Una jornada masiva que impone un límite al Gobierno. El uso y abuso político de una movilización imponente.

Fernando Rosso @RossoFer
Jueves 23 de marzo de 2017
La multitudinaria movilización de este miércoles volvió a reafirmar la decisión del conjunto de los docentes de pelear por sus derechos. Pone un límite contundente a la mentada “thatcherización” del macrismo que apostó a un todo o nada con el objetivo de infligir una derrota testigo, que a la vez contenga un mensaje disciplinador hacia todos los trabajadores.
La jornada también evidenció el apoyo de la población en la que no entró la campaña de demonización del Gobierno en los términos que ellos buscaban.
El conflicto está plenamente abierto y sus resultados no se calibrarán sólo en términos sindicales, también gravitarán en el terreno político. Si el Gobierno se ve obligado a ceder -aunque sea “algo”-, más allá de lo que implique en el terreno salarial, políticamente habrá retrocedido de su propia intransigencia y no terminará conformando a nadie: ni a su núcleo duro que pide “leña” contra los docentes (y contra los sindicatos en general), ni a la docencia, ni a la población afectada por un conflicto que se podía haber solucionado antes. Si mantiene una postura inclaudicable, la jornada de ayer mostró que hay disposición para una dura pulseada.
Sin embargo, casi la totalidad de los secretarios generales que hablaron en el palco, tiñeron el final de la jornada de un tono electoralista en general y de apoyo “a la vuelta” del kirchnerismo en particular. Esto obliga a plantear algunos fundamentos que muestran terminantemente que esta estrategia es perjudicial no sólo para los docentes, sino para el todo movimiento obrero:
Haz lo que yo digo… El argumento más evidente y que venimos denunciando en La Izquierda Diario es un hecho inocultable: donde el kirchnerismo más “puro” gobierna, en Santa Cruz, Alicia Kirchner tiene una propuesta para la paritaria docente que sería la envidia de María Eugenia Vidal. La ausencia de esta denuncia, así como a todos los gobernadores peronistas que son sostenes de la gobernabilidad de Macri y lo acompañan sigilosamente en esta cruzada, es bochornosamente cómplice. Esto no debería sorprender, ya que Cristina Fernández "hizo escuela" de la afrenta y estigmatización contra los docentes ("trabajan cuatro horas, tienen tres meses de vacaciones"), indignas banderas que hoy Cambiemos retoma de sus frágiles manos.
La columna vertebral… de Macri. Daniel Ricci de la Federación de Docentes de las Universidades (Fedun), agradeció “a los compañeros de la CGT y la CTA que siempre apoyan a los reclamos de los docentes”. Este es otro acto de encubrimiento hacia quienes hasta ahora fueron “la columna vertebral” de Cambiemos que luego de casi un año y medio de ajuste y después de un vergonzoso final del acto el 7 de marzo, convocaron sin mucha convicción a un paro general para el 6 de abril. Pero incluso este paro “de ganas caídas” comienza a ser puesto en duda por varios dirigentes. Juan Carlos Schmid dijo que le “parece” que la huelga tiene carácter irreversible: si a “seguro” se lo llevaron preso, ni preguntemos lo que pasó con “parece”.
Unidos y amontonados. Pero fue Carlos Defeo, secretario general de la Confederación Nacional de Docentes Universitario (Conadu) el que puso en palabras concluyentes lo que los otros dejaban trascender de forma elíptica: “Queremos que en 2019 esta plaza se vuelva a llenar de alegría, como la tuvimos en los últimos años”, aseguró Defeo. El saludo con sonrisas de Roberto Baradel y los otros dirigentes, valió más que mil palabras. Aquí queda al desnudo el uso político que pretende hacer el grueso de la dirigencia sindical. Más allá de las ilusiones o aspiraciones de muchos de los docentes que quieren combatir políticamente a Macri, el proyecto realmente existente y anunciado por Cristina Fernández (“Frente Ciudadano”, “Nueva Mayoría”) es el de participar de un armado que unifique a todos los garantes de la gobernabilidad de Cambiemos.
A los gobernadores peronistas, a los diputados y senadores que votaron las leyes nodales solicitadas por el Gobierno y a los burócratas sindicales que fueron garantía de pasividad ante el ajuste. Todos juntos dentro del peronismo: desde el “traidor” Miguel Ángel Pichetto, hasta el prófugo Florencio Randazzo; desde los elásticos y papales referentes del Movimiento Evita hasta el patotero Ricardo Pignanelli (Smata) o el dúctil Antonio Caló (UOM). Más allá de posibles enfrentamientos en las primarias, en octubre estarán en la mayoría de los distritos “unidos y amontonados”.
Enfrentar políticamente al macrismo, además de reclamar por el salario, puede ser una aspiración legítima e incluso necesaria de muchos docentes y trabajadores en general, pero dudamos que la inmensa mayoría de los que participan o apoyan esta lucha clave quieran reconstruir un proyecto con todos lo que son garantes de la gobernabilidad de Cambiemos, cómplices de su ajuste y pilares de su orden. En la jornada de ayer, los docentes dieron otra clase de lucha y se merecen política de otra clase.

Fernando Rosso
Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.