Apenas anunció su candidatura para gobernador, el diputado Pablo Carro lamentó no haber podido acordar con Schiaretti una lista de unidad.
Lunes 11 de marzo de 2019 20:10
Hace dos semanas, el kirchnerismo cordobés confirmó que su candidato a gobernador será el actual diputado Pablo Carro. El ex dirigente del gremio de docentes universitarios y de la CTA llegó a la Cámara Baja hace dos años con el 10 % de los votos. La confirmación llegó después de un año cruzado de intentos de acercamiento entre el kirchnerismo y el delasotismo. Luego de la repentina muerte de De la Sota, a los K se les tornó bastante más dificultoso negociar con Unión por Córdoba, ya que Schiaretti ha manifestado en numerosas ocasiones que “Cristina es el límite”.
Sin embargo, una vez lanzado como candidato, Carro se “disculpó” con la militancia por no haber podido acordar con el gobernador una lista común. Esto no cayó muy bien en el Consejo de Organizaciones de Unidad Ciudadana Córdoba, que emitió un comunicado reafirmando “que hay lista propia en Córdoba, sin ningún margen para especular con la posibilidad de que esa lista no se presente”. No hace falta ser muy perspicaz para leer en esta declaración que Carro y otros dirigentes siguen esperando ansiosos una llamada del Centro Cívico que les ofrezca lugares expectables en la lista de Unión por Córdoba.
Más allá de lo que suceda finalmente con las listas electorales de este año, no son pocos los legisladores y dirigentes K que se han entregado al peronismo con armas y bagajes en el último tiempo. Repasemos:
Un adelantado: En marzo del 2016, apenas iniciado el tercer mandato de Schiaretti, el legislador Ricardo Vissani, dirigente del Movimiento Evita, dejó el bloque kirchnerista Córdoba Podemos y se pasó a Unión por Córdoba. Esto le permitió al oficialismo tener quórum propio en la Unicameral.
Buitres: Unas semanas más tarde, el diputado Ernesto “Tatú” Bernabey dejó el Frente para la Victoria para formar un monobloque y votó a favor del acuerdo propuesto por el Gobierno con los fondos buitre. Bernabey había asumido en reemplazo de Carolina Scotto cuando la ex rectora de la UNC renunció a su banca en agosto del 2014. En junio del 2017, el diputado Andrés Guzmán también dejó el FpV y se unió a Bernabey. Guzmán también provenía del Movimiento Evita.
Un bloque cada vez más chico: En noviembre del 2016, Nora Bedano y Fernando Salvi también se pasaron a Unión por Córdoba en la Legislatura de Córdoba. Bedano luego fue nombrada al frente de la Agencia Córdoba Cultura. El bloque kirchnerista se quedó con cinco integrantes.
Pueblo Peronista: En abril del 2017, 400 integrantes de La Jauretche formaron la agrupación Pueblo Peronista y se unieron al PJ, bajo el madrinazgo de Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti. El acto de presentación se realizó nada menos que en el SMATA, una de las burocracias más pro patronales de Córdoba.
En campaña: Semanas antes de las elecciones generales del 2017, Sergio Flores, uno de los candidatos del Frente Córdoba Ciudadana se pasó al PJ.
La indecisa: En abril del año pasado, la legisladora Liliana Montero abandonó Córdoba Podemos para formar un monobloque. Lo hizo luego de la votación de la reforma política, en la que el kirchnerismo acompañó al PJ mientras Cambiemos se retiraba del recinto. Montero comenzó su carrera política en la UCR, pasó luego por el juecismo y recaló en el kirchnerismo recién en 2015. En los últimos meses, se ha sacado fotos con dirigentes de prácticamente todos los partidos de Córdoba, excepto el FIT.
Villa María: El kirchnerismo tenía en la tercera ciudad de Córdoba un bastión. Martín Gill fue funcionario y diputado del Frente para la Victoria e inclusive fue electo intendente de Villa María en el 2015 con ese sello. Apenas conocida la derrota en noviembre de ese año, se fue acercando cada vez más a Schiaretti. Eduardo Accastello, que ese año había sido el candidato a gobernador de Córdoba Podemos, volvió al redil justicialista luego de la muerte de De la Sota.
Gremios: El kirchnerismo dirige varios gremios importantes en Córdoba: docentes (UEPC), recolectores de residuos (Surrbac), Adiuc (docentes universitarios). Más allá de alguna marcha cada tanto para “resistir el ajuste” de Macri, nunca levantaron ni un dedo contra los ataques de Schiaretti, ni siquiera cuando en el 2017 se aprobó la ley de servicios esenciales que criminaliza la huelga. No son pocos los dirigentes que están negociando permanentemente su pase al oficialismo provincial.
Cada vez que un dirigente kirchnerista pega el salto a Unión por Córdoba, lo justifica haciendo profesión de fe peronista. Pero el peronismo aplica su programa en Córdoba desde hace 20 años, atacando claramente a los trabajadores y los sectores populares. Entre sus banderas están la precarización laboral, los enormes beneficios a las principales empresas multinacionales, la persecución a los pibes de los barrios con la narcopolicía provincial y el manejo clientelar de los sectores más postergados mediante planes de miseria y un control social absoluto en estos lugares. A esto se suma la depredación del medio ambiente de un modelo de sojización y desmonte.
En el plano nacional, el Peronismo Federal en el que milita Schiaretti votó todas y cada una de las leyes de ajuste del macrismo. Los diputados y diputadas de Unión por Córdoba votaron en contra de la legalización del aborto y llegaron a presentar un aberrante proyecto para crear una “Asignación Universal para Mujeres Embarazadas por Violación”.
Como se dijo al principio, las disculpas de Carro preanuncian un nuevo desfalco a la militancia kirchnerista de Córdoba, hoy reducida a un puñado de organizaciones menores. El historial descripto demuestra que las listas K terminan siendo una colectora para fortalecer al oficialismo provincial.