que ante cualquier modalidad, se de aviso al 911”.
En Pehuajó, ya existe una experiencia con los “vigiladores”, son los mismos que actualmente patrullan el Parque San Martín y que acusan con la policía a las y los jóvenes que se sientan allí a pasar la tarde sin causarle ningún perjuicio a nadie. Los mismos que actúan con prepotencia y prejuzgando a la juventud, porque si de algo servirá esta nueva vigilancia será para continuar con la criminalización de la juventud.
Pero, la cuestión es que Pehuajó es, hace rato, uno de los municipios bonaerenses donde, con la excusa de la pandemia, se han extendido y aplicado con mayor rigurosidad las restricciones de circulación: el toque de queda (que hasta hoy rige a partir de la 1 de la mañana), controles en los accesos a la ciudad (que ya no están en vigencia, pero fueron los últimos en quitarse de la zona) y se han acentuado, durante el último año y lo que va del 2021, los controles y patrullas policiales.
Más adelante, el Secretario de Seguridad dijo que los vigiladores “nos permiten que la policía se ocupe de barrios o sectores con más problemáticas”. La policía a los barrios, es la solución que propone el Gobierno cuando las papas queman, cuando aumentan los despidos, cuando crece la falta de empleo.
Esto no pasa solo en el municipio, en la provincia se ve cómo crece el avance represivo, con la represión en las recuperaciones de tierra, como la de las familias de Guernica, con los asesinatos de cientos de jóvenes, entre ellos Facundo Astudillo Castro. Se sigue empoderando a una fuerza que, en el curso de 2020, llevó a cabo 496 asesinatos (63 antes de la pandemia y 348 durante la misma), según CORREPI.
Incluso, es la misma fuerza en la que uno de sus policías es el responsable del femicidio de Úrsula, en la localidad de Rojas, y en Pehuajó los casos de Bárbara Zabala y Brenda Rojas, también asesinadas por oficiales de la fuerza, encubiertos por la misma.
Está claro que la policía no nos cuida, que sus intereses son otros, los de defender las crecientes diferencias de clase, los de reprimir cualquier reclamo popular y los de encubrir a sus oficiales cuando acosan, torturan o asesinan a pibes y pibas en todo el país.
Mientras tanto, los contagios han aumentado y disminuido intermitentemente en la ciudad en lo que va desde abril de 2020 hasta hoy. En este tiempo de denunció faltantes de barbijos en el Hospital Aramburu y también de instrumentos de protección de mala calidad.
Por otra parte, a los docentes que trabajan de forma precarizada en el Programa ATR les enviaron un barbijo, un mono (que se especificaba era para un solo uso) y una mascarilla, y esta semana comienza la vacunación de docentes, quienes, con suerte, estarán inmunizados de acá a un mes o mes y medio, cuando las clases presenciales comenzarán en una semana (Primaria) o en dos (Secundaria). Es decir, se siguen destinando fondos a las fuerzas policiales y al control de la población, cuando en todo este tiempo las y los esenciales han sentido el descuido por parte del Estado.
Seguimos exigiendo plata para salud, vivienda y educación, no para la deuda externa ni para la Policía. Basta de perseguir y atacar a la juventud. Justicia por Bárbara, Brenda y todas las víctimas de violencia de género e institucional.