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Red Internacional
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EDITORIAL DE EDITORIALES DOMINGO. El juego electoral, el poder real y las paritarias

En pleno desarrollo de la primera ronda electoral sigue el juego entre los tres principales candidatos que pelean la sucesión presidencial.

Guillermo Torrent Asesor legislativo FIT - Córdoba @Guillotadas

Domingo 3 de mayo de 2015

Los editoriales de la prensa gráfica de este domingo, reflejan las discusiones que abren los “poderes reales” en la puja electoral. Por un lado, el establishment de la “Opo” que, descartada por ahora una gran interna opositora, presiona para que Massa vuelva al territorio bonaerense como candidato a gobernador, tributando a Macri, el candidato mejor posicionado de la oposición, y dejándole libre la estratégica provincia de Buenos Aires. Estas son claramente las presiones de las corpos mediáticas y Joaquín Morales Solá lo dice sin tapujos en la edición de hoy de La Nación: “A pesar de todos sus contratiempos, Massa retiene una cantidad de votos suficientes como para volcar la próxima elección presidencial hacia el oficialismo o la oposición. La tendencia de las encuestas lo alejan del triunfo en octubre, pero no lo eliminan como actor decisivo de esos comicios (…) Su problema existencial consiste en qué hacer ahora para no correr el riesgo de desaparecer. Algunos amigos le aconsejaron que desafíe a Macri a una interna amplia de la oposición, pero Massa ya se inclinó por una primaria con José Manuel de la Sota. Tiene miedo, además, de parecer débil ante Macri”.

Para las corporaciones, Macri tiene el límite de su no llegada a sectores del peronismo, por eso mismo el desconocer por la imposibilidad de saber cuántos votos de base peronista de Massa pasarían a Macri por este acuerdo es lo que mantiene a Massa en carrera.

Kirchsbaum en Clarín de hoy señala “su decisión de peronizar su campaña, es decir concentrarse sobre el núcleo duro de su electorado, apunta a apostar a la física. Los vasos comunicantes justicialistas funcionan. Cuando sube Scioli, Massa baja y viceversa”.

Mientras tanto, el muchacho de Tigre, luego del triunfo del PRO y de la vergonzosa elección que tuvo en Capital Federal, relanzó con todo su campaña mostrando las cartas que tiene: una importante capacidad de movilización en base al trabajo punteríl de intendentes y burócratas sindicales, el acuerdo con José Manuel de la Sota, el respaldo de una cantidad de dirigentes radicales antiacuerdistas.

La pregunta pasa por saber si con esto alcanza para crecer en las encuestas y arrebatar el lugar del candidato opositor en el eventual ballotage.

Si bien es el único que se animó a llenar un estadio en lo que va del año es sabido que la gran parte de la concurrencia se movilizó con aparato del peronismo y la burocracia sindical.

Como señala Eduardo Mocca en el matutino kirchnerista, “La necesidad y la urgencia del giro están visiblemente ligadas a una tendencia al reagrupamiento del voto opositor en torno de Macri, con la consecuente amenaza de dilución de las figuras políticas que apostaron durante todos estos años a que la hegemonía kirchnerista fuera derrotada desde el interior del peronismo. El pacto puede ser visto como un intento desesperado de mantener vivo al “peronismo del orden” o como un testimonio del fracaso de esa estrategia; eso se definirá en una etapa muy próxima. En estos días las tendencias centrífugas en las cercanías de Massa empiezan a alcanzar la condición de una amenaza al sostenimiento de ese espacio político”.

En tanto, De la Sota le puede aportar un triunfo del UNA en el segundo distrito del país (aunque esto es relativo, ya que Macri aparece fuerte en las encuestas provinciales), aunque la mayoría de esos votos no irán necesariamente a Massa en las elecciones de octubre.
El grupo de dirigentes radicales son de provincias que no aportan, salvo Tucumán con Cano, gran cantidad de votos al porcentaje de la elección general.

Por el lado de los burócratas sindicales, si bien le permiten a Massa una llegada al movimiento obrero, le generan una gran contradicción en las clases medias, a quienes tiene que ocultar si pretende hacer eje en un discurso en que la corrupción le da asco y luego abrazarse a Barrionuevo, uno de los sindicalistas de los doscientos mil pesos que denunciamos en La Izquierda Diario.

El otro poder real en disputa de estas elecciones es el de los intendentes del conurbano bonaerense. Mientras los massistas apuestan a replegarse en el territorio, ven una gran contradicción entre no tener un fuerte candidato a gobernador y una figura presidencial que no tracciona a la hora de votar los “problemas del vecino”.

“Portadores sanos” y el fin del relato

Por el lado del kirchnerismo, la derrota de las PASO porteñas comandadas por el camporismo volvió a abrir la discusión entre los caciques bonaerenses. Vuelven a la carga con la idea de unas internas abiertas de todos con todos, como señala Gabriel Sued en La Nación. La lealtad de los barones del Conurbano es igual a cero, su abecé político señala que para poder sobrevivir es indispensable unirse a quien le garantice la gobernabilidad, es decir, dinero para obras, ayuda social y clientelismo político.

Existe entre Scioli y Massa una pelea feroz por contener a todos los barones bonaerenses que posee cada uno y evitar migraciones. En este sentido, al Frente para la Victoria se lo ve mejor posicionado, sobre todo desde la billetera del Estado.

Tal vez por eso, como señala Nicolás Lantos en Página 12, ha salido al ruedo de la disputa bonaerense Hannibal Fernández: “Con las encuestas en mano, le planteó la situación a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que le dio ’una manija bárbara’ y el visto bueno para cambiar de tablero. Así, el jefe de Gabinete buscará instalarse esta semana para dar pelea en el principal distrito del país. Él, que alguna vez se definió como duhaldista portador sano, utiliza una frase del ex presidente interino para justificar sus aspiraciones: `Duhalde decía que para ser gobernador bonaerense hay que ser una figura nacional, y ninguno de los demás precandidatos cumplen esa condición”.

Lo cierto es que para la crisis que señala Mocca respecto al PJ como “peronismo del orden”, contrapuesto a lo que hemos señalado como “peronismo de la contención”, se impone la estrategia de Scioli con mayor o menor cerco kirchnerista en las listas legislativas. Un giro a derecha de todo el kirchnerismo con un salto en su pase de la “contención” al “orden” pero sin pasarse aún de la relación de fuerzas.Como sostiene Julio Blanck en Clarín, Scioli siente que ya hizo los deberes.

El problema del “núcleo duro” del kirchnerismo (y no hablamos acá de los “portadores sanos”, sino de “la juventud maravillosa”) y de las listas legislativas es que, en un país de cultura política hiperpresidencialista, la capacidad centrípeta, de cohesión de la tropa propia, difícilmente se logre desde el llano o en la Cámara de Diputados. Esto desvela a los armadores K que miden a Máximo o especulan con cargos varios para CFK desde donde poder actuar como líder del movimiento o al menos de su propia fracción antes de que la gran mayoría comience a bailar al ritmo que imponga el nuevo dueño de los favores de la caja.

La fuerza social y la disputa por las paritarias

El otro poder real que se coló en estas elecciones es el de la clase trabajadora. Luego de la gran demostración de fuerzas que fue el paro del 31M, la discusión de las paritarias reavivó el avispero. La orden de Cristina de no firmar paritarias que se acerquen siquiera al 30 % incomoda a los burócratas, sobre todo a los afines al Gobierno. Armando Cavalieri vio rechazado por el Ministerio que comanda Tomada su acuerdo paritario del 30 % con las Cámaras de Comercio.

Carpena analiza que “Hasta los dirigentes más fieles al kirchnerismo hablan como si fueran trotskistas y amenazan con pasarse a la oposición. Es que se ven presionados por sus bases e influenciados por la cruda lógica electoral, en la cual pesa el poco tiempo que le queda de mandato a Cristina, el maltrato al que somete a los dirigentes gremiales y la necesidad sindical de darle señales al próximo gobierno de que será difícil ajustar los sueldos”.

Si bien discursivamente se pueden intentar ubicar a la izquierda, lo cierto es que el paro de la UOM que tanto agita Caló tarda más en llegar que los trenes de Randazzo.
Ninguno de los candidatos patronales puede dar una respuesta satisfactoria a los trabajadores, solo demagogia, con respecto a su salario. Todos juegan para sectores patronales que exigen paritarias a la baja.

En este sentido, la alianza de burócratas sindicales con los distintos candidatos abre o abrirá una crisis con su base. La incapacidad de lograr mejoras salariales importantes, cuando los trabajadores saben que es un buen momento para pelear (incomoda mucho una lucha en año electoral), puede hacer cada vez mayor el descontento y que los trabajadores busquen otra opción en quien depositar su voto.

Del otro lado de la pared… el Frente de Izquierda

Existe un acuerdo común entre los editorialistas de ocultar deliberadamente al Frente de Izquierda, pese a que cuando se compara las elecciones entre las categorías que se votan se ve un crecimiento que hasta triplica las votaciones.

Mario Wainfeld analiza el desempeño del PRO, del FpV, de Massa, del MPN y hasta del delasotismo. Sin llegar al ridículo de otros columnistas como Andrés Malamud en “Bastión Digital”, el de Página 12 tiene la dignidad de poner al MPN parcialmente en su lugar tras la peor elección de su historia, aunque sin mencionar que el FIT duplicó sus diputados, ambos trabajadores. También marca los límites del massismo y de su acuerdo “cordobesista”, que puede tener resultante cero si él no le aporta mucho a Massa y si De la Sota no supera la frontera mediterránea.

Lejos de ser un fenómeno electoral, el FIT tiene una base real y orgánica en sectores puntuales del proletariado, que ven que la salida pasa por la organización independiente. Además de ello cuenta con simpatía de sectores importantes por su participación en los paros generales, la defensa del salario y los puestos de trabajo, las luchas democráticas y antirrepresivas, los derechos de la mujer, el movimiento estudiantil, etc. Sus diputados ganan lo mismo que un trabajador medio, poniendo el resto para aportar a la organización independiente, y sus bancas están claramente al servicio de las luchas de los trabajadores y del pueblo.

En Santa Fe se destacó por la lucha contra el fraude que intentó imponer el socialismo, logrando superar el piso proscriptivo de las PASO con una destacada participación de los fiscales en el recuento definitivo que defendieron todos y cada uno de los votos del FIT.

En estas horas, un nuevo acto eleccionario se desarrolla en la ciudad de Mendoza, donde Nicolás del Caño, diputado nacional del PTS en el Frente de Izquierda encabeza la lista de Intendente.

El Frente de Izquierda puede, y debe, capitalizar ese descontento.


Editorial de editoriales II: El sueño de los justos